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La Biblia hoy - Reina Valera 1995

Un plan de lectura bíblica diaria para leer toda la Biblia en un año

Al leer la Biblia cada día, permita que las Escrituras le hablen. Aquí tiene algunos consejos:

  • Antes de comenzar su lectura ore a Dios pidiéndole que él le hable por su Palabra.

  • Busque un lugar tranquilo y lea el texto con atención.

  • Hágase ciertas preguntas: ¿Por qué escribió Dios esto? ¿Qué me quiere enseñar? ¿Cómo lo puedo aplicar a mi vida?

  • Ore al Señor pidiéndole que le dé el poder para poner en práctica lo aprendido.

Fecha seleccionada
16/04/2025

1 Reyes 3-5

Capítulo 3

Salomón se casa con la hija de Faraón

 1Salomón estableció parentesco con el faraón, rey de Egipto, pues tomó la hija del faraón y la trajo a la ciudad de David, mientras acababa de edificar su casa, la casa de Jehová y los muros en torno a Jerusalén. 2Hasta entonces el pueblo sacrificaba en los lugares altos, porque en aquellos tiempos no había aún casa edificada al nombre de Jehová.

Salomón pide sabiduría

 3Pero Salomón amó a Jehová, y anduvo en los estatutos de su padre David; solamente sacrificaba y quemaba incienso en los lugares altos. 4Iba el rey a Gabaón, porque aquel era el lugar alto principal, y sacrificaba allí; mil holocaustos sacrificaba Salomón sobre aquel altar. 5En Gabaón se le apareció en sueños Jehová a Salomón una noche. Y le dijo Dios:
—Pide lo que quieras que yo te dé.
 6Salomón le respondió:
—Tú has tenido gran misericordia con tu siervo David, mi padre, porque él anduvo delante de ti en verdad, en justicia y rectitud de corazón para contigo. Tú le has reservado esta tu gran misericordia, al darle un hijo que se sentara en su trono, como sucede en este día.
 7Ahora pues, Jehová, Dios mío, tú me has hecho rey a mí, tu siervo, en lugar de David, mi padre. Yo soy joven y no sé cómo entrar ni salir. 8Tu siervo está en medio de tu pueblo, el que tú escogiste; un pueblo grande, que no se puede contar por su multitud incalculable. 9Concede, pues, a tu siervo un corazón que entienda para juzgar a tu pueblo y discernir entre lo bueno y lo malo, pues ¿quién podrá gobernar a este pueblo tuyo tan grande? 10Al Señor le agradó que Salomón pidiera esto. 11Y le dijo Dios:
—Porque has demandado esto, y no pediste para ti muchos días, ni pediste para ti riquezas, ni pediste la vida de tus enemigos, sino que demandaste para ti inteligencia para oir juicio,
 12voy a obrar conforme a tus palabras: Te he dado un corazón sabio y entendido, tanto que no ha habido antes de ti otro como tú, ni después de ti se levantará otro como tú. 13También te he dado las cosas que no pediste, riquezas y gloria, de tal manera que entre los reyes ninguno haya como tú en todos tus días. 14Y si andas en mis caminos, guardando mis preceptos y mis mandamientos, como anduvo tu padre David, yo alargaré tus días. 15Cuando Salomón despertó, comprendió que era sueño. Luego fue a Jerusalén y se presentó delante del Arca del pacto de Jehová, sacrificó holocaustos y ofreció sacrificios de paz. También ofreció un banquete a todos sus siervos.

Sabiduría y prosperidad de Salomón

 16En aquel tiempo vinieron al rey dos mujeres rameras y se presentaron ante él. 17Una de ellas dijo:
—¡Ah, señor mío! Yo y esta mujer habitábamos en una misma casa, y yo di a luz estando con ella en la casa.
 18Aconteció que al tercer día de dar yo a luz, esta dio a luz también, y habitábamos nosotras juntas; ningún extraño estaba en la casa, fuera de nosotras dos. 19Una noche el hijo de esta mujer murió, porque ella se acostó sobre él. 20Ella se levantó a medianoche y quitó a mi hijo de mi lado, mientras yo, tu sierva, estaba durmiendo; lo puso a su lado y colocó al lado mío a su hijo muerto. 21Cuando me levanté de madrugada para dar el pecho a mi hijo, encontré que estaba muerto; pero lo observé por la mañana y vi que no era mi hijo, el que yo había dado a luz. 22Entonces la otra mujer dijo:
—No; mi hijo es el que vive y tu hijo es el que ha muerto.
—No; tu hijo es el muerto, y mi hijo es el que vive —volvió a decir la otra.
Así discutían delante del rey.
 23El rey entonces dijo: Esta afirma: Mi hijo es el que vive y tu hijo es el que ha muerto; la otra dice: No, el tuyo es el muerto y mi hijo es el que vive. 24Y añadió el rey:
—Traedme una espada. Y trajeron al rey una espada.
 25En seguida el rey dijo:
—Partid en dos al niño vivo, y dad la mitad a la una y la otra mitad a la otra.
 26Entonces la mujer de quien era el hijo vivo habló al rey (porque sus entrañas se le conmovieron por su hijo), y le dijo:
—¡Ah, señor mío! dad a esta el niño vivo, y no lo matéis.
—Ni a mí ni a ti; partidlo —dijo la otra.
 27Entonces el rey respondió:
—Entregad a aquella el niño vivo, y no lo matéis; ella es su madre.
 28Todo Israel oyó aquel juicio que había pronunciado el rey, y temieron al rey, pues vieron que Dios le había dado sabiduría para juzgar.

Capítulo 4

 1Reinó, pues, el rey Salomón sobre todo Israel. 2Estos fueron los jefes que tuvo: Azarías, hijo del sacerdote Sadoc; 3Elihoref y Ahías, hijos de Sisa, secretarios; Josafat hijo de Ahilud, canciller; 4Benaía hijo de Joiada, jefe del ejército; Sadoc y Abiatar, los sacerdotes; 5Azarías hijo de Natán, jefe de los gobernadores; Zabud hijo de Natán, ministro principal y amigo del rey; 6Ahisar, mayordomo; y Adoniram hijo de Abda, encargado del tributo. 7Tenía Salomón doce gobernadores sobre todo Israel, los cuales mantenían al rey y a su casa. Cada uno de ellos estaba obligado a abastecerlo un mes por año. 8Estos son sus nombres: el hijo de Hur, en los montes de Efraín; 9el hijo de Decar, en Macaz, en Saalbim, en Bet-semes, en Elón y en Bet-hanán; 10el hijo de Hesed, en Arubot; este tenía también a Soco y toda la tierra de Hefer; 11el hijo de Abinadab, en todos los territorios de Dor; este tenía por mujer a Tafat, hija de Salomón; 12Baana hijo de Ahilud, en Taanac y Meguido, en toda Bet-seán, que está cerca de Saretán, más abajo de Jezreel, desde Bet-seán hasta Abel-mehola y hasta el otro lado de Jocmeam; 13el hijo de Geber, en Ramot de Galaad; este tenía también las ciudades de Jair hijo de Manasés, las cuales estaban en Galaad; tenía también la provincia de Argob, que estaba en Basán: sesenta grandes ciudades con muro y cerraduras de bronce; 14Ahinadab hijo de Iddo, en Mahanaim; 15Ahimaas, en Neftalí; este tomó también por mujer a Basemat, hija de Salomón. 16Baana hijo de Husai, en Aser y en Alot; 17Josafat hijo de Parúa, en Isacar; 18Simei hijo de Ela, en Benjamín; 19Geber hijo de Uri, en la tierra de Galaad, la tierra de Sehón, rey de los amorreos, y de Og, rey de Basán; este era el único gobernador en aquella tierra. 20Judá e Israel eran tan numerosos como la arena que está junto al mar, y todos comían, bebían y se alegraban. 21Y Salomón dominaba sobre todos los reinos desde el Éufrates hasta la tierra de los filisteos y el límite con Egipto, que le traían presentes y sirvieron a Salomón todos los días que vivió. 22La provisión de Salomón para cada día era de treinta coros de flor de harina, sesenta coros de harina, 23diez bueyes cebados, veinte bueyes de pasto y cien ovejas; sin contar los ciervos, gacelas, corzos y aves engordadas. 24Porque él dominaba en toda la región al oeste del Éufrates, desde Tifsa hasta Gaza, sobre todos los reyes al oeste del Éufrates, y gozó de paz en todas sus fronteras. 25Judá e Israel vivieron seguros, cada uno debajo de su parra y debajo de su higuera, desde Dan hasta Beerseba, todos los días de Salomón. 26Además de esto, Salomón tenía cuarenta mil caballos en sus caballerizas para sus carros, y doce mil jinetes. 27Estos gobernadores mantenían al rey Salomón y a todos los que a la mesa del rey Salomón venían, cada uno un mes, y hacían que nada faltara. 28Hacían también traer cebada y paja para los caballos y para las bestias de carga, al lugar donde él estaba, cada uno conforme al turno que tenía. 29Dios dio a Salomón sabiduría y prudencia muy grandes, y tan dilatado corazón como la arena que está a la orilla del mar. 30Era mayor la sabiduría de Salomón que la de todos los orientales y que toda la sabiduría de los egipcios. 31Fue más sabio que todos los demás hombres, más que Etán, el ezraíta, y que Hemán, Calcol y Darda, hijos de Mahol. Y fue conocido entre todas las naciones de los alrededores. 32Compuso tres mil proverbios, y sus cantares fueron mil cinco. 33También disertó sobre los árboles, desde el cedro del Líbano hasta el hisopo que nace en la pared. Asimismo disertó sobre los animales, sobre las aves, sobre los reptiles y sobre los peces. 34Para oir la sabiduría de Salomón venían de todos los pueblos y de parte de todos los reyes de los países adonde había llegado la fama de su sabiduría.

Capítulo 5

Pacto de Salomón con Hiram

 1Hiram, rey de Tiro, envió también sus siervos a Salomón, luego que oyó que lo habían ungido rey en lugar de su padre, pues Hiram siempre había amado a David. 2Entonces Salomón envió a decir a Hiram: 3Tú sabes que mi padre David no pudo edificar una casa al nombre de Jehová, su Dios, a causa de las guerras en que se vio envuelto, hasta que Jehová puso a sus enemigos bajo las plantas de sus pies. 4Ahora Jehová, mi Dios, me ha dado paz por todas partes, pues no hay adversarios ni males que temer. 5Yo, por tanto, he determinado ahora edificar una casa al nombre de Jehová, mi Dios, según lo que Jehová dijo a mi padre David: Tu hijo, a quien yo pondré en el trono en lugar tuyo, él edificará una casa a mi nombre. 6Manda, pues, ahora, que me corten cedros del Líbano; mis siervos estarán con los tuyos y yo te daré por tus siervos el salario que tú digas, porque sabes bien que ninguno hay entre nosotros que sepa labrar la madera como los sidonios. 7Cuando Hiram oyó las palabras de Salomón, se alegró mucho y dijo: Bendito sea hoy Jehová, que dio un hijo sabio a David como gobernante de este pueblo tan grande. 8Hiram envió a decir a Salomón: He oído lo que me mandaste a decir: haré todo lo que te plazca acerca de la madera de cedro y la madera de ciprés. 9Mis siervos la llevarán desde el Líbano al mar, la enviaré en balsas por mar hasta el lugar que tú me señales. Allí se desatará y tú la tomarás. Y tú cumplirás mi deseo al dar de comer a mi familia. 10Dio, pues, Hiram a Salomón toda la madera de cedro y la madera de ciprés que quiso, 11mientras Salomón le daba a Hiram veinte mil coros de trigo y veinte coros de aceite puro para el sustento de su familia. Esto entregaba Salomón a Hiram cada año. 12Jehová, pues, dio a Salomón sabiduría como le había prometido. Entre Hiram y Salomón hubo paz, e hicieron un pacto entre ambos. 13El rey Salomón decretó una leva en todo Israel, la cual ascendió a treinta mil hombres, 14que enviaba al Líbano por turnos cada mes, de diez mil en diez mil; un mes estaban en el Líbano y dos meses en sus casas. Adoniram estaba encargado de aquella leva. 15Tenía también Salomón setenta mil que llevaban las cargas, y ochenta mil cortadores en el monte, 16sin contar los principales oficiales de Salomón que dirigían la obra; eran tres mil trescientos los que tenían a su cargo el pueblo que hacía la obra. 17El rey mandó que trajeran piedras grandes, piedras costosas, para los cimientos de la Casa, y piedras labradas. 18Los albañiles de Salomón, los de Hiram y los hombres de Gebal cortaron y prepararon la madera y la cantería para labrar la Casa.

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