La Biblia hoy - Reina Valera 1995
Un plan de lectura bíblica diaria para leer toda la Biblia en un año
Al leer la Biblia cada día, permita que las Escrituras le hablen. Aquí tiene algunos consejos:
Antes de comenzar su lectura ore a Dios pidiéndole que él le hable por su Palabra.
Busque un lugar tranquilo y lea el texto con atención.
Hágase ciertas preguntas: ¿Por qué escribió Dios esto? ¿Qué me quiere enseñar? ¿Cómo lo puedo aplicar a mi vida?
Ore al Señor pidiéndole que le dé el poder para poner en práctica lo aprendido.
Capítulo 12
Rebelión de Israel
1Roboam fue a Siquem, porque todo Israel había ido allí para hacerlo rey. 2Aconteció que lo supo Jeroboam hijo de Nabat, que aún estaba en Egipto, adonde había huido del rey Salomón, y donde vivía. 3Enviaron a llamarlo, y él se presentó con toda la congregación de Israel, y le dijeron a Roboam: 4—Tu padre agravó nuestro yugo. Alivia tú ahora algo de la dura servidumbre de tu padre y del pesado yugo que nos impuso, y te serviremos. 5Él les respondió:—Idos, y de aquí a tres días volved a mí.
Y el pueblo se fue. 6Entonces el rey Roboam pidió consejo de los ancianos que habían servido a su padre Salomón cuando vivía, y dijo:
—¿Cómo aconsejáis vosotros que responda a este pueblo? 7Ellos le hablaron así:
—Si te pones hoy al servicio de este pueblo, lo sirves y le respondes con buenas palabras, ellos te servirán para siempre. 8Pero él desechó el consejo que los ancianos le habían dado, y pidió consejo de los jóvenes que se habían criado con él y estaban a su servicio. 9Y les preguntó:
—¿Cómo aconsejáis vosotros que respondamos a este pueblo que me ha hablado diciendo: Alivia en algo el yugo que tu padre nos impuso? 10Entonces los jóvenes que se habían criado con él le respondieron:
—Así hablarás a este pueblo que te ha dicho estas palabras: Tu padre agravó nuestro yugo, pero tú alívialo en algo; así les hablarás: El menor de mis dedos es más grueso que la cintura de mi padre. 11Ahora, pues, mi padre os cargó con un pesado yugo, pero yo lo haré más pesado aún; mi padre os castigó con azotes, pero yo os castigaré con escorpiones. 12Al tercer día se presentó Jeroboam con todo el pueblo ante Roboam, según el rey lo había mandado, cuando dijo: Regresad a verme al tercer día. 13Pero el rey respondió al pueblo duramente, desechando el consejo que los ancianos le habían dado, 14y hablándoles conforme al consejo de los jóvenes, les dijo: Mi padre agravó vuestro yugo, pero yo lo haré más pesado aún; mi padre os castigó con azotes, pero yo os castigaré con escorpiones. 15Así que no oyó el rey al pueblo, pues era un designio de Jehová para confirmar la palabra que había dado a Jeroboam hijo de Nabat por medio de Ahías, el silonita. 16Cuando todo el pueblo vio que el rey no les había oído, le respondió con estas palabras: ¿Qué parte tenemos nosotros con David? No tenemos herencia en el hijo de Isaí. ¡Israel, cada uno a sus tiendas! ¡David, mira ahora por tu casa! Entonces Israel se fue a sus tiendas, 17mientras Roboam siguió reinando sobre los hijos de Israel que habitaban en las ciudades de Judá. 18Cuando el rey Roboam envió a Adoram, que estaba encargado de los tributos, todo Israel lo apedreó y lo mató. Entonces el rey Roboam se apresuró a subirse en un carro y huir a Jerusalén. 19Así se apartó Israel de la casa de David hasta hoy. 20Aconteció que al oir todo Israel que Jeroboam había vuelto, enviaron a llamarlo a la congregación y lo hicieron rey de todo Israel, sin quedar tribu alguna que siguiera a la casa de David, sino sólo la tribu de Judá. 21Cuando Roboam llegó a Jerusalén reunió a toda la casa de Judá y a la tribu de Benjamín, ciento ochenta mil hombres, todos guerreros escogidos, con el fin de hacer la guerra a la casa de Israel y devolver el reino a Roboam hijo de Salomón. 22Pero Jehová habló a Semaías, hombre de Dios, diciendo: 23Habla a Roboam hijo de Salomón, rey de Judá, a toda la casa de Judá y de Benjamín, y a los demás del pueblo, y diles: 24Así ha dicho Jehová: No vayáis, ni peleéis contra vuestros hermanos, los hijos de Israel; volveos cada uno a su casa, porque esto es obra mía. Al oir ellos la palabra de Dios regresó cada uno a su casa, conforme a la palabra de Jehová. 25Entonces reedificó Jeroboam a Siquem en los montes de Efraín, y habitó en ella. Luego salió de allí y reedificó a Penuel. 26Pero Jeroboam pensó en su corazón: Ahora, la casa de David recuperará el reino 27si este pueblo sube a ofrecer sacrificios en la casa de Jehová en Jerusalén, porque el corazón de este pueblo se volverá a su señor Roboam, rey de Judá, me matarán a mí y se volverán a Roboam, rey de Judá. 28Después de tomar consejo, hizo el rey dos becerros de oro, y dijo al pueblo: Ya habéis subido bastante a Jerusalén. Aquí están tus dioses, Israel, los cuales te hicieron subir de la tierra de Egipto. 29Entonces puso uno en Bet-el y el otro en Dan. 30Esto fue causa de pecado, porque el pueblo iba a adorar delante de uno de ellos hasta Dan. 31Hizo también casas sobre los lugares altos y designó sacerdotes de entre el pueblo que no eran de los hijos de Leví. 32Luego instituyó Jeroboam una fiesta solemne en el mes octavo, a los quince días del mes, conforme a la fiesta solemne que se celebraba en Judá, y ofreció sacrificios sobre un altar. Lo mismo hizo en Bet-el, ofreciendo sacrificios a los becerros que había hecho. Ordenó también en Bet-el sacerdotes para los lugares altos que él había fabricado. 33Sacrificó, pues, sobre el altar que él había hecho en Bet-el, a los quince días del mes octavo, el mes que él había inventado según el dictado de su propio corazón. Así hizo fiesta a los hijos de Israel, y subió al altar para quemar incienso.
Capítulo 13
Un profeta de Judá amonesta a Jeroboam
1Mientras Jeroboam quemaba el incienso junto al altar, un hombre de Dios vino de Judá a Bet-el, enviado por Jehová. 2Aquél clamó contra el altar por mandato de Jehová y dijo: Altar, altar, así ha dicho Jehová: A la casa de David le nacerá un hijo llamado Josías, el cual sacrificará sobre ti a los sacerdotes de los lugares altos que queman sobre ti incienso, y sobre ti quemarán huesos de hombres. 3Ese mismo día dio una señal diciendo: Esta es la señal de que Jehová ha hablado: el altar se quebrará y la ceniza que sobre él está se derramará. 4Cuando el rey Jeroboam oyó la palabra del hombre de Dios que había clamado contra el altar de Bet-el, extendiendo su mano desde el altar, dijo: ¡Prendedle! Pero la mano que había extendido contra el hombre de Dios se le secó, y no la pudo enderezar. 5El altar se rompió y se derramó la ceniza que había en él, conforme a la señal que el hombre de Dios había dado por mandato de Jehová. 6Entonces el rey, dirigiéndose al hombre de Dios, dijo:—Te pido que ruegues ante la presencia de Jehová, tu Dios, y ores por mí, para que mi mano sea restaurada.
El hombre de Dios oró a Jehová y la mano del rey se le restauró; quedó como era antes. 7El rey dijo al hombre de Dios:
—Ven conmigo a casa, y comerás, y yo te daré un presente. 8Pero el hombre de Dios respondió al rey:
—Aunque me dieras la mitad de tu casa no iría contigo, ni comería pan ni bebería agua en este lugar. 9Porque así me está ordenado por mandato de Jehová, que me ha dicho: No comas pan, ni bebas agua, ni regreses por el mismo camino. 10Regresó, pues, por otro camino, y no volvió por el camino por donde había ido a Bet-el. 11Vivía entonces en Bet-el un viejo profeta. Vino su hijo y le contó todo lo que el hombre de Dios había hecho aquel día en Bet-el; le contaron también a su padre las palabras que había dicho al rey. 12Su padre les dijo:
—¿Por qué camino se fue? Sus hijos le mostraron el camino por donde había regresado el hombre de Dios que había venido de Judá. 13Y él les dijo:
—Ensilladme el asno.
Ellos le ensillaron el asno y él lo montó. 14Se fue tras el hombre de Dios y lo halló sentado debajo de una encina.
—¿Eres tú el hombre de Dios que vino de Judá? —le preguntó.
—Yo soy —le respondió él. 15—Ven conmigo a casa y come algo —le dijo entonces. 16Pero él respondió:
—No podré volver contigo, ni iré contigo, ni tampoco comeré pan ni beberé agua contigo en este lugar. 17Porque por mandato de Dios me ha sido dicho: No comas pan ni bebas agua allí, ni regreses por el mismo camino. 18El otro le dijo, mintiéndole:
—Yo también soy profeta como tú, y un ángel me ha hablado por mandato de Jehová, diciendo: Tráele contigo a tu casa para que coma pan y beba agua. 19Entonces regresó con él y comió pan y bebió agua en su casa. 20Cuando estaban sentados a la mesa, aconteció que Jehová habló al profeta que lo había hecho volver, 21el cual clamó al hombre de Dios que había venido de Judá diciendo: Así dijo Jehová: Por cuanto has sido rebelde al mandato de Jehová, y no guardaste el mandamiento que Jehová, tu Dios, te había prescrito, 22sino que volviste y comiste pan y bebiste agua en el lugar donde Jehová te había dicho que no comieras pan ni bebieras agua, no entrará tu cuerpo en el sepulcro de tus padres. 23Después de haber comido pan y bebido, el que le había hecho volver le ensilló el asno. 24Al partir, lo encontró un león en el camino y lo mató. Su cuerpo quedó tirado en el camino, y el asno y el león permanecieron junto al cuerpo. 25Unos que pasaban vieron el cuerpo que estaba echado en el camino, y al león que permanecía junto al cuerpo, y fueron a contarlo a la ciudad donde vivía el viejo profeta. 26Cuando lo supo el profeta que le había hecho volver del camino, dijo: ¡Es el hombre de Dios que se rebeló al mandato de Jehová! Por tanto, Jehová lo ha entregado al león, que lo ha quebrantado y matado, conforme a la palabra de Jehová. 27Luego dijo a sus hijos: Ensilladme un asno. Ellos se lo ensillaron 28y él partió. Halló el cuerpo tendido en el camino, y el asno y el león que permanecían junto al cuerpo; el león no había comido el cuerpo, ni dañado al asno. 29Entonces tomó el profeta el cuerpo del varón de Dios, lo puso sobre el asno y se lo llevó. El profeta viejo fue a la ciudad para hacerle duelo y enterrarlo. 30Puso el cuerpo en su sepulcro e hicieron duelo por él diciendo: ¡Ay, hermano mío! 31Después que lo enterraron, habló a sus hijos, y les dijo: Cuando yo muera, enterradme en el sepulcro en que está sepultado el varón de Dios; poned mis huesos junto a los suyos. 32Porque sin duda vendrá lo que él dijo a voces según la palabra de Jehová contra el altar que está en Bet-el y contra todas las casas de los lugares altos que están en las ciudades de Samaria. 33Con todo esto, no se apartó Jeroboam de su mal camino, sino que volvió a designar sacerdotes de los lugares altos de entre el pueblo, y a quien quería lo consagraba para que fuera de los sacerdotes de los lugares altos. 34Esto fue causa de pecado para la casa de Jeroboam, por lo cual ha sido cortada y raída de sobre la faz de la tierra.
Capítulo 14
Profecía de Ahías contra Jeroboam
1En aquel tiempo Abías hijo de Jeroboam cayó enfermo. 2Y dijo Jeroboam a su mujer: Levántate ahora y disfrázate, para que no reconozcan que eres la mujer de Jeroboam, y ve a Silo, porque allá está el profeta Ahías, el que me dijo que yo sería rey de este pueblo. 3Toma en tus manos diez panes, tortas y una vasija de miel, y acude a él, para que te declare lo que ha de ser de este niño. 4La mujer de Jeroboam lo hizo así; se levantó, fue a Silo y llegó a la casa de Ahías. Ahías ya no podía ver, porque sus ojos se habían oscurecido a causa de la vejez. 5Pero Jehová había dicho a Ahías: Mira, la mujer de Jeroboam vendrá a consultarte sobre su hijo que está enfermo. Así y así le responderás, pues cuando ella llegue, vendrá disfrazada. 6Cuando Ahías oyó el sonido de sus pies al entrar ella por la puerta, dijo: Entra, mujer de Jeroboam. ¿Por qué te finges otra? Me han enviado a tu presencia con una revelación dura. 7Ve y dile a Jeroboam: Así dijo Jehová, Dios de Israel: Yo te levanté de en medio del pueblo, y te hice príncipe de mi pueblo Israel. 8Le quité el reino a la casa de David y te lo entregué a ti. Pero tú no has sido como David, mi siervo, que guardó mis mandamientos y anduvo en pos de mí con todo su corazón, haciendo solamente lo recto delante de mis ojos, 9sino que hiciste más mal que todos los que te han precedido, pues fuiste y te hiciste dioses ajenos e imágenes de fundición para enojarme, y a mí me has despreciado. 10Por tanto, voy a traer el mal sobre la casa de Jeroboam: extirparé todos los hombres a la casa de Jeroboam en Israel, tanto el siervo como el libre. Barreré la descendencia de la casa de Jeroboam como se barre el estiércol, hasta que no quede nada. 11Al que muera de los de Jeroboam en la ciudad lo comerán los perros, y al que muera en el campo, lo comerán las aves del cielo, porque Jehová lo ha dicho. 12En cuanto a ti, levántate y vete a tu casa. Al poner tu pie en la ciudad, morirá el niño. 13Todo Israel hará por él lamentación y lo enterrarán, pues de los descendientes de Jeroboam solo él será sepultado, por cuanto de la casa de Jeroboam solo en él se ha hallado alguna cosa buena delante de Jehová, Dios de Israel. 14Y Jehová levantará para sí un rey en Israel que extirpará en este día la casa de Jeroboam; y lo hará ahora mismo. 15Jehová sacudirá a Israel al modo como la caña se agita en las aguas, arrancará a Israel de esta buena tierra que había dado a sus padres, y los esparcirá más allá del Éufrates, por cuanto han hecho sus imágenes de Asera, enojando a Jehová. 16Él entregará a Israel por los pecados de Jeroboam, quien pecó y ha hecho pecar a Israel. 17Entonces la mujer de Jeroboam se levantó, se marchó y entró a Tirsa. Cuando cruzó el umbral de la casa, el niño murió. 18Lo enterraron, y todo Israel hizo lamento por él, conforme a la palabra de Jehová, la que él había anunciado por medio de su siervo, el profeta Ahías. 19Los demás hechos de Jeroboam, las guerras que hizo, y cómo reinó, todo está escrito en el libro de las historias de los reyes de Israel. 20El tiempo que reinó Jeroboam fue de veintidós años. Cuando durmió con sus padres, reinó en su lugar su hijo Nadab.Reinado de Roboam
21Roboam hijo de Salomón reinó en Judá. De cuarenta y un años era Roboam cuando comenzó a reinar; diecisiete años reinó en Jerusalén, ciudad que Jehová eligió entre todas las tribus de Israel para poner allí su nombre. El nombre de su madre era Naama, amonita. 22Judá hizo lo malo ante los ojos de Jehová y lo enojaron con los pecados que cometieron más que todo lo que hicieron sus padres. 23También ellos se edificaron lugares altos, estatuas e imágenes de Asera, en todo collado alto y debajo de todo árbol frondoso. 24Hubo también sodomitas en la tierra, que cometieron todas las abominaciones de las naciones que Jehová había echado de delante de los hijos de Israel. 25Al quinto año del rey Roboam subió Sisac, rey de Egipto, contra Jerusalén, 26tomó los tesoros de la casa de Jehová, los tesoros de la casa real, y lo saqueó todo. También se llevó todos los escudos de oro que Salomón había hecho. 27En lugar de ellos, el rey Roboam hizo escudos de bronce y se los dio a los capitanes de la guardia que custodiaban la puerta de la casa real. 28Cuando el rey entraba en la casa de Jehová, los de la guardia los llevaban, y después volvían a ponerlos en la sala de la guardia. 29Los demás hechos de Roboam, y todo lo que hizo, ¿no está escrito en las crónicas de los reyes de Judá? 30Todos los días hubo guerra entre Roboam y Jeroboam. 31Roboam durmió con sus padres y fue sepultado con ellos en la ciudad de David. El nombre de su madre era Naama, amonita. Reinó en su lugar Abiam, su hijo.Copyright © 1995 by United Bible Societies (http://www.unitedbiblesocieties.org)