La Biblia hoy - Nueva Versión Internacional
Un plan de lectura bíblica diaria para leer toda la Biblia en un año
Al leer la Biblia cada día, permita que las Escrituras le hablen. Aquí tiene algunos consejos:
Antes de comenzar su lectura ore a Dios pidiéndole que él le hable por su Palabra.
Busque un lugar tranquilo y lea el texto con atención.
Hágase ciertas preguntas: ¿Por qué escribió Dios esto? ¿Qué me quiere enseñar? ¿Cómo lo puedo aplicar a mi vida?
Ore al Señor pidiéndole que le dé el poder para poner en práctica lo aprendido.
Capítulo 1
Abisag sirve a David
1El rey David era ya tan anciano y tan entrado en años que, por más que lo abrigaban, no conseguía entrar en calor. 2Por eso sus servidores le dijeron: "Busquemos a una joven soltera para que atienda a Su Majestad y lo cuide, y se acueste a su lado para darle calor." 3Así que fueron por todo Israel en busca de una muchacha hermosa, y encontraron a una sunamita llamada Abisag y se la llevaron al rey. 4La muchacha era realmente muy hermosa, y se dedicó a cuidar y a servir al rey, aunque el rey nunca tuvo relaciones sexuales con ella.Adonías usurpa el trono
5Adonías, cuya madre fue Jaguit, ambicionaba ser rey, y por lo tanto se levantó en armas. Consiguió carros de combate, caballos y cincuenta guardias de escolta. 6Adonías era más joven que Absalón, y muy bien parecido. Como David, su padre, nunca lo había contrariado ni le había pedido cuentas de lo que hacía, 7Adonías se confabuló con Joab hijo de Sarvia y con el sacerdote Abiatar, y éstos le dieron su apoyo. 8Quienes no lo apoyaron fueron el sacerdote Sadoc, Benaías hijo de Joyadá, el profeta Natán, Simí y Reguí, y la guardia personal de David. 9Cerca de Enroguel, junto a la peña de Zojélet, Adonías ofreció un sacrificio de ovejas, bueyes y terneros engordados. Invitó a todos sus hermanos, los hijos del rey, y a todos los funcionarios reales de Judá, 10pero no invitó al profeta Natán, ni a Benaías, ni a la guardia real ni a su hermano Salomón. 11Por eso Natán le preguntó a Betsabé, la madre de Salomón: "¿Ya sabes que Adonías, el hijo de Jaguit, se ha proclamado rey a espaldas de nuestro señor David? 12Pues si quieres salvar tu vida y la de tu hijo Salomón, déjame darte un consejo: 13Ve a presentarte ante el rey David, y dile: ¿Acaso no le había jurado Su Majestad a esta servidora suya que mi hijo Salomón lo sucedería en el trono? ¿Cómo es que ahora el rey es Adonías? 14Mientras tú estés allí, hablando con el rey, yo entraré para confirmar tus palabras." 15Betsabé se dirigió entonces a la habitación del rey. Como éste ya era muy anciano, lo atendía Abisag la sunamita. 16Al llegar Betsabé, se arrodilló ante el rey, y éste le preguntó: ¿Qué quieres? 17Mi señor juró por el Señor su Dios a esta servidora suya contestó Betsabé, que mi hijo Salomón sucedería en el trono a Su Majestad. 18Pero ahora resulta que Adonías se ha proclamado rey a espaldas de Su Majestad. 19Ha sacrificado una gran cantidad de toros, terneros engordados y ovejas, y ha invitado a todos los hijos del rey, al sacerdote Abiatar y a Joab, general del ejército; sin embargo, no invitó a Salomón, que es un fiel servidor de Su Majestad. 20Mi señor y rey, todo Israel está a la expectativa y quiere que usted le diga quién lo sucederá en el trono. 21De lo contrario, tan pronto como Su Majestad muera, mi hijo Salomón y yo seremos acusados de alta traición. 22Mientras Betsabé hablaba con el rey, llegó el profeta Natán, 23y el rey se enteró de su llegada. Entonces Natán se presentó ante el rey y, arrodillándose, 24le dijo: Mi señor y rey, ¿acaso ha decretado usted que Adonías lo suceda en el trono? 25Pregunto esto porque él ha ido hoy a sacrificar una gran cantidad de toros, terneros engordados y ovejas. Además, ha invitado a todos los hijos de Su Majestad, a los comandantes del ejército y al sacerdote Abiatar, y allí están todos ellos comiendo y bebiendo, y gritando en su presencia: ¡Viva el rey Adonías! 26Sin embargo, no me invitó a mí, que estoy al servicio de Su Majestad, ni al sacerdote Sadoc, ni a Benaías hijo de Joyadá, ni a Salomón, que es un fiel servidor de Su Majestad. 27¿Será posible que mi señor y rey haya hecho esto sin dignarse comunicarles a sus servidores quién lo sucederá en el trono?David proclama rey a Salomón
28Al oír esto, el rey David ordenó: ¡Llamen a Betsabé! Ella entró y se quedó de pie ante el rey. 29Entonces el rey le hizo este juramento: Tan cierto como que vive el Señor, que me ha librado de toda angustia, 30te aseguro que hoy cumpliré lo que te juré por el Señor, el Dios de Israel. Yo te prometí que tu hijo Salomón me sucederá en el trono y reinará en mi lugar. 31Betsabé se inclinó ante el rey y, postrándose rostro en tierra, exclamó: ¡Que viva para siempre mi señor el rey David! 32David ordenó: Llamen al sacerdote Sadoc, al profeta Natán y a Benaías hijo de Joyadá. Cuando los tres se presentaron ante el rey, 33éste les dijo: Tomen con ustedes a los funcionarios de la corte, monten a mi hijo Salomón en mi propia mula, y llévenlo a Guijón 34para que el sacerdote Sadoc y el profeta Natán lo unjan como rey de Israel. Toquen luego la trompeta, y griten: ¡Viva el rey Salomón! 35Después de eso, regresen con él para que ocupe el trono en mi lugar y me suceda como rey, pues he dispuesto que sea él quien gobierne a Israel y a Judá. 36¡Que así sea! le respondió Benaías hijo de Joyadá. ¡Que así lo confirme el Señor, Dios de Su Majestad! 37Que así como el Señor estuvo con Su Majestad, esté también con Salomón; ¡y que engrandezca su trono aún más que el trono de mi señor el rey David! 38El sacerdote Sadoc, el profeta Natán y Benaías hijo de Joyadá, y los quereteos y los peleteos, montaron a Salomón en la mula del rey David y lo escoltaron mientras bajaban hasta Guijón. 39Allí el sacerdote Sadoc tomó el cuerno de aceite que estaba en el santuario, y ungió a Salomón. Tocaron entonces la trompeta, y todo el pueblo gritó: "¡Viva el rey Salomón!" 40Luego, todos subieron detrás de él, tocando flautas y lanzando gritos de alegría. Era tal el estruendo, que la tierra temblaba. 41Adonías y todos sus invitados estaban por terminar de comer cuando sintieron el estruendo. Al oír el sonido de la trompeta, Joab preguntó: ¿Por qué habrá tanta bulla en la ciudad? 42Aún estaba hablando cuando llegó Jonatán, hijo del sacerdote Abiatar. ¡Entra! le dijo Adonías. Un hombre respetable como tú debe traer buenas noticias. 43¡No es así! exclamó Jonatán. Nuestro señor el rey David ha nombrado rey a Salomón. 44También ha ordenado que el sacerdote Sadoc, el profeta Natán y Benaías hijo de Joyadá, con los quereteos y los peleteos, monten a Salomón en la mula del rey. 45Sadoc y Natán lo han ungido como rey en Guijón. Desde allí han subido lanzando gritos de alegría, y la ciudad está alborotada. A eso se debe tanta bulla. 46Además, Salomón se ha sentado en el trono real, 47y los funcionarios de la corte han ido a felicitar a nuestro señor, el rey David. Hasta le desearon que su Dios hiciera el nombre de Salomón más famoso todavía que el de David, y que engrandeciera el trono de Salomón más que el suyo. Ante eso, el rey se inclinó en su cama 48y dijo: ¡Alabado sea el Señor, Dios de Israel, que hoy me ha concedido ver a mi sucesor sentarse en mi trono! 49Al oír eso, todos los invitados de Adonías se levantaron llenos de miedo y se dispersaron. 50Adonías, por temor a Salomón, se refugió en el santuario, en donde se agarró de los cuernos del altar. 51No faltó quien fuera a decirle a Salomón: Adonías tiene miedo de Su Majestad y está agarrado de los cuernos del altar. Ha dicho: ¡Quiero que hoy mismo jure el rey Salomón que no condenará a muerte a este servidor suyo! 52Salomón respondió: Si demuestra que es un hombre de honor, no perderá ni un cabello de su cabeza; pero si se le sorprende en alguna maldad, será condenado a muerte. 53Acto seguido, el rey Salomón mandó que lo trajeran. Cuando Adonías llegó, se inclinó ante el rey Salomón, y éste le ordenó que se fuera a su casa.Capítulo 2
Mandato de David a Salomón
1David ya estaba próximo a morir, así que le dio estas instrucciones a su hijo Salomón: 2"Según el destino que a todos nos espera, pronto partiré de este mundo. ¡Cobra ánimo y pórtate como hombre! 3Cumple los mandatos del Señor tu Dios; sigue sus sendas y obedece sus decretos, mandamientos, leyes y preceptos, los cuales están escritos en la ley de Moisés. Así prosperarás en todo lo que hagas y por dondequiera que vayas, 4y el Señor cumplirá esta promesa que me hizo: Si tus descendientes cuidan su conducta y me son fieles con toda el alma y de todo corazón, nunca faltará un sucesor tuyo en el trono de Israel. 5"Ahora bien, tú mismo sabes que Joab hijo de Sarvia derramó sangre en tiempo de paz como si estuviera en guerra, y mató a Abner hijo de Ner y a Amasá hijo de Jéter, los dos comandantes de los ejércitos israelitas, manchándose así de sangre las manos. 6Por tanto, usa la cabeza y no lo dejes llegar a viejo y morir en paz. 7En cambio, sé bondadoso con los hijos de Barzilay de Galaad y permíteles comer en tu mesa, pues ellos me ampararon cuando huía de tu hermano Absalón. 8"También encárgate de Simí hijo de Guerá, ese benjaminita de Bajurín que me lanzó terribles maldiciones cuando me dirigía a Majanayin. Es cierto que, cuando fue al Jordán a recibirme, le juré por el Señor que no lo condenaría a muerte. 9Sin embargo, no tienes ya por qué perdonarle la vida. Tú eres inteligente, y sabrás qué hacer con él; aunque ya está viejo, hazlo sufrir una muerte sangrienta."[3]Muerte de David
10David murió y fue sepultado en la ciudad que lleva su nombre. 11Había reinado siete años en Hebrón y treinta y tres en Jerusalén, así que en total reinó en Israel cuarenta años. 12Lo sucedió en el trono su hijo Salomón, y así se consolidó firmemente su reino.Salomón afirma su reino
13Adonías hijo de Jaguit fue a ver a Betsabé, madre de Salomón, y Betsabé le preguntó: ¿Vienes en son de paz? Sí respondió él; 14tengo algo que comunicarle. Habla contestó ella. 15Como usted sabe dijo Adonías, el reino me pertenecía, y todos los israelitas esperaban que yo llegara a ser rey. Pero ahora el reino ha pasado a mi hermano, que lo ha recibido por voluntad del Señor. 16Pues bien, tengo una petición que hacerle, y espero que me la conceda. Continúa dijo ella. 17Por favor, pídale usted al rey Salomón que me dé como esposa a Abisag la sunamita; a usted no se lo negará. 18Muy bien contestó Betsabé; le hablaré al rey en tu favor. 19Betsabé fue a ver al rey Salomón para interceder en favor de Adonías. El rey se puso de pie para recibirla y se inclinó ante ella; luego se sentó en su trono y mandó que pusieran otro trono para su madre; y ella se sentó a la derecha del rey. 20Quiero pedirte un pequeño favor dijo ella. Te ruego que no me lo niegues. Dime de qué se trata, madre mía. A ti no puedo negarte nada. 21Ella continuó: Concédele a tu hermano Adonías casarse con Abisag la sunamita. 22Pero ¿cómo puedes pedirme semejante cosa? respondió el rey a su madre. Es mi hermano mayor, y cuenta con el apoyo del sacerdote Abiatar y de Joab hijo de Sarvia. ¡Realmente me estás pidiendo que le ceda el trono! 23Dicho esto, el rey Salomón juró por el Señor: "¡Que Dios me castigue sin piedad si no hago que Adonías pague con su vida por esa petición! 24El Señor me ha establecido firmemente en el trono de mi padre, y conforme a su promesa me ha dado una dinastía. Por tanto, tan cierto como que él vive, ¡juro que hoy mismo Adonías morirá!" 25En seguida, el rey Salomón le dio a Benaías hijo de Joyadá la orden de matar a Adonías. 26Al sacerdote Abiatar, el rey mismo le ordenó: "Regresa a tus tierras en Anatot. Mereces la muerte, pero por el momento no voy a quitarte la vida, pues compartiste con David mi padre todas sus penurias, y en su presencia llevaste el arca del Señor omnipotente." 27Fue así como, al destituir Salomón a Abiatar del sacerdocio del Señor, se cumplió la palabra que el Señor había pronunciado en Siló contra la familia de Elí. 28Joab había conspirado con Adonías, aunque no con Absalón, así que al oír que Adonías había muerto, fue a refugiarse en el santuario del Señor, agarrándose de los cuernos del altar. 29Cuando le dijeron a Salomón que Joab había huido al santuario, y que estaba junto al altar, el rey le ordenó a Benaías hijo de Joyadá que fuera a matarlo. 30Benaías fue al santuario del Señor y le dijo a Joab: El rey te ordena que salgas. ¡No! respondió Joab. ¡De aquí sólo me sacarán muerto! Benaías fue y le contó al rey lo que había dicho Joab. 31¡Pues dale gusto! ordenó el rey. ¡Mátalo y entiérralo! De ese modo me absolverás a mí y a mi familia de la sangre inocente que derramó Joab. 32El Señor hará recaer sobre su cabeza la sangre que derramó, porque a espaldas de mi padre atacó Joab a Abner hijo de Ner, que era comandante del ejército de Israel, y a Amasá hijo de Jéter, que era comandante del ejército de Judá. Así mató a filo de espada a dos hombres que eran mejores y más justos que él. 33¡Que la culpa de esas muertes recaiga para siempre sobre la cabeza de Joab y de sus descendientes! ¡Pero que la paz del Señor esté por siempre con David y sus descendientes, y con su linaje y su trono! 34Benaías hijo de Joyadá fue y mató a Joab, e hizo que lo sepultaran en su hacienda de la estepa. 35Entonces el rey puso a Benaías hijo de Joyadá sobre el ejército en lugar de Joab, y al sacerdote Sadoc lo puso en lugar de Abiatar. 36Luego mandó llamar a Simí y le dijo: Constrúyete una casa en Jerusalén, y quédate allí. No salgas a ninguna parte, 37porque el día que salgas y cruces el arroyo de Cedrón, podrás darte por muerto. Y la culpa será tuya. 38De acuerdo le respondió Simí al rey. Yo estoy para servir a Su Majestad, y acataré sus órdenes. Simí permaneció en Jerusalén por un buen tiempo, 39pero tres años más tarde dos de sus esclavos escaparon a Gat, donde reinaba Aquis hijo de Macá. Cuando le avisaron a Simí que sus esclavos estaban en Gat, 40aparejó su asno y se fue allá a buscarlos y traerlos de vuelta. 41Al oír Salomón que Simí había ido de Jerusalén a Gat y había regresado, 42lo mandó llamar y le dijo: Yo te hice jurar por el Señor, y te advertí: El día que salgas a cualquier lugar, podrás darte por muerto. Y tú dijiste que estabas de acuerdo y que obedecerías. 43¿Por qué, pues, no cumpliste con tu juramento al Señor ni obedeciste la orden que te di? 44El rey también le dijo a Simí: Tú bien sabes cuánto daño le hiciste a mi padre David; ahora el Señor se vengará de ti por tu maldad. 45En cambio, yo seré bendecido, y el trono de David permanecerá firme para siempre en presencia del Señor. 46Acto seguido, el rey le dio la orden a Benaías hijo de Joyadá, y éste fue y mató a Simí. Así se consolidó el reino en manos de Salomón.La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional® NVI® Copyright © 1999 by www.biblica.com, Inc.®. All rights reserved worldwide.