La Biblia hoy - Nueva Versión Internacional
Un plan de lectura bíblica diaria para leer toda la Biblia en un año
Al leer la Biblia cada día, permita que las Escrituras le hablen. Aquí tiene algunos consejos:
Antes de comenzar su lectura ore a Dios pidiéndole que él le hable por su Palabra.
Busque un lugar tranquilo y lea el texto con atención.
Hágase ciertas preguntas: ¿Por qué escribió Dios esto? ¿Qué me quiere enseñar? ¿Cómo lo puedo aplicar a mi vida?
Ore al Señor pidiéndole que le dé el poder para poner en práctica lo aprendido.
Capítulo 19
Saúl procura matar a David
1Saúl les comunicó a su hijo Jonatán y a todos sus funcionarios su decisión de matar a David. Pero como Jonatán le tenía tanto afecto a David, 2le advirtió: "Mi padre Saúl está buscando una oportunidad para matarte. Así que ten mucho cuidado mañana; escóndete en algún sitio seguro, y quédate allí. 3Yo saldré con mi padre al campo donde tú estés, y le hablaré de ti. Cuando averigüe lo que pasa, te lo haré saber." 4Jonatán le habló a su padre Saúl en favor de David: ¡No vaya Su Majestad a hacerle daño a su siervo David! le rogó. Él no le ha hecho ningún mal; al contrario, lo que ha hecho ha sido de gran beneficio para Su Majestad. 5Para matar al filisteo arriesgó su propia vida, y el Señor le dio una gran victoria a todo Israel. Su Majestad mismo lo vio y se alegró. ¿Por qué ha de hacerle daño a un inocente y matar a David sin motivo? 6Saúl le hizo caso a Jonatán, y exclamó: Tan cierto como que el Señor vive, te juro que David no morirá. 7Entonces Jonatán llamó a David y, después de contarle toda la conversación, lo llevó ante Saúl para que estuviera a su servicio como antes. 8Volvió a estallar la guerra. David salió a pelear contra los filisteos, y los combatió con tal violencia que tuvieron que huir. 9Sin embargo, un espíritu maligno de parte del Señor se apoderó de Saúl. Estaba sentado en el palacio, con una lanza en la mano. Mientras David tocaba el arpa, 10intentó clavarlo en la pared con la lanza, pero David esquivó el golpe de Saúl, de modo que la lanza quedó clavada en la pared. Esa misma noche David se dio a la fuga. 11Entonces Saúl mandó a varios hombres a casa de David, para que lo vigilaran durante la noche y lo mataran al día siguiente. Pero Mical, la esposa de David, le advirtió: "Si no te pones a salvo esta noche, mañana serás hombre muerto." 12En seguida ella descolgó a David por la ventana, y así él pudo escapar. 13Luego Mical tomó un ídolo y lo puso en la cama con un tejido de pelo de cabra en la cabeza, y lo cubrió con una sábana. 14Cuando Saúl mandó a los hombres para apresar a David, Mical les dijo: "Está enfermo." 15Pero Saúl los mandó de nuevo a buscar a David: "Aunque esté en cama, ¡tráiganmelo aquí para matarlo!" 16Al entrar en la casa, los hombres vieron que lo que estaba en la cama era un ídolo, con un tejido de pelo de cabra en la cabeza. 17Entonces Saúl le reclamó a Mical: ¿Por qué me has engañado así? ¿Por qué dejaste escapar a mi enemigo? Ella respondió: Él me amenazó con matarme si no lo dejaba escapar. 18Después de huir y ponerse a salvo, David fue a Ramá para ver a Samuel y contarle todo lo que Saúl le había hecho. Entonces los dos se fueron a vivir a Nayot. 19Cuando Saúl se enteró de que David estaba en Nayot de Ramá, 20mandó a sus hombres para que lo apresaran. Pero se encontraron con un grupo de profetas, dirigidos por Samuel, que estaban profetizando. Entonces el Espíritu de Dios vino con poder sobre los hombres de Saúl, y también ellos cayeron en trance profético. 21Al oír la noticia, Saúl envió otro grupo, pero ellos también cayeron en trance. Luego mandó un tercer grupo, y les pasó lo mismo. 22Por fin, Saúl en persona fue a Ramá y llegó al gran pozo que está en Secú. ¿Dónde están Samuel y David? preguntó. En Nayot de Ramá alguien le respondió. 23Saúl se dirigió entonces hacia allá, pero el Espíritu de Dios vino con poder también sobre él, y Saúl estuvo en trance profético por todo el camino, hasta llegar a Nayot de Ramá. 24Luego se quitó la ropa y, desnudo y en el suelo, estuvo en trance en presencia de Samuel todo el día y toda la noche. De ahí viene el dicho: "¿Acaso también Saúl es uno de los profetas?"Capítulo 20
Amistad de David y Jonatán
1David huyó de Nayot de Ramá y fue adonde estaba Jonatán. ¿Qué he hecho yo? le preguntó. ¿Qué crimen o delito he cometido contra tu padre, para que él quiera matarme? 2¿Morir tú? ¡De ninguna manera! respondió Jonatán. Mi padre no hace nada, por insignificante que sea, sin que me lo diga. ¿Por qué me lo habría de ocultar? ¡Eso no es posible! 3Pero David juró y perjuró: Tu padre sabe muy bien que tú me estimas, así que seguramente habrá pensado: Jonatán no debe enterarse, para que no se disguste. Pero tan cierto como que el Señor y tú viven, te aseguro que estoy a un paso de la muerte. 4Dime qué quieres que haga, y lo haré le respondió Jonatán. 5Sabes dijo David, mañana es la fiesta de luna nueva, y se supone que yo debo sentarme a la mesa para comer con el rey. Pues bien, deja que me esconda en el campo hasta pasado mañana por la tarde. 6Si tu padre me extraña, dile que yo insistí en que me dejaras ir en seguida a Belén, mi pueblo, pues toda mi familia estaba reunida allá para celebrar su sacrificio anual. 7Si él responde que está bien, entonces no corro ningún peligro. Pero si se enfurece, con eso sabrás que ha decidido acabar conmigo. 8Ya que en presencia del Señor has hecho un pacto conmigo, que soy tu servidor, te ruego que me seas leal. Si me consideras culpable, no hace falta que me entregues a tu padre; ¡mátame tú mismo! 9¡No digas tal cosa! exclamó Jonatán. Si llegara a enterarme de que mi padre ha decidido hacerte algún daño, ¿no crees que te lo diría? 10David le preguntó: Si tu padre te responde de mal modo, ¿quién me lo hará saber? 11Por toda respuesta, Jonatán invitó a David a salir al campo. Una vez allí, 12le dijo: David, te juro por el Señor, Dios de Israel, que a más tardar pasado mañana a esta hora averiguaré lo que piensa mi padre. Si no corres peligro, de alguna manera te lo haré saber. 13Pero si mi padre intenta hacerte daño, y yo no te aviso para que puedas escapar, ¡que el Señor me castigue sin piedad, y que esté contigo como estuvo con mi padre! 14Y si todavía estoy vivo cuando el Señor te muestre su bondad, te pido que también tú seas bondadoso conmigo y no dejes que me maten. 15¡Nunca dejes de ser bondadoso con mi familia, aun cuando el Señor borre de la faz de la tierra a todos tus enemigos! 16¡Que el Señor pida cuentas de esto a tus enemigos! De ese modo Jonatán hizo un pacto con la familia de David, 17pues quería a David como a sí mismo. Por ese cariño que le tenía, le pidió a David confirmar el pacto bajo juramento. 18Además le dijo: Mañana es la fiesta de luna nueva. Cuando vean tu asiento desocupado, te van a extrañar. 19Pasado mañana, sin falta, ve adonde te escondiste la otra vez, y quédate junto a la piedra de Ézel. 20Yo fingiré estar tirando al blanco y lanzaré tres flechas en esa dirección. 21Entonces le diré a uno de mis criados que vaya a buscarlas. Si le digo: Mira, las flechas están más acá, recógelas; eso querrá decir que no hay peligro y podrás salir sin ninguna preocupación. ¡Tan cierto como que el Señor vive! 22Pero si le digo: Mira, las flechas están más allá, eso querrá decir que el Señor quiere que te vayas, así que ¡escápate! 23¡Que el Señor sea siempre testigo del juramento que tú y yo nos hemos hecho! 24David se escondió en el campo. Cuando llegó la fiesta de luna nueva, el rey se sentó a la mesa para comer 25ocupando, como de costumbre, el puesto junto a la pared. Jonatán se sentó enfrente, mientras que Abner se acomodó a un lado de Saúl. El asiento de David quedó desocupado. 26Ese día Saúl no dijo nada, pues pensó: "Algo le habrá pasado a David, que lo dejó ritualmente impuro, y seguramente no pudo purificarse." 27Pero como al día siguiente, que era el segundo del mes, el puesto de David seguía desocupado, Saúl le preguntó a Jonatán: ¿Cómo es que ni ayer ni hoy vino el hijo de Isaí a la comida? 28Jonatán respondió: David me insistió en que le diera permiso para ir a Belén. 29Me dijo: Por favor, déjame ir. Mi familia va a celebrar el sacrificio anual en nuestro pueblo, y mi hermano me ha ordenado que vaya. Hazme este favor, y permite que me dé una escapada para ver a mis hermanos. Por eso es que David no se ha sentado a comer con Su Majestad. 30Al oír esto, Saúl se enfureció con Jonatán. ¡Hijo de mala madre! exclamó. ¿Crees que no sé que eres muy amigo del hijo de Isaí, para vergüenza tuya y de tu desgraciada madre? 31Mientras el hijo de Isaí viva en esta tierra, ¡ni tú ni tu reino estarán seguros! Así que manda a buscarlo, y tráemelo, pues está condenado a morir. 32¿Y por qué ha de morir? le reclamó Jonatán. ¿Qué mal ha hecho? 33Por toda respuesta, Saúl le arrojó su lanza para herirlo. Así Jonatán se convenció de que su padre estaba decidido a matar a David. 34Enfurecido, Jonatán se levantó de la mesa y no quiso tomar parte en la comida del segundo día de la fiesta. Estaba muy afligido porque su padre había insultado a David. 35Por la mañana Jonatán salió al campo para encontrarse con David. Uno de sus criados más jóvenes lo acompañaba. 36Jonatán le dijo: "Corre a buscar las flechas que voy a lanzar." El criado se echó a correr, y Jonatán lanzó una flecha que lo sobrepasó. 37Cuando el criado llegó al lugar donde la flecha había caído, Jonatán le gritó: "¡Más allá! ¡La flecha está más allá! 38¡Date prisa! ¡No te detengas!" Y así continuó gritándole Jonatán. Cuando el criado recogió la flecha y se la trajo a su amo, 39lo hizo sin sospechar nada, pues sólo Jonatán y David sabían de qué se trataba. 40Entonces Jonatán le dio sus armas al criado. "Vete le dijo; llévalas de vuelta a la ciudad." 41En cuanto el criado se fue, David salió de su escondite y, luego de inclinarse tres veces, se postró rostro en tierra. En seguida se besaron y lloraron juntos, hasta que David se desahogó. 42"Puedes irte tranquilo le dijo Jonatán a David, pues los dos hemos hecho un juramento eterno en nombre del Señor, pidiéndole que juzgue entre tú y yo, y entre tus descendientes y los míos." Así que David se fue, y Jonatán regresó a la ciudad.Capítulo 21
David huye de Saúl
1Cuando David llegó a Nob, fue a ver al sacerdote Ajimélec, quien al encontrarse con David se puso nervioso. ¿Por qué vienes solo? le preguntó. ¿Cómo es que nadie te acompaña? 2David le respondió: Vengo por orden del rey, pero nadie debe saber a qué me ha enviado ni cuál es esa orden. En cuanto a mis hombres, ya les he indicado dónde encontrarnos. 3¿Qué provisiones tienes a mano? Dame unos cinco panes, o algo más que tengas. 4No tengo a la mano pan común y corriente le contestó el sacerdote. Podría darte el pan consagrado, si es que tus hombres se han abstenido por lo menos de estar con mujeres. 5David respondió: Te aseguro que, como es la costumbre cuando salimos en una expedición, no hemos tenido contacto con mujeres. Además, mis hombres se consagran incluso en expediciones ordinarias, así que con más razón están consagrados ahora. 6Por tanto, el sacerdote le entregó a David el pan consagrado, ya que no había otro. Era el pan de la Presencia que había sido quitado de delante del Señor y reemplazado por el pan caliente del día. 7Aquel día estaba allí uno de los oficiales de Saúl, que había tenido que quedarse en el santuario del Señor. Se trataba de un edomita llamado Doeg, que era jefe de los pastores de Saúl. 8Más tarde, David le preguntó a Ajimélec: ¿No tienes a la mano una lanza o una espada? Tan urgente era el encargo del rey que no alcancé a tomar mi espada ni mis otras armas. 9El sacerdote respondió: Aquí tengo la espada del filisteo Goliat, a quien mataste en el valle de Elá. Está detrás del efod, envuelta en un paño. Puedes llevártela, si quieres. Otras armas no tengo. Dámela dijo David. ¡Es la mejor que podrías ofrecerme! 10Ese mismo día David, todavía huyendo de Saúl, se dirigió a Aquis, rey de Gat. 11Los oficiales le dijeron a Aquis: ¿No es éste David, el rey del país? ¿No es él por quien danzaban, y en los cantos decían: "Saúl destruyó a un ejército, pero David aniquiló a diez"? 12Al oír esto, David se preocupó y tuvo mucho miedo de Aquis, rey de Gat. 13Por lo tanto, cuando estaban por apresarlo, fingió perder la razón y, en público, comenzó a portarse como un loco, haciendo garabatos en las puertas y dejando que la saliva le corriera por la barba. 14Aquis dijo entonces a sus oficiales: ¿Pero qué, no se fijan? ¡Ese hombre está loco! ¿Para qué me lo traen? 15¿Acaso me hacen falta más locos, que encima me traen a éste para hacer sus locuras en mi presencia? ¡Sáquenlo de mi palacio!La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional® NVI® Copyright © 1999 by www.biblica.com, Inc.®. All rights reserved worldwide.