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La Biblia hoy - Nueva Versión Internacional

Un plan de lectura bíblica diaria para leer toda la Biblia en un año

Al leer la Biblia cada día, permita que las Escrituras le hablen. Aquí tiene algunos consejos:

  • Antes de comenzar su lectura ore a Dios pidiéndole que él le hable por su Palabra.

  • Busque un lugar tranquilo y lea el texto con atención.

  • Hágase ciertas preguntas: ¿Por qué escribió Dios esto? ¿Qué me quiere enseñar? ¿Cómo lo puedo aplicar a mi vida?

  • Ore al Señor pidiéndole que le dé el poder para poner en práctica lo aprendido.

Fecha seleccionada
14/04/2025

2 Samuel 23-24

Capítulo 23

Ultimas palabras de David

 1Éstas son las últimas palabras de David: "Oráculo de David hijo de Isaí, dulce cantor de Israel; hombre exaltado por el Altísimo y ungido por el Dios de Jacob. 2"El Espíritu del Señor habló por medio de mí; puso sus palabras en mi lengua. 3El Dios de Israel habló, la Roca de Israel me dijo: El que gobierne a la gente con justicia, el que gobierne en el temor de Dios, 4será como la luz de la aurora en un amanecer sin nubes, que tras la lluvia resplandece para que brote la hierba en la tierra. 5"Dios ha establecido mi casa; ha hecho conmigo un pacto eterno, bien reglamentado y seguro. y que se cumpla todo mi deseo. 6Pero los malvados son como espinos que se desechan; nadie los toca con la mano. 7Se recogen con un hierro o con una lanza, y ahí el fuego los consume."

Los valientes de David

 8Éstos son los nombres de los soldados más valientes de David: Joseb Basébet el tacmonita, que era el principal de los tres más famosos, en una batalla mató con su lanza a ochocientos hombres. 9En segundo lugar estaba Eleazar hijo de Dodó el ajojita, que también era uno de los tres más famosos. Estuvo con David cuando desafiaron a los filisteos que se habían concentrado en Pasdamín para la batalla. Los israelitas se retiraron, 10pero Eleazar se mantuvo firme y derrotó a tantos filisteos que, por la fatiga, la mano se le quedó pegada a la espada. Aquel día el Señor les dio una gran victoria. Las tropas regresaron adonde estaba Eleazar, pero sólo para tomar los despojos. 11El tercer valiente era Sama hijo de Agué el ararita. En cierta ocasión, los filisteos formaron sus tropas en un campo sembrado de lentejas. El ejército de Israel huyó ante ellos, 12pero Sama se plantó en medio del campo y lo defendió, derrotando a los filisteos. El Señor les dio una gran victoria. 13En otra ocasión, tres de los treinta más valientes fueron a la cueva de Adulán, donde estaba David. Era el comienzo de la siega, y una tropa filistea acampaba en el valle de Refayin. 14David se encontraba en su fortaleza, y en ese tiempo había una guarnición filistea en Belén. 15Como David tenía mucha sed, exclamó: "¡Ojalá pudiera yo beber agua del pozo que está a la entrada de Belén!" 16Entonces los tres valientes se metieron en el campamento filisteo, sacaron agua del pozo de Belén, y se la llevaron a David. Pero él no quiso beberla, sino que derramó el agua en honor al Señor 17y declaró solemnemente: "¡Que el Señor me libre de beberla! ¡Eso sería como beberme la sangre de hombres que se han jugado la vida!" Y no quiso beberla. Tales hazañas hicieron esos tres héroes. 18Abisay, el hermano de Joab hijo de Sarvia, estaba al mando de los tres y ganó fama entre ellos. En cierta ocasión, lanza en mano atacó y mató a trescientos hombres. 19Se destacó más que los tres valientes, y llegó a ser su jefe, pero no fue contado entre ellos. 20Benaías hijo de Joyadá era un guerrero de Cabsel que realizó muchas hazañas. Derrotó a dos de los mejores hombres de Moab, y en otra ocasión, cuando estaba nevando, se metió en una cisterna y mató un león. 21También derrotó a un egipcio de gran estatura. El egipcio empuñaba una lanza, pero Benaías, que no llevaba más que un palo, le arrebató la lanza y lo mató con ella. 22Tales hazañas hizo Benaías hijo de Joyadá, y también él ganó fama como los tres valientes, 23pero no fue contado entre ellos, aunque se destacó más que los treinta valientes. Además, David lo puso al mando de su guardia personal. 24Entre los treinta valientes estaban: Asael hermano de Joab, Eljanán hijo de Dodó, el de Belén, 25Sama el jarodita, Elicá el jarodita, 26Heles el paltita, Ira hijo de Iqués el tecoíta, 27Abiezer el anatotita, Mebunay el jusatita, 28Zalmón el ajojita, Maray el netofatita, 29Jéled hijo de Baná el netofatita, Itay hijo de Ribay, el de Guibeá de los benjaminitas, 30Benaías el piratonita, Hiday, el de los arroyos de Gaas, 31Abí Albón el arbatita, Azmávet el bajurinita, 32Elijaba el salbonita, los hijos de Jasén, Jonatán hijo de 33Sama el ararita, Ahían hijo de Sarar el ararita, 34Elifelet hijo de Ajasbay el macateo, Elián hijo de Ajitofel el guilonita, 35Jezró el de Carmel, Paray el arbita, 36Igal hijo de Natán, el de Sobá, el hijo de Hagrí,[7] 37Sélec el amonita, Najaray el berotita, que fue escudero de Joab hijo de Sarvia, 38Ira el itrita, Gareb el itrita, 39y Urías el hitita. En total fueron treinta y siete.

Capítulo 24

David censa al pueblo

 1Una vez más, la ira del Señor se encendió contra Israel, así que el Señor incitó a David contra el pueblo al decirle: "Haz un censo de Israel y de Judá." 2Entonces el rey les ordenó a Joab y a los capitanes del ejército que lo acompañaban: Vayan por todas las tribus de Israel, desde Dan hasta Berseba, y hagan un censo militar, para que yo sepa cuántos pueden servir en el ejército. 3Joab le respondió: ¡Que el Señor su Dios multiplique cien veces las tropas de Su Majestad, y le permita llegar a verlo con sus propios ojos! Pero, ¿qué lleva a Su Majestad a hacer tal cosa? 4Sin embargo, la orden del rey prevaleció sobre la opinión de Joab y de los capitanes del ejército, de modo que salieron de su audiencia con el rey para llevar a cabo el censo militar de Israel. 5Cruzaron el Jordán y acamparon cerca de Aroer, al sur del pueblo que está en el valle, después de lo cual siguieron hacia Gad y Jazer. 6Fueron por Galaad y por el territorio de Tajtín Jodsí, hasta llegar a Dan Jaán y a los alrededores de Sidón. 7Siguieron hacia la fortaleza de Tiro y recorrieron todas las ciudades de los heveos y los cananeos. Finalmente, llegaron a Berseba, en el Néguev de Judá. 8Al cabo de nueve meses y veinte días, y después de haber recorrido todo el país, regresaron a Jerusalén. 9Joab le entregó al rey los resultados del censo militar: en Israel había ochocientos mil hombres que podían servir en el ejército, y en Judá, quinientos mil. 10Entonces le remordió a David la conciencia por haber realizado este censo militar, y le dijo al Señor: "He cometido un pecado muy grande. He actuado como un necio. Yo te ruego, Señor, que perdones la maldad de tu siervo." 11Por la mañana, antes de que David se levantara, la palabra del Señor vino al profeta Gad, vidente de David, y le dio este mensaje: 12"Ve a decirle a David: Así dice el Señor: ?Te doy a escoger entre estos tres castigos; dime cuál de ellos quieres que te imponga.' " 13Entonces Gad fue a ver a David y le preguntó: ¿Qué prefieres: que vengan tres años de hambre en el país, o que tus enemigos te persigan durante tres meses, y tengas que huir de ellos, o que el país sufra tres días de peste? Piénsalo bien, y dime qué debo responderle al que me ha enviado. 14¡Estoy entre la espada y la pared! respondió David. Pero es mejor que caigamos en las manos del Señor, porque su amor es grande, y no que yo caiga en las manos de los hombres. 15Por lo tanto, el Señor mandó contra Israel una peste que duró desde esa mañana hasta el tiempo señalado; y en todo el país, desde Dan hasta Berseba, murieron setenta mil personas. 16Entonces el ángel del Señor, que estaba junto a la parcela de Arauna el jebuseo, extendió su mano hacia Jerusalén para destruirla. Pero el Señor se arrepintió del castigo que había enviado. "¡Basta! le dijo al ángel que estaba hiriendo al pueblo. ¡Detén tu mano!" 17David, al ver que el ángel destruía a la gente, oró al Señor: "¿Qué culpa tienen estas ovejas? ¡Soy yo el que ha pecado! ¡Soy yo el que ha hecho mal! ¡Descarga tu mano sobre mí y sobre mi familia!" 18Ese mismo día, Gad volvió adonde estaba David y le dijo: "Sube y construye un altar al Señor en la parcela de Arauna el jebuseo." 19David se puso en camino, tal como el Señor se lo había ordenado por medio de Gad. 20Arauna se asomó y, al ver que el rey y sus oficiales se acercaban, salió y rostro en tierra se postró delante de él. 21Su Majestad dijo Arauna, ¿a qué debo el honor de su visita? Quiero comprarte la parcela respondió David y construir un altar al Señor para que se detenga la plaga que está afligiendo al pueblo. 22Tome Su Majestad y presente como ofrenda lo que mejor le parezca. Aquí hay bueyes para el holocausto, y hay también trillos y yuntas que usted puede usar como leña. 23Todo esto se lo doy a usted. ¡Que el Señor su Dios vea a Su Majestad con agrado! 24Pero el rey le respondió a Arauna: Eso no puede ser. No voy a ofrecer al Señor mi Dios holocaustos que nada me cuesten. Te lo compraré todo por su precio justo. Fue así como David compró la parcela y los bueyes por cincuenta monedas de plata. 25Allí construyó un altar al Señor y ofreció holocaustos y sacrificios de comunión. Entonces el Señor tuvo piedad del país, y se detuvo la plaga que estaba afligiendo a Israel.

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