La Biblia hoy - Reina Valera 1995
Un plan de lectura bíblica diaria para leer toda la Biblia en un año
Al leer la Biblia cada día, permita que las Escrituras le hablen. Aquí tiene algunos consejos:
Antes de comenzar su lectura ore a Dios pidiéndole que él le hable por su Palabra.
Busque un lugar tranquilo y lea el texto con atención.
Hágase ciertas preguntas: ¿Por qué escribió Dios esto? ¿Qué me quiere enseñar? ¿Cómo lo puedo aplicar a mi vida?
Ore al Señor pidiéndole que le dé el poder para poner en práctica lo aprendido.
Capítulo 20
Sublevación de Seba
1Aconteció que se encontraba allí un hombre perverso llamado Seba hijo de Bicri, hombre de Benjamín, el cual tocó la trompeta, y exclamó: No tenemos parte con David, ni heredad con el hijo de Isaí. ¡Cada uno a su tienda, Israel! 2Así todos los hombres de Israel abandonaron a David para seguir a Seba hijo de Bicri; pero los de Judá siguieron a su rey desde el Jordán hasta Jerusalén. 3Cuando David llegó a su casa en Jerusalén, tomó el rey las diez mujeres concubinas que había dejado para guardar la casa, las puso en reclusión y les dio alimentos; pero nunca más se llegó a ellas, sino que quedaron encerradas hasta que murieron en viudez perpetua. 4Después dijo el rey a Amasa:—Convócame a los hombres de Judá para dentro de tres días, y preséntate tú también. 5Fue, pues, Amasa para convocar a los de Judá, pero se tardó más tiempo del que le había sido señalado. 6Entonces David dijo a Abisai:
—Seba hijo de Bicri nos hará ahora más daño que Absalón; toma tú, pues, los siervos de tu señor y ve tras él, no sea que alcance las ciudades fortificadas y nos cause dificultad. 7Salieron en pos de él los hombres de Joab, los cereteos y peleteos y todos los valientes; salieron de Jerusalén para perseguir a Seba hijo de Bicri. 8Estaban cerca de la piedra grande que hay en Gabaón, cuando les salió Amasa al encuentro. Joab vestía su indumentaria militar, y sobre ella llevaba un cinto con una daga envainada pegada a su costado, la cual se le cayó cuando él avanzó. 9Entonces Joab dijo a Amasa:
—¿Te va bien, hermano mío?
Tomó Joab con la diestra la barba de Amasa, como para besarlo. 10Pero Amasa no se cuidó de la daga que Joab tenía en la mano, y este lo hirió con ella en la quinta costilla, derramando sus entrañas en tierra. Así cayó muerto sin necesidad de darle un segundo golpe. Después Joab y su hermano Abisai fueron en persecución de Seba hijo de Bicri. 11Uno de los hombres de Joab se quedó junto a él gritando:
—Quienquiera que ame a Joab y a David, ¡que siga a Joab! 12Amasa, revolcándose en su sangre, yacía en medio del camino. Al verlo, todo el que pasaba se detenía. Y viendo aquel hombre que todo el pueblo se paraba, apartó a Amasa del camino al campo, y echó sobre él una vestidura. 13Luego que fue apartado del camino, pasaron todos los que seguían a Joab, para ir tras Seba hijo de Bicri. 14Seba pasó por todas las tribus de Israel hasta Abel-bet-maaca, y todos los de Barim se reunieron y lo siguieron también. 15Llegaron los otros y lo sitiaron en Abel-bet-maaca. Levantaron contra la ciudad un terraplén y esta quedó sitiada; y todo el pueblo que estaba con Joab trabajaba por derribar la muralla. 16Entonces una mujer sabia gritó en la ciudad:
—Oíd, oíd; os ruego que digáis a Joab que venga acá, para que yo hable con él. 17Cuando él se acercó a ella, dijo la mujer:
—¿Eres tú Joab? —Yo soy —respondió él.
—Oye las palabras de tu sierva —le dijo ella.
—Te escucho —respondió él. 18Volvió ella a hablar y dijo:
—Antiguamente solían decir: Quien pregunte, que pregunte a los de Abel. Y así concluían cualquier asunto. 19Somos de las más pacíficas y fieles ciudades de Israel. ¡Y tú procuras destruir una ciudad que es madre en Israel! ¿Por qué destruyes la heredad de Jehová? 20Joab respondió diciendo:
—Nunca, nunca me acontezca tal cosa, que yo destruya ni deshaga. 21La cosa no es así: sino de un hombre de los montes de Efraín, llamado Seba hijo de Bicri, que ha levantado su mano contra el rey David; entregádmelo a él solo y me iré de la ciudad.
—Su cabeza te será arrojada por encima del muro —dijo la mujer a Joab. 22En seguida la mujer se dirigió a todo el pueblo con tanta sabiduría, que ellos cortaron la cabeza a Seba hijo de Bicri y se la arrojaron a Joab. Tocó él la trompeta y se retiraron de la ciudad, cada uno a su tienda; mientras, Joab regresó a Jerusalén, junto al rey.
Oficiales de David
23Así quedó Joab al mando de todo el ejército de Israel, Benaía hijo de Joiada al frente de los cereteos y peleteos, 24Adoram como jefe de los tributos, y Josafat hijo de Ahilud era el cronista. 25Seva era el escriba, y Sadoc y Abiatar, los sacerdotes. 26Ira, el jaireo, fue también sacerdote de David.Capítulo 21
Venganza de los gabaonitas
1Hubo hambre en los días de David durante tres años consecutivos. David consultó a Jehová, y Jehová le dijo: Es por causa de Saúl, y por esa casa sanguinaria, porque él mató a los gabaonitas. 2Entonces el rey llamó a los gabaonitas y les habló. (Los gabaonitas no eran de los hijos de Israel, sino del resto de los amorreos, a los cuales los hijos de Israel habían hecho juramento. Pero Saúl había intentado matarlos llevado de su celo por los hijos de Israel y de Judá). 3Preguntó, pues, David a los gabaonitas:—¿Qué puedo hacer por vosotros, o qué satisfacción debo daros para que bendigáis la heredad de Jehová? 4Los gabaonitas le dijeron:
—No tenemos nosotros queja por cuestiones de plata o de oro con Saúl y con su casa, ni queremos que muera nadie en Israel.
—Lo que vosotros digáis, eso haré —respondió David. 5Entonces dijeron ellos al rey:
—De aquel hombre que nos diezmó e intentó exterminarnos, para que no quedara nada de nosotros en todo el territorio de Israel, 6que se nos entreguen siete hombres de sus descendientes, y los ahorcaremos delante de Jehová en Gabaa de Saúl, el escogido de Jehová.
—Yo os los entregaré —respondió el rey. 7El rey perdonó a Mefi-boset hijo de Jonatán hijo de Saúl, a causa del juramento que David y Jonatán, hijo de Saúl, se habían hecho en nombre de Jehová. 8Pero tomó el rey a los dos hijos que Rizpa, hija de Aja, había tenido de Saúl, Armoni y Mefi-boset, y a los cinco hijos que Mical, hija de Saúl, había tenido de Adriel hijo de Barzilai, el meholatita, 9y los entregó en manos de los gabaonitas, quienes los ahorcaron en el monte delante de Jehová. Cayeron aquellos siete al mismo tiempo; fueron muertos en los primeros días de la cosecha, al comienzo de la siega de la cebada. 10Entonces Rizpa, hija de Aja, tomó una tela de luto y la tendió para recostarse sobre el peñasco. Allí estuvo desde el principio de la siega hasta que cayó sobre ellos la lluvia del cielo; y no dejó que ninguna ave del cielo se lanzara sobre ellos de día, ni las fieras del campo por la noche. 11Cuando le dijeron a David lo que hacía Rizpa, hija de Aja, concubina de Saúl, 12fue él a recoger los huesos de Saúl y los huesos de Jonatán, su hijo, de los hombres de Jabes de Galaad, que los habían hurtado de la plaza de Bet-sán, donde los filisteos los habían colgado cuando mataron a Saúl en Gilboa. 13E hizo David que se llevaran de allí los huesos de Saúl y los huesos de su hijo Jonatán; y recogieron también los huesos de los ahorcados. 14Sepultaron los huesos de Saúl y los de su hijo Jonatán en tierra de Benjamín, en Zela, en el sepulcro de Cis su padre; e hicieron todo lo que el rey había mandado. Y Dios fue propicio a la tierra después de esto.
Abisai libra a David del gigante
15Volvieron los filisteos a hacer la guerra a Israel. David descendió con sus siervos y pelearon contra los filisteos. David estaba cansado, 16e Isbi-benob, uno de los descendientes de los gigantes, cuya lanza pesaba trescientos siclos de bronce, y que llevaba ceñida una espada nueva, trató de matar a David; 17pero Abisai hijo de Sarvia llegó en su ayuda, hirió al filisteo y lo mató. Entonces los hombres de David juraron diciendo: Nunca más de aquí en adelante saldrás con nosotros a la batalla, no sea que apagues la lámpara de Israel.Los hombres de David matan a los gigantes
18Otra segunda guerra hubo después en Gob contra los filisteos; entonces Sibecai, el husatita, mató a Saf, quien era uno de los descendientes de los gigantes. 19Hubo otra vez guerra en Gob contra los filisteos, en la cual Elhanán hijo de Jaare-oregim, de Belén, mató a Goliat, el geteo, cuya lanza tenía el asta tan grande como el rodillo de un telar. 20Después hubo otra guerra en Gat, donde había un hombre de gran estatura, el cual tenía doce dedos en las manos y otros doce en los pies, veinticuatro en total; también él descendía de los gigantes. 21Este desafió a Israel, y lo mató Jonatán hijo de Simea, hermano de David. 22Estos cuatro eran descendientes de los gigantes de Gat, los cuales cayeron por mano de David y por mano de sus siervos.Capítulo 22
Cántico de liberación de David
1Dirigió David a Jehová las palabras de este cántico el día que Jehová lo libró de manos de Saúl y de todos sus enemigos. 2Dijo:Jehová es mi roca, mi fortaleza y mi libertador; 3Mi Dios, fortaleza mía, en él confiaré;
mi escudo y el fuerte de mi salvación,
mi alto refugio, mi salvador.
De violencia me libraste. 4Invocaré a Jehová, quien es digno de ser alabado,
y seré salvo de mis enemigos. 5Me envolvieron las olas de la muerte,
me atemorizaron torrentes de perversidad. 6Me rodearon los lazos del seol.
Tendieron sobre mí lazos de muerte. 7En mi angustia invoqué a Jehová,
a mi Dios clamé
y escuchó mi voz desde su templo.
Mi clamor llegó a sus oídos. 8La tierra fue sacudida y tembló,
se conmovieron los cimientos de los cielos.
Se estremecieron porque él se indignó. 9Humo subió de su nariz,
y de su boca un fuego abrasador
que lanzaba carbones encendidos. 10Inclinó los cielos y descendió;
había tinieblas debajo de sus pies. 11Cabalgó sobre un querubín y voló;
voló sobre las alas del viento. 12Se envolvió en un cerco de tinieblas,
oscuridad de aguas y densas nubes. 13Por el resplandor de su presencia
se encendieron carbones ardientes. 14Tronó Jehová desde los cielos,
el Altísimo hizo oír su voz; 15Envió sus flechas y los dispersó,
lanzó relámpagos y los destruyó. 16Aparecieron entonces los torrentes de las aguas,
quedaron al descubierto los cimientos del mundo
ante la reprensión de Jehová,
al soplo del aliento de su nariz. 17Envió desde lo alto y me tomó.
Me sacó de caudalosas aguas. 18Me libró de un poderoso enemigo,
y de los que me aborrecían,
aunque eran más fuertes que yo. 19Me asaltaron el día de mi desgracia,
mas Jehová fue mi apoyo. 20Me sacó a lugar espacioso,
me libró porque me amaba. 21Jehová me recompensa conforme a mi justicia.
Conforme a la limpieza de mis manos me ha premiado: 22porque he guardado los caminos de Jehová,
y no me aparté de mi Dios haciendo el mal; 23pues todos sus decretos están delante de mí
y nunca me aparté de sus preceptos. 24Fui recto para con él,
y me he guardado de mi maldad. 25Jehová me recompensa conforme a mi justicia,
conforme a la limpieza de mis manos ante sus ojos. 26Con el misericordioso te mostrarás misericordioso,
y recto para con el hombre íntegro. 27Limpio te mostrarás con el limpio,
y rígido serás con el perverso. 28Tú salvas al pueblo afligido,
mas tus ojos abaten a los altivos. 29Tú eres, oh Jehová, mi lámpara;
mi Dios, que alumbra mis tinieblas. 30Contigo desbarataré ejércitos,
con mi Dios asaltaré muros. 31El camino de Dios es perfecto
y acrisolada la palabra de Jehová.
Escudo es a todos los que en él esperan. 32Porque ¿quién es Dios, sino sólo Jehová?
¿Y qué roca hay fuera de nuestro Dios? 33Dios es el que me ciñe de fuerza,
quien despeja mi camino, 34quien hace mis pies como de ciervas
y me sostiene firme en las alturas; 35el que adiestra mis manos para la batalla,
y mis brazos para que se doble el arco de bronce. 36Me diste el escudo de tu salvación,
y tu benignidad me ha engrandecido. 37Ensanchaste mis pasos debajo de mí,
y mis pies no han resbalado. 38Perseguiré a mis enemigos y los destruiré,
no vuelvo hasta haberlos acabado. 39Los heriré y derrotaré, de modo que no se levanten.
Caerán debajo de mis pies. 40Me ceñiste de fuerzas para la pelea,
has humillado debajo de mí a mis enemigos, 41y has hecho que mis enemigos me vuelvan las espaldas,
para que yo destruyera a los que me aborrecen. 42Clamaron, pero nadie los salvó;
también a Jehová, mas no los oyó. 43Como a polvo de la tierra los molí,
como a lodo de las calles los pisé y los trituré. 44Me has librado de las contiendas del pueblo,
me guardaste para que fuera cabeza de naciones,
pueblo que no conocía me servirá. 45Los hijos de extraños se someterán a mí.
Al oír de mí, me obedecerán. 46Los extraños se debilitarán
y saldrán temblando de sus refugios. 47¡Viva Jehová! ¡Bendita sea mi roca!,
y engrandecido sea el Dios de mi salvación. 48El Dios que venga mis agravios
y somete pueblos a mis plantas. 49El que me libera de enemigos,
me exalta sobre los que se levantan contra mí
y me libra del hombre violento. 50Por eso te confesaré entre las naciones
y cantaré, oh Jehová, a tu nombre. 51Él salva gloriosamente a su rey,
y usa de misericordia para siempre
con su ungido David y con su descendencia.
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