Biblia online - 2 Reyes 4
Reina Valera 1995
2 Reyes 4
El aceite de la viuda
1Una de las mujeres de los hijos de los profetas clamó a Eliseo diciendo: --Tu siervo, mi marido, ha muerto, y tú sabes que tu siervo era temeroso de Jehová. Pero el acreedor ha venido para llevarse a dos hijos míos como siervos.2Eliseo le dijo: --¿Qué puedo yo hacer por ti? Dime qué tienes en tu casa. Ella respondió: --Tu sierva no tiene ninguna cosa en la casa, sino una vasija de aceite.3Él le dijo: --Ve y pídeles vasijas prestadas a todos tus vecinos, vasijas vacías, todas las que puedas conseguir.4Luego entra y enciérrate junto a tus hijos. Ve llenando todas las vasijas y poniendo aparte las que estén llenas.5Se fue la mujer y se encerró con sus hijos. Ellos le traían las vasijas y ella echaba del aceite.6Cuando las vasijas estuvieron llenas, dijo a uno de sus hijos: --Tráeme otras vasijas. --No hay más vasijas --respondió él. Entonces cesó el aceite.7Ella fue a contárselo al hombre de Dios, el cual dijo: --Ve, vende el aceite y paga a tus acreedores; tú y tus hijos vivid de lo que quede.Eliseo y la sunamita
8Aconteció también que un día pasaba Eliseo por Sunem, y una mujer importante que allí vivía le invitó insistentemente a que se quedara a comer. Cuando él pasaba por allí, venía a la casa de ella a comer.9Entonces la mujer dijo a su marido: --Mira, yo sé que este que siempre pasa por nuestra casa es un santo hombre de Dios.10Te ruego que hagamos un pequeño aposento de paredes, pongamos allí una cama, una mesa, una silla y un candelabro, para que cuando él venga a visitarnos, se quede en él.11Aconteció que un día vino él por allí, se quedó en aquel aposento y allí durmió.12Entonces dijo a Giezi, su criado: --Llama a esta sunamita. El criado la llamó, y cuando ella se presentó ante él,13Eliseo dijo a Giezi: --Dile: "Ciertamente te has mostrado solícita hacia nosotros con todo este esmero; ¿qué quieres que haga por ti? ¿Necesitas que hable por ti al rey, o al general del ejército?" --Yo habito en medio de mi pueblo --respondió ella.14--¿Qué, pues, haremos por ella? --dijo él. Y Giezi respondió: --Ella no tiene hijos y su marido es viejo.15--Llámala --dijo Eliseo. Él la llamó y ella se paró en la puerta.16Entonces Eliseo le dijo: --El año que viene, por este tiempo, sostendrás un hijo en tus brazos. Ella dijo: --No, señor mío, varón de Dios, no te burles de tu sierva.17Al año siguiente, la mujer concibió y dio a luz un hijo, en el tiempo que Eliseo le había dicho.18Y el niño creció. Pero un día en que vino a ver a su padre, que estaba con los segadores,19comenzó a gritarle: --¡Ay, mi cabeza, mi cabeza! --Llévalo a su madre --dijo el padre a un criado.20Este lo tomó y lo llevó a su madre, la cual lo tuvo sentado sobre sus rodillas hasta el mediodía, cuando murió.21Subió ella entonces, lo puso sobre la cama del hombre de Dios y, cerrando la puerta, salió.22Luego llamó a su marido y le dijo: --Te ruego que envíes conmigo a alguno de los criados y una de las asnas, para que yo vaya corriendo a ver al varón de Dios y regrese enseguida.23--¿Para qué vas a verlo hoy? No es luna nueva ni día de reposo --dijo él. --Quédate tranquilo --respondió ella.24Después hizo ensillar el asna, y dijo al criado: --Guía y adelante. No hagas que me detenga en el camino, sino cuando yo te lo diga.25Partió, pues, y llegó al monte Carmelo, donde estaba el varón de Dios. Cuando el varón de Dios la vio de lejos, dijo a su criado Giezi: --Ahí viene la sunamita.26Te ruego que vayas ahora corriendo a recibirla y le digas: "¿Te va bien a ti? ¿Les va bien a tu marido y a tu hijo?" --Bien --dijo ella.27Cuando llegó adonde estaba el varón de Dios en el monte, se asió de sus pies. Giezi se acercó para apartarla, pero el varón de Dios le dijo: --Déjala, porque su alma está muy angustiada y Jehová me ha ocultado el motivo; no me lo ha revelado.28Ella dijo: --¿Acaso le pedí yo un hijo a mi señor? ¿No te dije yo que no te burlaras de mí?29Eliseo dijo entonces a Giezi: --Ciñe tu cintura, toma mi bastón en tu mano y ve. Si te encuentras con alguien, no lo saludes, y si alguien te saluda, no le respondas. Luego pondrás mi bastón sobre el rostro del niño.30La madre del niño dijo: --¡Vive Jehová y vive tu alma, que no te dejaré!31Eliseo se levantó entonces y la siguió. Giezi se había adelantado a ellos y había puesto el bastón sobre el rostro del niño, pero este no tenía voz ni daba señales de vida; así que volvió a encontrarse con Eliseo y le dijo: --El niño no despierta.32Cuando Eliseo llegó a la casa, el niño ya estaba muerto, tendido sobre su cama.33Entró él entonces, cerró la puerta detrás de ambos y oró a Jehová.34Después subió y se tendió sobre el niño, poniendo su boca sobre la boca de él, sus ojos sobre sus ojos, y sus manos sobre las manos suyas. Se tendió así sobre él y el cuerpo del niño entró en calor.35Luego se levantó y se paseó por la casa de una a otra parte. Después subió y se tendió sobre el niño nuevamente. Entonces el niño estornudó siete veces y abrió sus ojos.36Eliseo llamó a Giezi y le dijo: "Llama a la sunamita". Giezi la llamó y, cuando ella entró, él le dijo: "Toma tu hijo".37Apenas ella entró, se echó a sus pies, postrada en tierra. Después tomó a su hijo y salió.Milagros en beneficio de los profetas
38Eliseo volvió a Gilgal cuando había mucha hambre en la tierra. Los hijos de los profetas estaban con él, por lo que dijo a su criado: "Pon una olla grande y haz potaje para los hijos de los profetas".39Uno de ellos salió al campo a recoger hierbas, halló una como parra montés y llenó su falda de calabazas silvestres. Regresó y las rebanó en la olla del potaje, pues no sabía lo que era.40Después sirvió para que comieran los hombres. Pero sucedió que al comer ellos de aquel guisado, empezaron a gritar: --¡Hombre de Dios, hay muerte en esa olla! Y no se lo pudieron comer.41Entonces Eliseo dijo: "Traed harina". La esparció en la olla y dijo: "Da de comer a la gente". Y no había ya ningún mal en la olla.42Llegó entonces un hombre de Baal-salisa, el cual trajo al hombre de Dios primicias de pan, veinte panes de cebada, y trigo nuevo en su espiga. Y Eliseo dijo: --Da a la gente para que coma.43Su sirviente respondió: --¿Cómo podré servir esto a cien hombres? Pero Eliseo insistió: --Da a la gente para que coma, porque así ha dicho Jehová: "Comerán y sobrará".44Entonces el criado les sirvió, ellos comieron y les sobró, conforme a la palabra de Jehová.
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