La Biblia hoy - Reina Valera 1995
Un plan de lectura bíblica diaria para leer toda la Biblia en un año
Al leer la Biblia cada día, permita que las Escrituras le hablen. Aquí tiene algunos consejos:
Antes de comenzar su lectura ore a Dios pidiéndole que él le hable por su Palabra.
Busque un lugar tranquilo y lea el texto con atención.
Hágase ciertas preguntas: ¿Por qué escribió Dios esto? ¿Qué me quiere enseñar? ¿Cómo lo puedo aplicar a mi vida?
Ore al Señor pidiéndole que le dé el poder para poner en práctica lo aprendido.
Capítulo 1
David oye de la muerte de Saúl
1Aconteció después de la muerte de Saúl, que vuelto David de derrotar a los amalecitas, estuvo dos días en Siclag. 2Al tercer día, llegó uno del campamento de Saúl, con los vestidos rotos y la cabeza cubierta de tierra. Cuando se presentó ante David, se postró en tierra e hizo una reverencia. 3David le preguntó: —¿De dónde vienes?—Me he escapado del campamento de Israel —le respondió él. 4—¿Qué ha acontecido? Te ruego que me lo digas —le preguntó David.
—El pueblo huyó de la batalla; han caído muchos del pueblo y murieron. También Saúl y su hijo Jonatán murieron —respondió él. 5Dijo David a aquel joven que le daba la noticia:
—¿Cómo sabes que han muerto Saúl y su hijo Jonatán? 6El joven que le daba la noticia respondió:
—Casualmente fui al monte Gilboa, y hallé a Saúl que se apoyaba sobre su lanza; tras él venían carros y gente de a caballo. 7Se volvió y al verme me llamó; yo respondí: Heme aquí. 8Me preguntó: ¿Quién eres tú? Yo le respondí: Soy amalecita. 9Luego me dijo: Te ruego que te acerques y me mates, porque se ha apoderado de mí la angustia; pues aún sigo vivo. 10Yo entonces me acerqué y lo maté, porque sabía que no podía vivir después de su caída. Tomé la corona que llevaba sobre su cabeza y el brazalete que tenía en su brazo, y se los he traído aquí a mi señor. 11Entonces David, tirando de sus vestidos, los rasgó, y lo mismo hicieron los hombres que estaban con él. 12Lloraron, se lamentaron y ayunaron hasta la noche, por Saúl y por su hijo Jonatán, por el pueblo de Jehová y por la casa de Israel, pues habían caído al filo de la espada. 13David preguntó luego a aquel joven que le había traído la noticia:
—¿De dónde eres tú?
—Soy hijo de un extranjero, amalecita —respondió él. 14—¿Cómo no tuviste temor de extender tu mano para matar al ungido de Jehová? —le dijo David. 15Entonces llamó David a uno de sus hombres, y le dijo:
—Ve y mátalo. Él lo hirió, y murió, 16mientras David decía:
—Tu sangre sea sobre tu cabeza, pues tu misma boca atestiguó contra ti, al decir: Yo maté al ungido de Jehová.
David endecha a Saúl y a Jonatán
17David entonó este lamento por Saúl y Jonatán, su hijo, 18y dijo que debía enseñarse a los hijos de Judá. Así está escrito en el libro de Jaser: 19¡Ha perecido la gloria de Israel sobre tus alturas!¡Cómo han caído los valientes! 20No lo anunciéis en Gat,
ni deis las nuevas en las plazas de Ascalón;
para que no se alegren las hijas de los filisteos,
para que no salten de gozo las hijas de los incircuncisos. 21Montes de Gilboa,
ni rocío ni lluvia caiga sobre vosotros,
ni seáis tierras de ofrendas;
porque allí fue desechado el escudo de los valientes,
el escudo de Saúl, como si no hubiera sido ungido con aceite. 22Sin la sangre de los muertos, sin la grasa de los valientes,
el arco de Jonatán jamás retrocedía,
ni la espada de Saúl volvió vacía. 23Saúl y Jonatán, amados y queridos;
inseparables en la vida, tampoco en su muerte fueron separados;
más ligeros eran que águilas,
más fuertes que leones. 24Hijas de Israel, llorad por Saúl,
quien os vestía de escarlata y lino fino,
quien adornaba vuestras ropas con ornamentos de oro. 25¡Cómo han caído los valientes en medio de la batalla!
¡Jonatán, muerto en tus alturas! 26Angustia tengo por ti, Jonatán, hermano mío,
cuán dulce fuiste conmigo.
Más maravilloso me fue tu amor
que el amor de las mujeres. 27¡Cómo han caído los valientes,
cómo han perecido las armas de guerra!
Capítulo 2
David es proclamado rey de Judá
1Después de esto aconteció que David consultó a Jehová diciendo:—¿Subiré a alguna de las ciudades de Judá? Jehová le respondió:
—Sube.
David volvió a preguntar:
—¿A dónde subiré?
—A Hebrón —le respondió él. 2David subió allá con sus dos mujeres, Ahinoam, la jezreelita y Abigail, la que fue mujer de Nabal, el de Carmel. 3También llevó David consigo a los hombres que lo acompañaban, cada uno con su familia, los cuales habitaron en las ciudades de Hebrón. 4Luego vinieron los hombres de Judá y ungieron allí a David como rey sobre la casa de Judá. Cuando avisaron a David que los de Jabes de Galaad habían sepultado a Saúl, 5envió unos mensajeros a los de Jabes de Galaad, diciéndoles: Benditos seáis vosotros de Jehová, por haber hecho esta obra de misericordia con vuestro señor, con Saúl, dándole sepultura. 6Ahora, pues, que Jehová os trate con misericordia y verdad. También yo os trataré bien por esto que habéis hecho. 7Esfuércense, pues, ahora vuestras manos y sed valientes; pues murió Saúl, vuestro señor, y los de la casa de Judá me han ungido para que sea su rey.
Guerra entre David y la casa de Saúl
8Pero Abner hijo de Ner, general del ejército de Saúl, tomó a Is-boset hijo de Saúl, lo llevó a Mahanaim 9y lo proclamó rey sobre Galaad, sobre Gesuri, sobre Jezreel, sobre Efraín, sobre Benjamín y sobre todo Israel. 10De cuarenta años era Is-boset hijo de Saúl cuando comenzó a reinar sobre Israel, y reinó dos años. Solamente los de la casa de Judá siguieron a David. 11El número de días que David reinó en Hebrón sobre la casa de Judá fue de siete años y seis meses. 12Abner hijo de Ner salió de Mahanaim a Gabaón con los siervos de Is-boset hijo de Saúl. 13Joab, hijo de Sarvia y los siervos de David salieron también y los encontraron junto al estanque de Gabaón; se pararon, los unos a un lado del estanque y los otros al otro lado. 14Dijo entonces Abner a Joab:—Levántense ahora los jóvenes y maniobren delante de nosotros.
Joab respondió:
—Que se levanten. 15Entonces se levantaron y avanzaron en número igual, doce de Benjamín por Is-boset hijo de Saúl, y doce de los siervos de David. 16Cada uno echó mano de la cabeza de su adversario y metió la espada en el costado de su adversario, y cayeron todos a la vez; por eso aquel lugar, que está en Gabaón, fue llamado Helcat-hazurim. 17Aquel día se libró una batalla muy reñida, y Abner y los de Israel fueron vencidos por los siervos de David. 18Estaban allí los tres hijos de Sarvia: Joab, Abisai y Asael. Asael, que era ligero de pies como una gacela del campo, 19se lanzó detrás de Abner, sin apartarse ni a derecha ni a izquierda. 20Abner volvió la vista y dijo:
—¿No eres tú Asael?
—Sí —respondió él. 21Entonces Abner le dijo:
—Apártate a la derecha o a la izquierda, echa mano de alguno de los hombres y toma para ti sus despojos.
Pero Asael no quiso dejar de perseguirlo. 22Abner volvió a decir a Asael:
—Deja de perseguirme; ¿por qué he de herirte hasta derribarte? ¿Cómo podría levantar entonces mi rostro delante de tu hermano Joab? 23Como no quiso irse, Abner lo hirió con la empuñadura de la lanza por la quinta costilla. La lanza le salió por la espalda, y cayó muerto allí mismo. Y todos los que venían por aquel lugar donde Asael había caído muerto, se detenían. 24Pero Joab y Abisai persiguieron a Abner. Cuando el sol se puso, llegaron a la colina de Amma, que está delante de Gía, junto al camino del desierto de Gabaón. 25Se agruparon los hijos de Benjamín detrás de Abner, formando un solo ejército, e hicieron un alto en la cumbre de la colina. 26Entonces Abner gritó a Joab diciendo:
—¿Nos devorará la espada perpetuamente? ¿No sabes tú que al cabo todo será amargura? ¿Hasta cuándo esperarás para decir al pueblo que deje de perseguir a sus hermanos? 27Joab respondió:
—¡Vive Dios!, que de no haber hablado tú, el pueblo habría dejado de perseguir a sus hermanos solo en la mañana. 28Entonces Joab tocó el cuerno: todo el pueblo se detuvo y no persiguió más a los de Israel, ni peleó más. 29Abner y los suyos caminaron por el Arabá toda aquella noche, pasaron el Jordán, cruzaron por todo Bitrón y llegaron a Mahanaim. 30Joab también dejó de perseguir a Abner y reunió a todo el pueblo. De los siervos de David faltaron Asael y diecinueve hombres. 31Pero los siervos de David hirieron a trescientos sesenta de los hombres de Benjamín y de Abner, los cuales murieron. 32Tomaron luego a Asael y lo sepultaron en el sepulcro de su padre en Belén. Después de caminar toda aquella noche, Joab y sus hombres llegaron a Hebrón al amanecer.
Capítulo 3
1Hubo una larga guerra entre la casa de Saúl y la casa de David; pero David se iba fortaleciendo, mientras que la casa de Saúl se iba debilitando.Hijos de David nacidos en Hebrón
2A David le nacieron hijos en Hebrón; su primogénito fue Amnón, de Ahinoam, la jezreelita; 3su segundo, Quileab, de Abigail, la mujer de Nabal, el de Carmel; el tercero, Absalón, hijo de Maaca, hija de Talmai, rey de Gesur; 4el cuarto, Adonías, hijo de Haguit; el quinto, Sefatías, hijo de Abital; 5el sexto, Itream, de Egla, mujer de David. Estos le nacieron a David en Hebrón.Abner pacta con David en Hebrón
6Como había guerra entre la casa de Saúl y la de David, aconteció que Abner se fortalecía cada vez más en la casa de Saúl. 7Había tenido Saúl una concubina llamada Rizpa, hija de Aja. E Is-boset dijo a Abner:—¿Por qué te has llegado a la concubina de mi padre? 8Abner se enojó mucho por las palabras de Is-boset, y le dijo:
—¿Acaso soy un perro al servicio de Judá? Hasta hoy he tenido misericordia con la casa de Saúl, tu padre, con sus hermanos y con sus amigos, y no te he entregado en manos de David; ¿y ahora tú me acusas de haber pecado con esta mujer? 9Traiga Dios sobre Abner el peor de los castigos, si no hago como Jehová ha jurado a David, 10que trasladará el reino de la casa de Saúl, y que confirmará el trono de David sobre Israel y sobre Judá, desde Dan hasta Beerseba. 11Is-boset no fue capaz de responder una palabra a Abner, porque le temía. 12Entonces envió Abner mensajeros a David para que de su parte le dijeran: ¿De quién es la tierra? Y también: Haz pacto conmigo, y mi mano estará contigo para que vuelva a ti todo Israel. 13David respondió:
—Bien; haré pacto contigo, pero una cosa te pido: No te presentes ante mí sin que primero traigas a Mical, la hija de Saúl, cuando vengas a verme. 14Después de esto envió David mensajeros a Is-boset hijo de Saúl, diciendo: Restitúyeme a Mical, mi mujer, la cual desposé por cien prepucios de filisteos. 15Entonces Is-boset mandó a quitársela a su marido Paltiel hijo de Lais. 16Su marido fue con ella, siguiéndola y llorando hasta Bahurim. Pero Abner le dijo: ¡Anda, vuélvete! Y él se volvió. 17Entonces habló Abner con los ancianos de Israel, y les dijo: Ya hace tiempo que procurabais que David fuera vuestro rey. 18Ahora, pues, hacedlo; porque Jehová ha dicho a David: Por medio de mi siervo David libraré a mi pueblo Israel de manos de los filisteos, y de manos de todos sus enemigos. 19Habló también Abner a los de Benjamín, y luego fue a Hebrón a decirle a David todo lo que parecía bien a los de Israel y a toda la casa de Benjamín. 20Abner, acompañado de veinte hombres, llegó adonde estaba David en Hebrón, y David le ofreció un banquete a Abner y a los que con él habían venido. 21Abner dijo a David:
—Me levantaré e iré a reunir a todo Israel junto a mi señor, el rey; harán un pacto contigo, y reinarás como lo desea tu corazón.
Luego David despidió a Abner, que se fue en paz.
Joab mata a Abner
22Llegaron entonces del campo los siervos de David y Joab, y traían consigo un gran botín. Pero Abner no estaba con David en Hebrón, pues ya lo había despedido, y él se había ido en paz. 23Apenas llegó Joab con todo el ejército que lo acompañaba, le avisaron a Joab que Abner hijo de Ner había venido ante el rey, y que se había marchado en paz luego de haberlo despedido. 24Entonces Joab se presentó al rey y le dijo: ¿Qué has hecho? Abner vino ante ti; ¿por qué, pues, dejaste que se fuera? 25Tú conoces a Abner hijo de Ner. No ha venido sino para engañarte, para enterarse de tus idas y venidas y saber todo lo que tú haces. 26Joab salió de la presencia de David y envió mensajeros en busca de Abner, los cuales lo hicieron volver desde el pozo de Sira, sin que David lo supiera. 27Cuando Abner volvió a Hebrón, Joab lo llevó aparte, a un lado de la puerta, como para hablar con él en secreto; y allí, en venganza por la muerte de su hermano Asael, lo hirió a la altura de la quinta costilla, y lo mató. 28Después, cuando David lo supo, dijo: Yo y mi reino somos inocentes delante de Jehová, para siempre, de la sangre de Abner hijo de Ner. 29Caiga sobre la cabeza de Joab, y sobre toda la casa de su padre; que nunca falte en la casa de Joab quien padezca flujo de sangre, ni leproso, ni quien ande con bastón, ni quien muera a espada, ni quien padezca hambre. 30Así pues, Joab y su hermano Abisai mataron a Abner, porque él había dado muerte a Asael, hermano de ellos, en la batalla de Gabaón. 31Después dijo David a Joab y a todo el pueblo que con él estaba: Rasgad vuestros vestidos, ceñíos de ropas ásperas y haced duelo delante de Abner. Y el rey David iba detrás del féretro 32cuando sepultaron a Abner en Hebrón. Alzando la voz, el rey lloró junto al sepulcro de Abner, y lloró también todo el pueblo. 33Entonces el rey entonó este lamento por Abner:¿Había de morir Abner como muere un villano? 34Tus manos no estaban atadas
ni tus pies sujetos con grillos.
Caíste como los que caen ante malhechores. 35Entonces todo el pueblo vino a persuadir a David para que comiera antes que acabara el día. Pero David juró diciendo: Traiga Dios sobre mí el peor de los castigos, si antes que se ponga el sol pruebo yo pan o cualquiera otra cosa. 36Todo el pueblo lo supo y le agradó; pues todo lo que el rey hacía agradaba a todo el pueblo. 37Y supo aquel día todo el pueblo y todo Israel, que el rey no había tenido participación en la muerte de Abner hijo de Ner. 38También dijo el rey a sus siervos: ¿No sabéis que un príncipe y un grande ha caído hoy en Israel? 39Aunque ungido rey, me siento débil hoy; pero estos hombres, los hijos de Sarvia, son más duros que yo. ¡Que Jehová le pague al que mal hace conforme a su maldad!
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