La Biblia hoy - Reina Valera 1995
Un plan de lectura bíblica diaria para leer toda la Biblia en un año
Al leer la Biblia cada día, permita que las Escrituras le hablen. Aquí tiene algunos consejos:
Antes de comenzar su lectura ore a Dios pidiéndole que él le hable por su Palabra.
Busque un lugar tranquilo y lea el texto con atención.
Hágase ciertas preguntas: ¿Por qué escribió Dios esto? ¿Qué me quiere enseñar? ¿Cómo lo puedo aplicar a mi vida?
Ore al Señor pidiéndole que le dé el poder para poner en práctica lo aprendido.
Capítulo 1
Muerte de Ocozías
1Después de la muerte de Acab, se rebeló Moab contra Israel. 2Ocozías se cayó por la ventana de una sala de la casa que tenía en Samaria y quedó lastimado. Entonces envió unos mensajeros a los que dijo: Id y consultad a Baal-zebub, dios de Ecrón, si he de sanar de estas mis heridas. 3Pero el ángel de Jehová le habló a Elías, el tisbita, diciendo: Levántate y sube a encontrarte con los mensajeros del rey de Samaria y diles: ¿Acaso no hay Dios en Israel para que vayáis a consultar a Baal-zebub, dios de Ecrón? 4Por tanto, así ha dicho Jehová: Del lecho en que estás no te levantarás, sino que ciertamente morirás. Y Elías se fue. 5Cuando los mensajeros regresaron, el rey les dijo:—¿Por qué habéis regresado? 6Ellos le respondieron:
—Encontramos a un hombre que nos dijo: Id y regresad ante el rey que os envió, y decidle: Así ha dicho Jehová: ¿Acaso no hay Dios en Israel, que tú envías a consultar a Baal-zebub, dios de Ecrón? Por tanto, del lecho en que estás no te levantarás; de cierto morirás. 7Entonces el rey les preguntó:
—¿Cómo era el hombre que encontrasteis y os dijo tales palabras? 8—Uno que tenía un vestido de pelo y un cinturón de cuero ceñido a su cintura —respondieron ellos.
—¡Es Elías, el tisbita! —exclamó el rey—, 9y enseguida envió tras él a un capitán de cincuenta con sus cincuenta hombres. Cuando él subió adonde estaba Elías, este se encontraba sentado en la cumbre del monte. Y el capitán le dijo: —Hombre de Dios, el rey ha dicho que desciendas. 10Elías respondió al capitán de cincuenta:
—Si yo soy hombre de Dios, que descienda fuego del cielo y te consuma con tus cincuenta hombres.
Y descendió fuego del cielo que lo consumió a él y a sus cincuenta hombres. 11Volvió el rey a enviar tras él otro capitán de cincuenta con sus cincuenta hombres, el cual le dijo:
—Hombre de Dios, el rey ha dicho así: Desciende pronto. 12Elías le respondió:
—Si yo soy hombre de Dios, que descienda fuego del cielo y te consuma con tus cincuenta hombres.
Y descendió fuego del cielo que lo consumió a él y a sus cincuenta hombres. 13Volvió a enviar al tercer capitán de cincuenta con sus cincuenta hombres. Subió aquel tercer capitán de cincuenta, se puso de rodillas delante de Elías y le rogó:
—Hombre de Dios, te ruego que mi vida y la vida de estos tus cincuenta siervos alcancen algún valor a tus ojos. 14Ya ha descendido fuego del cielo y ha consumido a los dos primeros capitanes de cincuenta con sus cincuenta hombres; ¡que ahora tenga algún valor mi vida a tus ojos! 15Entonces el ángel de Jehová dijo a Elías: Desciende con él; no le tengas miedo. Elías se levantó, descendió con él ante el rey, 16y le dijo:
—Así ha dicho Jehová: Por cuanto enviaste mensajeros a consultar a Baal-zebub, dios de Ecrón, como si no hubiera Dios en Israel cuya palabra consultar, no te levantarás del lecho en que estás, sino que de cierto morirás. 17Y murió conforme a la palabra de Jehová que había dicho Elías. Reinó en su lugar Joram, en el segundo año de Joram hijo de Josafat, rey de Judá, porque Ocozías no tenía hijos. 18Los demás hechos de Ocozías, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Israel?
Capítulo 2
Eliseo sucede a Elías
1Aconteció que cuando Jehová iba a alzar a Elías en un torbellino al cielo, Elías venía con Eliseo de Gilgal. 2Y Elías dijo a Eliseo:—Quédate ahora aquí, porque Jehová me ha enviado a Bet-el.
—¡Vive Jehová y vive tu alma, que no te dejaré! —le dijo Eliseo.
Descendieron, pues, a Bet-el. 3Salieron al encuentro de Eliseo los hijos de los profetas que estaban en Bet-el y le dijeron:
—¿Sabes que Jehová va a arrebatarte hoy a tu señor?
—Sí, lo sé; pero callad —respondió él. 4Elías le volvió a decir:
—Eliseo, quédate aquí ahora, porque Jehová me ha enviado a Jericó.
—¡Vive Jehová y vive tu alma, que no te dejaré! —le respondió Eliseo.
Siguieron, pues, a Jericó. 5Se acercaron a Eliseo los hijos de los profetas que estaban en Jericó, y le dijeron:
—¿Sabes que Jehová va a arrebatarte hoy a tu señor?
—Sí, lo sé; pero callad —respondió él. 6Luego Elías le dijo:
—Te ruego que te quedes aquí, porque Jehová me ha enviado al Jordán.
—¡Vive Jehová y vive tu alma, que no te dejaré! —le respondió Eliseo.
Y se fueron los dos. 7Pero llegaron cincuenta hombres de los hijos de los profetas y se pararon enfrente, a lo lejos, mientras ellos dos se detenían junto al Jordán. 8Tomó entonces Elías su manto, lo dobló y golpeó las aguas, las que se apartaron a uno y a otro lado, y ambos pasaron por lo seco. 9En cuanto pasaron, Elías dijo a Eliseo:
—Pide lo que quieras que haga por ti, antes que yo sea arrebatado de tu lado.
Eliseo dijo:
—Te ruego que me dejes una doble porción de tu espíritu. 10—Cosa difícil has pedido —le respondió Elías—. Si me ves cuando sea separado de ti, te será concedido; pero si no, no. 11Aconteció que mientras ellos iban caminando y hablando, un carro de fuego, con caballos de fuego, los apartó a los dos, y Elías subió al cielo en un torbellino. 12Al ver esto, Eliseo clamó: ¡Padre mío, padre mío! ¡Carro de Israel y su caballería! Y nunca más lo vio. Entonces Eliseo tomó sus vestidos y los rasgó en dos partes. 13Alzó luego el manto que se le había caído a Elías, regresó y se paró a la orilla del Jordán. 14Después tomó el manto que se le había caído a Elías, golpeó las aguas, y dijo: ¿Dónde está Jehová, el Dios de Elías? Apenas hubo golpeado las aguas del mismo modo que Elías, estas se apartaron a uno y a otro lado, y Eliseo pasó. 15Al verlo, los hijos de los profetas que estaban al otro lado en Jericó dijeron: El espíritu de Elías reposó sobre Eliseo. Fueron enseguida a recibirlo, se postraron delante de él 16y dijeron:
—Aquí hay entre tus siervos cincuenta hombres fuertes. Deja que vayan y busquen a tu señor ahora; quizá lo ha levantado el espíritu de Jehová y lo ha arrojado en algún monte o en algún valle.
—No enviéis a nadie —les dijo él. 17Pero ellos lo importunaron tanto que avergonzándose dijo:
—Enviadlos. Entonces enviaron ellos a los cincuenta hombres, quienes lo buscaron durante tres días, pero no lo hallaron. 18Cuando volvieron junto a Eliseo, que se había quedado en Jericó, él les dijo:
—¿No os dije yo que no fuerais? 19Los hombres de la ciudad dijeron a Eliseo:
—Mira, el lugar en donde está colocada esta ciudad es bueno, como mi señor ve; pero las aguas son malas y la tierra es estéril. 20—Traedme una vasija nueva y poned en ella sal —dijo él.
Cuando se la trajeron, 21Eliseo fue hacia los manantiales de las aguas, echó dentro la sal y dijo:
—Así ha dicho Jehová: Yo sané estas aguas, ya no habrá en ellas muerte ni enfermedad. 22Y fueron saneadas las aguas hasta hoy, conforme a la palabra que pronunció Eliseo. 23Después Eliseo salió de allí hacia Bet-el. Subía por el camino, cuando unos muchachos salieron de la ciudad y se burlaban de él, diciendo: ¡Sube, calvo! ¡Sube, calvo! 24Miró él hacia atrás, los vio y los maldijo en nombre de Jehová. Salieron dos osos del monte y despedazaron a cuarenta y dos de esos muchachos. 25De allí se fue al monte Carmelo, y de allí regresó a Samaria.
Capítulo 3
Reinado de Joram de Israel
1Joram hijo de Acab comenzó a reinar en Samaria sobre Israel en el año dieciocho de Josafat, rey de Judá. Reinó doce años. 2Pero hizo lo malo a los ojos de Jehová, aunque no como su padre y su madre, pues quitó las estatuas de Baal que su padre había hecho. 3No obstante, se entregó a los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, que hizo pecar a Israel, y no se apartó de ellos.Eliseo predice la victoria sobre Moab
4Mesa, rey de Moab, era propietario de ganados y pagaba al rey de Israel cien mil corderos y cien mil carneros con su lana. 5Pero cuando Acab murió, el rey de Moab se rebeló contra el rey de Israel. 6Salió entonces de Samaria el rey Joram y pasó revista a todo Israel. 7Fue y envió a decir a Josafat, rey de Judá: El rey de Moab se ha rebelado contra mí: ¿quieres venir conmigo a la guerra contra Moab? El rey de Judá respondió: Iré, porque yo soy como tú, mi pueblo como tu pueblo, y mis caballos como los tuyos. 8Y añadió: ¿Por qué camino iremos? Joram respondió: Por el camino del desierto de Edom. 9Salieron, pues, el rey de Israel, el rey de Judá y el rey de Edom. Como tuvieron que dar un rodeo por el desierto, a los siete días de camino les faltó agua para el ejército y para las bestias que los seguían. 10Entonces el rey de Israel dijo:—¡Ah! Jehová ha llamado a estos tres reyes para entregarlos en manos de los moabitas. 11Pero Josafat dijo:
—¿Acaso no hay aquí profeta de Jehová para que consultemos a Jehová por medio de él?
Uno de los siervos del rey de Israel dijo:
—Aquí está Eliseo hijo de Safat, que servía a Elías. 12—Este tendrá palabra de Jehová —afirmó Josafat.
El rey de Israel, Josafat y el rey de Edom descendieron hacia donde él estaba. 13Pero Eliseo dijo al rey de Israel:
—¿Qué tengo yo que ver contigo? ¡Vete a los profetas de tu padre y a los profetas de tu madre!
El rey de Israel le respondió:
—No, porque Jehová ha reunido a estos tres reyes para entregarlos en manos de los moabitas. 14Eliseo dijo:
—¡Vive Jehová de los ejércitos, en cuya presencia estoy!, que si no sintiera respeto por Josafat, rey de Judá, no te miraría a ti ni te vería. 15Pero ahora traedme un músico. Mientras el músico tocaba, la mano de Jehová se posó sobre Eliseo, 16quien dijo: Así ha dicho Jehová: Haced en este valle muchos estanques. 17Porque así dice Jehová: No veréis viento, ni veréis lluvia, pero este valle se llenará de agua y beberéis vosotros, vuestras bestias y vuestros ganados. 18Y como esto es poca cosa a los ojos de Jehová, él entregará también a los moabitas en vuestras manos. 19Destruiréis toda ciudad fortificada y toda villa hermosa, talaréis todo buen árbol, cegaréis todas las fuentes de aguas y destruiréis con piedras toda tierra fértil. 20Aconteció, pues, que a la mañana, cuando se ofrece el sacrificio, de la parte de Edom vinieron las aguas y la tierra se inundó. 21Al enterarse todos los de Moab que los reyes subían a pelear contra ellos, se juntaron desde los que apenas podían ceñir armadura en adelante, y se pusieron en la frontera. 22Cuando se levantaron por la mañana y brilló el sol sobre las aguas, vieron los de Moab desde lejos las aguas rojas como sangre 23y dijeron: ¡Esto es sangre derramada a espada! Los reyes se han vuelto uno contra otro y cada uno ha dado muerte a su compañero. Conque ¡al botín, Moab! 24Pero cuando llegaron al campamento de Israel, se levantaron los israelitas y atacaron a los de Moab, los cuales huyeron ante ellos. Entonces los persiguieron, mataron a los de Moab, 25asolaron las ciudades y en todas las tierras fértiles echó cada uno su piedra y las llenaron. Cegaron también todas las fuentes de las aguas y derribaron todos los buenos árboles. Sólo quedó en pie la ciudad de Kir-hareset, pero los honderos la rodearon y la destruyeron. 26Cuando el rey de Moab vio que lo vencían en la batalla, tomó consigo setecientos hombres que manejaban espada para atacar al rey de Edom; pero no pudieron hacerlo. 27Entonces tomó a su primogénito, que había de reinar en su lugar, y lo sacrificó en holocausto sobre el muro. Esto provocó tan gran enojo contra Israel, que se alejaron de allí y regresaron a su tierra.
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