La Biblia hoy - Nueva Versión Internacional
Un plan de lectura bíblica diaria para leer toda la Biblia en un año
Al leer la Biblia cada día, permita que las Escrituras le hablen. Aquí tiene algunos consejos:
Antes de comenzar su lectura ore a Dios pidiéndole que él le hable por su Palabra.
Busque un lugar tranquilo y lea el texto con atención.
Hágase ciertas preguntas: ¿Por qué escribió Dios esto? ¿Qué me quiere enseñar? ¿Cómo lo puedo aplicar a mi vida?
Ore al Señor pidiéndole que le dé el poder para poner en práctica lo aprendido.
Capítulo 20
Sublevación de Seba
1Por allí se encontraba un malvado que se llamaba Sabá hijo de Bicrí, que era benjaminita. Dando un toque de trompeta, se puso a gritar: "¡Pueblo de Israel, todos a sus casas, pues no tenemos parte con David, ni herencia con el hijo de Isaí!" 2Entonces todos los israelitas abandonaron a David y siguieron a Sabá hijo de Bicrí. Los de Judá, por su parte, se mantuvieron fieles a su rey y lo acompañaron desde el Jordán hasta Jerusalén. 3Cuando el rey David llegó a su palacio en Jerusalén, sacó a las diez concubinas que había dejado a cargo del palacio y las puso bajo vigilancia. Siguió manteniéndolas, pero no volvió a acostarse con ellas. Hasta el día de su muerte, quedaron encerradas y viviendo como si fueran viudas. 4Luego el rey le ordenó a Amasá: "Moviliza a las tropas de Judá, y preséntate aquí con ellas dentro de tres días." 5Amasá salió para movilizar a las tropas, pero no cumplió con el plazo. 6Por eso David le dijo a Abisay: "Ahora Sabá hijo de Bicrí va a perjudicarnos más que Absalón. Así que hazte cargo de la guardia real, y sal a perseguirlo, no sea que llegue a alguna ciudad fortificada y se nos escape." 7Entonces los soldados de Joab, junto con los quereteos, los peleteos y todos los oficiales, bajo el mando de Abisay salieron de Jerusalén para perseguir a Sabá hijo de Bicrí. 8Al llegar a la gran roca que está en Gabaón, Amasá les salió al encuentro. Joab tenía su uniforme ajustado con un cinturón, y ceñida al muslo llevaba una daga envainada. Pero al caminar, la daga se le cayó. 9Con la mano derecha, Joab tomó a Amasá por la barba para besarlo, mientras le preguntaba: "¿Cómo estás, hermano?" 10Amasá no se percató de que en la otra mano Joab llevaba la daga, así que Joab se la clavó en el vientre, y las entrañas de Amasá se derramaron por el suelo. Amasá murió de una sola puñalada, y luego Joab y su hermano Abisay persiguieron a Sabá hijo de Bicrí. 11Uno de los soldados de Joab, deteniéndose junto al cuerpo de Amasá, exclamó: "¡Todos los que estén a favor de Joab y que apoyen a David, sigan a Joab!" 12Como el cuerpo de Amasá, bañado en sangre, había quedado en medio del camino, todas las tropas que pasaban se detenían para verlo. Cuando aquel soldado se dio cuenta de esto, retiró el cuerpo hacia el campo y lo cubrió con un manto. 13Luego de que Amasá fue apartado del camino, todas las tropas fueron con Joab a perseguir a Sabá hijo de Bicrí. 14Sabá recorrió todas las tribus de Israel, hasta llegar a Abel Betmacá, y allí todos los del clan de Bicrí se le unieron. 15Las tropas de Joab llegaron a la ciudad de Abel Betmacá y la sitiaron. Construyeron una rampa contra la fortificación para atacar la ciudad, y cuando los soldados comenzaban a derribar la muralla, 16una astuta mujer de la ciudad les gritó: ¡Escúchenme! ¡Escúchenme! Díganle a Joab que venga acá para que yo pueda hablar con él. 17Joab se le acercó. ¿Es usted Joab? le preguntó la mujer. Así es. Entonces la mujer le dijo: Ponga atención a las palabras de esta servidora suya. Te escucho respondió Joab. 18Ella continuó: Antiguamente, cuando había alguna discusión, la gente resolvía el asunto con este dicho: Vayan y pregunten en Abel. 19Nuestra ciudad es la más pacífica y fiel del país, y muy importante en Israel; usted, sin embargo, intenta arrasarla. ¿Por qué quiere destruir la heredad del Señor? 20¡Que Dios me libre! replicó Joab. ¡Que Dios me libre de arrasarla y destruirla! 21Yo no he venido a eso, sino a capturar a un hombre llamado Sabá hijo de Bicrí. Es de la sierra de Efraín y se ha sublevado contra el rey David. Si me entregan a ese hombre, me retiro de la ciudad. Muy bien respondió la mujer. Desde la muralla arrojaremos su cabeza. 22Y fue tal la astucia con que la mujer habló con todo el pueblo, que le cortaron la cabeza a Sabá hijo de Bicrí y se la arrojaron a Joab. Entonces Joab hizo tocar la trompeta, y todos los soldados se retiraron de la ciudad y regresaron a sus casas. Joab, por su parte, volvió a Jerusalén para ver al rey.Oficiales de David
23Joab era general en jefe del ejército de Israel; Benaías hijo de Joyadá estaba al mando de los quereteos y los peleteos; 24Adonirán supervisaba el trabajo forzado; Josafat hijo de Ajilud era el secretario; 25Seva era el cronista; Sadoc y Abiatar eran los sacerdotes; 26Ira el yairita era sacerdote personal de David.Capítulo 21
Venganza de los gabaonitas
1Durante el reinado de David hubo tres años consecutivos de hambre. David le pidió ayuda al Señor, y él le contestó: "Esto sucede porque Saúl y su sanguinaria familia asesinaron a los gabaonitas." 2Los gabaonitas no pertenecían a la nación de Israel, sino que eran un remanente de los amorreos. Los israelitas habían hecho un pacto con ellos, pero tanto era el celo de Saúl por Israel y Judá que trató de exterminarlos. Entonces David convocó a los gabaonitas 3y les preguntó: ¿Qué quieren que haga por ustedes? ¿Cómo puedo reparar el mal que se les ha hecho, de modo que bendigan al pueblo que es herencia del Señor? 4Los gabaonitas respondieron: No nos interesa el dinero de Saúl y de su familia, ni tampoco queremos que muera alguien en Israel. Entonces, ¿qué desean que haga por ustedes? volvió a preguntar el rey. 5Saúl quiso destruirnos contestaron ellos; se propuso exterminarnos y nos expulsó de todo el territorio israelita. 6Por eso pedimos que se nos entreguen siete de los descendientes de Saúl, a quien el Señor escogió, para colgarlos en presencia del Señor en Guibeá de Saúl. Se los entregaré les prometió el rey. 7Sin embargo, por el juramento que David y Jonatán se habían hecho en presencia del Señor, el rey tuvo compasión de Mefiboset, que era hijo de Jonatán y nieto de Saúl. 8Pero mandó apresar a Armoní y a Mefiboset, los dos hijos que Rizpa hija de Ayá había tenido con Saúl, y a los cinco hijos que Merab hija de Saúl había tenido con Adriel hijo de Barzilay, el mejolatita. 9David se los entregó a los gabaonitas, y ellos los colgaron en un monte, en presencia del Señor. Los siete murieron juntos, ajusticiados en los primeros días de la siega, cuando se comenzaba a recoger la cebada. 10Rizpa hija de Ayá tomó un saco y lo tendió para acostarse sobre la peña, y allí se quedó desde el comienzo de la siega hasta que llegaron las lluvias. No permitía que las aves en el día ni las fieras en la noche tocaran los cadáveres. 11Cuando le contaron a David lo que había hecho Rizpa hija de Ayá y concubina de Saúl, 12fue a recoger los huesos de Saúl y de su hijo Jonatán, que estaban en Jabés de Galaad. Los filisteos los habían colgado en la plaza de Betsán el día en que derrotaron a Saúl en Guilboa, pero los habitantes de la ciudad se los habían robado de allí. 13Así que David hizo que los trasladaran a Jerusalén, y que recogieran también los huesos de los siete hombres que habían sido colgados. 14Así fue como los huesos de Saúl y de su hijo Jonatán fueron enterrados en la tumba de Quis, el padre de Saúl, que está en Zela de Benjamín. Todo se hizo en cumplimiento de las órdenes del rey, y después de eso Dios tuvo piedad del país.Abisai libra a David del gigante
15Los filisteos reanudaron la guerra contra Israel, y David salió con sus oficiales para hacerles frente. Pero David se quedó agotado, 16así que intentó matarlo un gigante llamado Isbibenob, que iba armado con una espada nueva y una lanza de bronce que pesaba más de tres kilos. 17Sin embargo, Abisay hijo de Sarvia fue en su ayuda e hirió al filisteo y lo mató. Allí los soldados de David le hicieron este juramento: "Nunca más saldrá Su Majestad con nosotros a la batalla, no sea que alguien lo mate y se apague la lámpara de Israel."Los hombres de David matan a los gigantes
18Algún tiempo después hubo en Gob otra batalla con los filisteos, y en esa ocasión Sibecay el jusatita mató al gigante Saf. 19En una tercera batalla, que también se libró en Gob, Eljanán hijo de Yaré Oreguín, oriundo de Belén, mató a Goliat el guitita, cuya lanza tenía un asta tan grande como el rodillo de un telar. 20Hubo una batalla más en Gat. Allí había otro gigante, un hombre altísimo que tenía veinticuatro dedos, seis en cada mano y seis en cada pie. 21Éste se puso a desafiar a los israelitas, pero Jonatán hijo de Simá, que era hermano de David, lo mató. 22Esos cuatro gigantes, que eran descendientes de Rafá el guitita, cayeron a manos de David y de sus oficiales.Capítulo 22
Cántico de liberación de David
1David dedicó al Señor la letra de esta canción cuando el Señor lo libró de Saúl y de todos sus enemigos. 2Dijo así: "El Señor es mi roca, mi amparo, mi libertador; 3es mi Dios, el peñasco en que me refugio. Es mi escudo, el poder que me salva, ¡mi más alto escondite! Él es mi protector y mi salvador. ¡Tú me salvaste de la violencia! 4Invoco al Señor, que es digno de alabanza, y quedo a salvo de mis enemigos. 5"Las olas de la muerte me envolvieron; los torrentes destructores me abrumaron. 6Me enredaron los lazos del sepulcro, y me encontré ante las trampas de la muerte. 7En mi angustia invoqué al Señor; llamé a mi Dios, y él me escuchó desde su templo; ¡mi clamor llegó a sus oídos! 8"La tierra tembló, se estremeció; se sacudieron los cimientos de los cielos; ¡se tambalearon a causa de su enojo! 9Por la nariz echaba humo, por la boca, fuego consumidor; ¡lanzaba carbones encendidos! 10"Rasgando el cielo, descendió, pisando sobre oscuros nubarrones. 11Montando sobre un querubín, surcó los cielos y se remontó sobre las alas del viento. 12De las tinieblas y de los cargados nubarrones hizo pabellones que lo rodeaban. 13De su radiante presencia brotaron carbones encendidos. 14"Desde el cielo se oyó el trueno del Señor, resonó la voz del Altísimo. 15Lanzó flechas y centellas contra mis enemigos; los dispersó y los puso en fuga. 16A causa de la reprensión del Señor, y por el resoplido de su enojo, las cuencas del mar quedaron a la vista; ¡al descubierto quedaron los cimientos de la tierra! 17"Extendiendo su mano desde lo alto, tomó la mía y me sacó del mar profundo. 18Me libró de mi enemigo poderoso, de aquellos que me odiaban y que eran más fuertes que yo. 19En el día de mi desgracia me salieron al encuentro, pero mi apoyo fue el Señor. 20Me sacó a un amplio espacio; me libró porque se agradó de mí. 21"El Señor me ha pagado conforme a mi justicia, me ha premiado conforme a la limpieza de mis manos; 22pues he andado en los caminos del Señor; no he cometido mal alguno ni me he apartado de mi Dios. 23Presentes tengo todas sus sentencias; no me he alejado de sus decretos. 24He sido íntegro ante él y me he abstenido de pecar. 25El Señor me ha recompensado conforme a mi justicia, conforme a mi limpieza delante de él. 26"Tú eres fiel con quien es fiel, e irreprochable con quien es irreprochable; 27sincero eres con quien es sincero, pero sagaz con el que es tramposo. 28Das la victoria a los humildes, pero tu mirada humilla a los altaneros. 29Tú, Señor, eres mi lámpara; tú, Señor, iluminas mis tinieblas. 30Con tu apoyo me lanzaré contra un ejército: contigo, Dios mío, podré asaltar murallas. 31"El camino de Dios es perfecto; la palabra del Señor es intachable. Escudo es Dios a los que en él se refugian. 32¿Pues quién es Dios, si no el Señor? ¿Quién es la roca, si no nuestro Dios? 33Es él quien me arma de valor y endereza mi camino; 34da a mis pies la ligereza del venado, y me mantiene firme en las alturas; 35adiestra mis manos para la batalla, y mis brazos para tensar arcos de bronce. 36Tú me cubres con el escudo de tu salvación; tu bondad me ha hecho prosperar. 37Me has despejado el camino; por eso mis tobillos no flaquean. 38"Perseguí a mis enemigos y los destruí; no retrocedí hasta verlos aniquilados. 39Los aplasté por completo. Ya no se levantan. ¡Cayeron debajo de mis pies! 40Tú me armaste de valor para el combate; bajo mi planta sometiste a los rebeldes. 41Hiciste retroceder a mis enemigos, y así exterminé a los que me odiaban. 42Pedían ayuda; no hubo quien los salvara. Al Señor clamaron, pero no les respondió. 43Los desmenucé. Parecían el polvo de la tierra. ¡Los pisoteé como al lodo de las calles! 44"Me has librado de una turba amotinada; me has puesto por encima de los paganos; me sirve gente que yo no conocía. 45Son extranjeros, y me rinden homenaje; apenas me oyen, me obedecen. 46¡Esos extraños se descorazonan, y temblando salen de sus refugios! 47¡El Señor vive! ¡Alabada sea mi roca! ¡Exaltado sea Dios mi Salvador! 48Él es el Dios que me vindica, el que pone los pueblos a mis pies. 49Tú me libras de mis enemigos, me exaltas por encima de mis adversarios, me salvas de los hombres violentos. 50Por eso, Señor, te alabo entre las naciones y canto salmos a tu nombre. 51"El Señor da grandes victorias a su rey; a su ungido David y a sus descendientes les muestra por siempre su gran amor."La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional® NVI® Copyright © 1999 by www.biblica.com, Inc.®. All rights reserved worldwide.