La Biblia hoy - Nueva Versión Internacional

Un plan de lectura bíblica diaria y consejos para saber cómo leer la Biblia adecuadamente

Al leer la Biblia cada día, permita que las Escrituras le hablen. Aquí tiene algunos consejos:

  • Antes de comenzar su lectura ore a Dios pidiéndole que él le hable por su Palabra.

  • Busque un lugar tranquilo y lea el texto con atención.

  • Hágase ciertas preguntas: ¿Por qué escribió Dios esto? ¿Qué me quiere enseñar? ¿Cómo lo puedo aplicar a mi vida?

  • Ore al Señor pidiéndole que le dé el poder para poner en práctica lo aprendido.

Fecha seleccionada: 27/04/2024

2 Reyes 7-9

Capítulo 7

 1Eliseo contestó: Oigan la palabra del Señor, que dice así: Mañana a estas horas, a la entrada de Samaria, podrá comprarse una medida de flor de harina con una sola moneda de plata, y hasta una doble medida de cebada por el mismo precio. 2El ayudante personal del rey replicó: ¡No me digas! Aun si el Señor abriera las ventanas del cielo, ¡no podría suceder tal cosa! Pues lo verás con tus propios ojos le advirtió Eliseo, pero no llegarás a comerlo. 3Ese día, cuatro hombres que padecían de lepra se hallaban a la entrada de la ciudad. ¿Qué ganamos con quedarnos aquí sentados, esperando la muerte? se dijeron unos a otros. 4No ganamos nada con entrar en la ciudad. Allí nos moriremos de hambre con todos los demás, pero si nos quedamos aquí, nos sucederá lo mismo. Vayamos, pues, al campamento de los sirios, para rendirnos. Si nos perdonan la vida, viviremos; y si nos matan, de todos modos moriremos. 5Al anochecer se pusieron en camino, pero cuando llegaron a las afueras del campamento sirio, ¡ya no había nadie allí! 6Y era que el Señor había confundido a los sirios haciéndoles oír el ruido de carros de combate y de caballería, como si fuera un gran ejército. Entonces se dijeron unos a otros: "¡Seguro que el rey de Israel ha contratado a los reyes hititas y egipcios para atacarnos!" 7Por lo tanto, emprendieron la fuga al anochecer abandonando tiendas de campaña, caballos y asnos. Dejaron el campamento tal como estaba, para escapar y salvarse. 8Cuando los leprosos llegaron a las afueras del campamento, entraron en una de las tiendas de campaña. Después de comer y beber, se llevaron de allí plata, oro y ropa, y fueron a esconderlo todo. Luego regresaron, entraron en otra tienda, y también de allí tomaron varios objetos y los escondieron. 9Entonces se dijeron unos a otros: Esto no está bien. Hoy es un día de buenas noticias, y no las estamos dando a conocer. Si esperamos hasta que amanezca, resultaremos culpables. Vayamos ahora mismo al palacio, y demos aviso. 10Así que fueron a la ciudad y llamaron a los centinelas. Les dijeron: "Fuimos al campamento de los sirios y ya no había nadie allí. Sólo se oía a los caballos y asnos, que estaban atados. Y las tiendas las dejaron tal como estaban." 11Los centinelas, a voz en cuello, hicieron llegar la noticia hasta el interior del palacio. 12Aunque era de noche, el rey se levantó y les dijo a sus ministros: Déjenme decirles lo que esos sirios están tramando contra nosotros. Como saben que estamos pasando hambre, han abandonado el campamento y se han escondido en el campo. Lo que quieren es que salgamos, para atraparnos vivos y entrar en la ciudad. 13Uno de sus ministros propuso: Que salgan algunos hombres con cinco de los caballos que aún quedan aquí. Si mueren, no les irá peor que a la multitud de israelitas que está por perecer. ¡Enviémoslos a ver qué pasa! 14De inmediato los hombres tomaron dos carros con caballos, y el rey los mandó al campamento del ejército sirio, con instrucciones de que investigaran. 15Llegaron hasta el Jordán, y vieron que todo el camino estaba lleno de ropa y de objetos que los sirios habían arrojado al huir precipitadamente. De modo que regresaron los mensajeros e informaron al rey, 16y el pueblo salió a saquear el campamento sirio. Y tal como la palabra del Señor lo había dado a conocer, se pudo comprar una medida de flor de harina con una sola moneda de plata, y hasta una doble medida de cebada por el mismo precio. 17El rey le había ordenado a su ayudante personal que vigilara la entrada de la ciudad, pero el pueblo lo atropelló ahí mismo, y así se cumplió lo que había dicho el hombre de Dios cuando el rey fue a verlo. 18De hecho, cuando el hombre de Dios le dijo al rey: "Mañana a estas horas, a la entrada de Samaria, podrá comprarse una doble medida de cebada con una sola moneda de plata, y una medida de flor de harina por el mismo precio", 19ese oficial había replicado: "¡No me digas! Aun si el Señor abriera las ventanas del cielo, ¡no podría suceder tal cosa!" De modo que el hombre de Dios respondió: "Pues lo verás con tus propios ojos, pero no llegarás a comerlo." 20En efecto, así ocurrió: el pueblo lo atropelló a la entrada de la ciudad, y allí murió.

Capítulo 8

Los bienes de la sunamita devueltos

 1Ahora bien, Eliseo le había dicho a la mujer a cuyo hijo él había revivido: "Anda, vete con tu familia a vivir donde puedas, porque el Señor ha ordenado que haya una gran hambre en el país, y que ésta dure siete años." 2La mujer se dispuso a seguir las instrucciones del hombre de Dios y se fue con su familia al país de los filisteos, donde se quedó siete años. 3Al cabo de los siete años, cuando regresó del país de los filisteos, la mujer fue a rogarle al rey que le devolviera su casa y sus tierras. 4En esos momentos el rey estaba hablando con Guiezi, el criado del hombre de Dios, y le había dicho: "Cuéntame todas las maravillas que ha hecho Eliseo." 5Y precisamente cuando Guiezi le contaba al rey que Eliseo había revivido al niño muerto, la madre llegó para rogarle al rey que le devolviera su casa y sus tierras. Así que Guiezi dijo: Mi señor y rey, ésta es la mujer, y éste es el hijo que Eliseo revivió. 6El rey le hizo preguntas a la mujer, y ella se lo contó todo. Entonces el rey le ordenó a un funcionario que se encargara de ella y le dijo: Devuélvele todo lo que le pertenecía, incluso todas las ganancias que hayan producido sus tierras, desde el día en que salió del país hasta hoy. Jazael, rey de Siria

Hazael reina en Siria

 7Luego Eliseo se fue a Damasco. Ben Adad, rey de Siria, estaba enfermo, y cuando le avisaron que el hombre de Dios había llegado, 8le ordenó a Jazael: "Llévale un regalo al hombre de Dios. Cuando lo veas, consulta al Señor por medio de él para saber si me voy a recuperar de esta enfermedad." 9Jazael fue a ver a Eliseo, y como regalo le llevó de las mejores mercancías de Damasco, cargadas en cuarenta camellos. Cuando llegó, se presentó ante él y le dijo: Ben Adad, rey de Siria, su servidor, me ha enviado para preguntarle si él se va a recuperar de su enfermedad. 10Eliseo respondió: Ve y dile que sobrevivirá a esa enfermedad, aunque el Señor me ha revelado que de todos modos va a morir. 11Luego Eliseo se quedó mirándolo fijamente, hasta que Jazael se sintió incómodo. Entonces el hombre de Dios se echó a llorar. 12¿Por qué llora mi señor? le preguntó Jazael. Porque yo sé bien que vas a causarles mucho daño a los israelitas respondió. Vas a incendiar sus fortalezas, y a matar a sus jóvenes a filo de espada; despedazarás a los niños y les abrirás el vientre a las mujeres embarazadas. 13Jazael exclamó: ¡Qué es este servidor de usted sino un pobre perro! ¿Cómo es posible que haga tal cosa? Entonces Eliseo le declaró: El Señor me ha revelado que vas a ser rey de Siria. 14Jazael se despidió de Eliseo y regresó para presentarse ante su rey. Cuando Ben Adad le preguntó qué le había dicho Eliseo, Jazael le respondió: Me dijo que usted sobrevivirá a su enfermedad. 15Pero al día siguiente tomó una colcha y, empapándola en agua, le tapó la cara al rey hasta asfixiarlo. Así fue como Jazael usurpó el trono. Jorán, rey de Judá

Reinado de Joram de Judá

 16En el quinto año del reinado de Jorán hijo de Acab, rey de Israel y contemporáneo de Josafat, rey de Judá, Jorán hijo de Josafat ascendió al trono de Judá. 17Tenía treinta y dos años cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén ocho años. 18Jorán hizo lo que ofende al Señor, pues siguió el mal ejemplo de los reyes de Israel, como lo había hecho la familia de Acab, y llegó incluso a casarse con la hija de Acab. 19Pero el Señor no quiso destruir a Judá por consideración a su siervo David, pues le había prometido mantener encendida para siempre una lámpara para él y sus descendientes. 20En tiempos de Jorán, los edomitas se sublevaron contra Judá y se nombraron su propio rey. 21Por lo tanto, Jorán marchó sobre Zaír con todos sus carros de combate. Los edomitas cercaron a Jorán y a los capitanes de los carros, pero durante la noche Jorán logró abrirse paso; sin embargo, su ejército se dispersó. 22Desde entonces Edom ha estado en rebelión contra Judá, al igual que la ciudad de Libná, que en ese mismo tiempo se sublevó. 23Los demás acontecimientos del reinado de Jorán, y todo lo que hizo, están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá. 24Cuando murió, fue sepultado con sus antepasados en la Ciudad de David. Y su hijo Ocozías lo sucedió en el trono. Ocozías, rey de Judá

Reinado de Ocozías de Judá

 25En el año duodécimo de Jorán hijo de Acab, rey de Israel, Ocozías hijo de Jorán ascendió al trono de Judá. 26Tenía veintidós años cuando ascendió al trono, y reinó en Jerusalén un año. Su madre era Atalía, nieta de Omrí, rey de Israel. 27Ocozías hizo lo que ofende al Señor, pues siguió el mal ejemplo de la familia de Acab, con la que estaba emparentado. 28Ocozías, junto con Jorán hijo de Acab, marchó hacia Ramot de Galaad para hacerle guerra a Jazael, rey de Siria, pero en la batalla los sirios hirieron a Jorán. 29Por eso el rey Jorán tuvo que regresar a Jezrel, para reponerse de las heridas que había recibido de los sirios en Ramot, cuando luchó contra Jazael, rey de Siria. Como Jorán hijo de Acab convalecía en Jezrel, Ocozías hijo de Jorán, rey de Judá, fue a visitarlo.

Capítulo 9

Jehú es ungido rey de Israel

 1Un día, el profeta Eliseo llamó a un miembro de la comunidad de los profetas. "Arréglate la ropa para viajar le ordenó. Toma este frasco de aceite y ve a Ramot de Galaad. 2Cuando llegues, busca a Jehú, hijo de Josafat y nieto de Nimsi. Ve adonde esté, apártalo de sus compañeros y llévalo a un cuarto. 3Toma entonces el frasco, derrama el aceite sobre su cabeza y declárale: Así dice el Señor: ?Ahora te unjo como rey de Israel. Luego abre la puerta y huye; ¡no te detengas!" 4Acto seguido, el joven profeta se fue a Ramot de Galaad. 5Cuando llegó, encontró reunidos a los capitanes del ejército y les dijo: Tengo un mensaje para el capitán. ¿Para cuál de todos nosotros? preguntó Jehú. Para usted, mi capitán respondió. 6Jehú se levantó y entró en la casa. Entonces el profeta lo ungió con el aceite y declaró: "Así dice el Señor, Dios de Israel: Ahora te unjo como rey sobre mi pueblo Israel. 7Destruirás a la familia de Acab, tu señor, y así me vengaré de la sangre de mis siervos los profetas; castigando a Jezabel, vengaré la sangre de todos mis siervos. 8Toda la familia de Acab perecerá, pues de sus descendientes en Israel exterminaré hasta el último varón, esclavo o libre. 9Haré con ellos lo mismo que hice con la familia de Jeroboán hijo de Nabat y con la familia de Basá hijo de Ahías. 10Y en cuanto a Jezabel, los perros se la comerán en el campo de Jezrel, y nadie le dará sepultura. " Acto seguido, el profeta abrió la puerta y huyó. 11Cuando Jehú salió para volver a reunirse con los capitanes, uno de ellos le preguntó: ¿Todo bien? ¿Qué quería ese loco? Ustedes ya lo conocen respondió, y saben cómo habla. 12¡Pamplinas! replicaron. Dinos la verdad. Jehú admitió: Esto es lo que me declaró, palabra por palabra: Así dice el Señor: ?Ahora te unjo como rey de Israel. 13Dicho esto, todos se apresuraron a tender sus mantos sobre los escalones, a los pies de Jehú. Luego tocaron la trompeta y gritaron: "¡Viva el rey Jehú!"

Jehú mata a Joram

 14Entonces Jehú, hijo de Josafat y nieto de Nimsi, conspiró contra Jorán. Sucedió que Jorán, con todo el ejército israelita, había estado defendiendo Ramot de Galaad contra Jazael, rey de Siria, 15pero tuvo que regresar a Jezrel para reponerse de las heridas que había recibido de los sirios en la batalla. Así que Jehú les dijo a sus partidarios: "Si ustedes quieren que yo sea rey, no dejen que nadie salga de la ciudad para ir a Jezrel con el informe." 16Luego se montó en su carro de combate y fue a Jezrel, pues allí se estaba recuperando Jorán, a quien también Ocozías, rey de Judá, había ido a visitar. 17Cuando el centinela que vigilaba desde la torre de Jezrel vio que las tropas de Jehú se acercaban, gritó: ¡Se acercan unas tropas! En seguida Jorán ordenó: Llama a un jinete y mándalo al encuentro de las tropas para preguntarles si vienen en son de paz. 18El jinete se fue al encuentro de Jehú y le dijo: El rey quiere saber si vienen en son de paz. ¿Y a ti qué te importa? replicó Jehú. Ponte allí atrás. Entonces el centinela anunció: El mensajero ya llegó hasta ellos, pero no lo veo regresar. 19Por tanto, el rey mandó a otro jinete, el cual fue a ellos y repitió: El rey quiere saber si vienen en son de paz. Eso a ti no te importa replicó Jehú. Ponte allí atrás. 20El centinela informó de nuevo: Ya llegó el mensajero hasta ellos, pero a él tampoco lo veo regresar. Además, el que conduce el carro ha de ser Jehú hijo de Nimsi, pues lo hace como un loco. 21¡Enganchen el carro! exclamó Jorán. Así lo hicieron. Y en seguida Jorán, rey de Israel, y Ocozías, rey de Judá, cada uno en su carro, salieron y se encontraron con Jehú en la propiedad que había pertenecido a Nabot el jezrelita. 22Cuando Jorán vio a Jehú, le preguntó: Jehú, ¿vienes en son de paz? ¿Cómo puede haber paz mientras haya tantas idolatrías y hechicerías de tu madre Jezabel? replicó Jehú. 23Jorán se dio la vuelta para huir, mientras gritaba: ¡Traición, Ocozías! 24Pero Jehú, que ya había tensado su arco, le disparó a Jorán por la espalda, y la flecha le atravesó el corazón. Jorán se desplomó en el carro, 25y Jehú le ordenó a su ayudante Bidcar: Saca el cadáver y tíralo en el terreno que fue propiedad de Nabot el jezrelita. Recuerda el día en que tú y yo conducíamos juntos detrás de Acab, padre de Jorán, y el Señor pronunció contra él esta sentencia: 26Ayer vi aquí la sangre de Nabot y de sus hijos. Por lo tanto, juro que en este mismo terreno te haré pagar por ese crimen. Yo, el Señor, lo afirmo. Saca, pues, el cadáver y tíralo en el terreno, según la palabra que dio a conocer el Señor.

Jehú mata a Ocozías

 27Cuando Ocozías, rey de Judá, vio lo que pasaba, huyó en dirección a Bet Hagán. Pero Jehú lo persiguió, y ordenó: ¡Mátenlo a él también! Y lo hirieron en su carro cuando iba por la cuesta de Gur, cerca de Ibleam, pero logró escapar y llegar a Meguido. Allí murió. 28Luego sus siervos trasladaron el cuerpo a Jerusalén, la Ciudad de David, donde lo sepultaron en su tumba, junto a sus antepasados. 29Ocozías había ascendido al trono en el undécimo año del reinado de Jorán hijo de Acab.

Muerte de Jezabel

 30Cuando Jezabel se enteró de que Jehú estaba regresando a Jezrel, se sombreó los ojos, se arregló el cabello y se asomó a la ventana. 31Al entrar Jehú por la puerta de la ciudad, ella le preguntó: ¿Cómo estás, Zimri, asesino de tu señor?[6] 32Levantando la vista hacia la ventana, Jehú gritó: ¿Quién está de mi parte? ¿Quién? Entonces se asomaron dos o tres oficiales, 33y Jehú les ordenó: ¡Arrójenla de allí! Así lo hicieron, y su sangre salpicó la pared y a los caballos que la pisotearon. 34Luego Jehú se sentó a comer y beber, y dio esta orden: Ocúpense de esa maldita mujer; denle sepultura, pues era hija de un rey. 35Pero cuando fueron a enterrarla, no encontraron más que el cráneo, los pies y las manos. 36Así que volvieron para informarle a Jehú, y éste comentó: Se ha cumplido la palabra que el Señor dio a conocer por medio de su siervo Elías el tisbita, que dijo: En el campo de Jezrel los perros se comerán a Jezabel. 37De hecho, el cadáver de Jezabel será como estiércol en el campo de Jezrel, y nadie podrá identificarla ni decir: Ésta era Jezabel.

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La Biblia en un año
"Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes."
(Dt 6:6-7)

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