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La Biblia hoy - Nueva Versión Internacional

Un plan de lectura bíblica diaria para leer toda la Biblia en un año

Al leer la Biblia cada día, permita que las Escrituras le hablen. Aquí tiene algunos consejos:

  • Antes de comenzar su lectura ore a Dios pidiéndole que él le hable por su Palabra.

  • Busque un lugar tranquilo y lea el texto con atención.

  • Hágase ciertas preguntas: ¿Por qué escribió Dios esto? ¿Qué me quiere enseñar? ¿Cómo lo puedo aplicar a mi vida?

  • Ore al Señor pidiéndole que le dé el poder para poner en práctica lo aprendido.

Fecha seleccionada
10/04/2025

2 Samuel 12-14

Capítulo 12

Natán amonesta a David

 1El Señor envió a Natán para que hablara con David. Cuando este profeta se presentó ante David, le dijo: Dos hombres vivían en un pueblo. El uno era rico, y el otro pobre. 2El rico tenía muchísimas ovejas y vacas; 3en cambio, el pobre no tenía más que una sola ovejita que él mismo había comprado y criado. La ovejita creció con él y con sus hijos: comía de su plato, bebía de su vaso y dormía en su regazo. Era para ese hombre como su propia hija. 4Pero sucedió que un viajero llegó de visita a casa del hombre rico, y como éste no quería matar ninguna de sus propias ovejas o vacas para darle de comer al huésped, le quitó al hombre pobre su única ovejita. 5Tan grande fue el enojo de David contra aquel hombre, que le respondió a Natán: ¡Tan cierto como que el Señor vive, que quien hizo esto merece la muerte! 6¿Cómo pudo hacer algo tan ruin? ¡Ahora pagará cuatro veces el valor de la oveja! 7Entonces Natán le dijo a David: ¡Tú eres ese hombre! Así dice el Señor, Dios de Israel: Yo te ungí como rey sobre Israel, y te libré del poder de Saúl. 8Te di el palacio de tu amo, y puse sus mujeres en tus brazos. También te permití gobernar a Israel y a Judá. Y por si esto hubiera sido poco, te habría dado mucho más. 9¿Por qué, entonces, despreciaste la palabra del Señor haciendo lo que me desagrada? ¡Asesinaste a Urías el hitita para apoderarte de su esposa! ¡Lo mataste con la espada de los amonitas! 10Por eso la espada jamás se apartará de tu familia, pues me despreciaste al tomar la esposa de Urías el hitita para hacerla tu mujer. 11"Pues bien, así dice el Señor: Yo haré que el desastre que mereces surja de tu propia familia, y ante tus propios ojos tomaré a tus mujeres y se las daré a otro, el cual se acostará con ellas en pleno día. 12Lo que tú hiciste a escondidas, yo lo haré a plena luz, a la vista de todo Israel. 13¡He pecado contra el Señor! reconoció David ante Natán. El Señor ha perdonado ya tu pecado, y no morirás contestó Natán. 14Sin embargo, tu hijo sí morirá, pues con tus acciones has ofendido al Señor. 15Dicho esto, Natán volvió a su casa. Y el Señor hirió al hijo que la esposa de Urías le había dado a David, de modo que el niño cayó gravemente enfermo. 16David se puso a rogar a Dios por él; ayunaba y pasaba las noches tirado en el suelo. 17Los ancianos de su corte iban a verlo y le rogaban que se levantara, pero él se resistía, y aun se negaba a comer con ellos. 18Siete días después, el niño murió. Los oficiales de David tenían miedo de darle la noticia, pues decían: "Si cuando el niño estaba vivo, le hablábamos al rey y no nos hacía caso, ¿qué locura no hará ahora si le decimos que el niño ha muerto?" 19Pero David, al ver que sus oficiales estaban cuchicheando, se dio cuenta de lo que había pasado y les preguntó: ¿Ha muerto el niño? Sí, ya ha muerto le respondieron. 20Entonces David se levantó del suelo y en seguida se bañó y se perfumó; luego se vistió y fue a la casa del Señor para adorar. Después regresó al palacio, pidió que le sirvieran alimentos, y comió. 21¿Qué forma de actuar es ésta? le preguntaron sus oficiales. Cuando el niño estaba vivo, usted ayunaba y lloraba; pero ahora que se ha muerto, ¡usted se levanta y se pone a comer! 22David respondió: Es verdad que cuando el niño estaba vivo yo ayunaba y lloraba, pues pensaba: ¿Quién sabe? Tal vez el Señor tenga compasión de mí y permita que el niño viva. 23Pero ahora que ha muerto, ¿qué razón tengo para ayunar? ¿Acaso puedo devolverle la vida? Yo iré adonde él está, aunque él ya no volverá a mí. 24Luego David fue a consolar a su esposa y se unió a ella. Betsabé le dio un hijo, al que David llamó Salomón. El Señor amó al niño 25y mandó a decir por medio del profeta Natán que le pusieran por nombre Jedidías, por disposición del Señor.

David captura Rabá

 26Mientras tanto, Joab había atacado la ciudad amonita de Rabá y capturado la fortaleza real. 27Entonces envió unos mensajeros a decirle a David: "Acabo de atacar a Rabá y he capturado los depósitos de agua. 28Ahora, pues, le pido a Su Majestad que movilice el resto de las tropas para sitiar y capturar la ciudad. Si no, lo haré yo mismo y le pondrán mi nombre." 29Por tanto, David, movilizando todas las tropas, marchó contra Rabá, la atacó y la capturó. 30Al rey de los amonitas le quitó la corona de oro que tenía puesta, la cual pesaba treinta y tres kilos y estaba adornada con piedras preciosas. Luego se la pusieron a David. Además, David saqueó la ciudad y se llevó un botín inmenso. 31Expulsó de allí a sus habitantes y los puso a trabajar con sierras, trillos y hachas, y también los forzó a trabajar en los hornos de ladrillos. Lo mismo hizo con todos los pueblos amonitas, después de lo cual regresó a Jerusalén con todas sus tropas.

Capítulo 13

Amnón y Tamar

 1Pasado algún tiempo, sucedió lo siguiente. Absalón hijo de David tenía una hermana muy bella, que se llamaba Tamar; y Amnón, otro hijo de David, se enamoró de ella. 2Pero como Tamar era virgen, Amnón se enfermó de angustia al pensar que le sería muy difícil llevar a cabo sus intenciones con su hermana. 3Sin embargo, Amnón tenía un amigo muy astuto, que se llamaba Jonadab, y que era hijo de Simá y sobrino de David. Jonadab 4le preguntó a Amnón: ¿Cómo es que tú, todo un príncipe, te ves cada día peor? ¿Por qué no me cuentas lo que te pasa? Es que estoy muy enamorado de mi hermana Tamar respondió Amnón. 5Jonadab le sugirió: Acuéstate y finge que estás enfermo. Cuando tu padre vaya a verte, dile: Por favor, que venga mi hermana Tamar a darme de comer. Quisiera verla preparar la comida aquí mismo, y que ella me la sirva. 6Así que Amnón se acostó y fingió estar enfermo. Y cuando el rey fue a verlo, Amnón le dijo: Por favor, que venga mi hermana Tamar a prepararme aquí mismo dos tortas, y que me las sirva. 7David envió un mensajero a la casa de Tamar, para que le diera este recado: "Ve a casa de tu hermano Amnón, y prepárale la comida." 8Tamar fue a casa de su hermano Amnón y lo encontró acostado. Tomó harina, la amasó, preparó las tortas allí mismo, y las coció. 9Luego tomó la sartén para servirle, pero Amnón se negó a comer y ordenó: ¡Fuera de aquí todos! ¡No quiero ver a nadie! Una vez que todos salieron, 10Amnón le dijo a Tamar: Trae la comida a mi habitación, y dame de comer tú misma. Ella tomó las tortas que había preparado y se las llevó a su hermano Amnón a la habitación, 11pero cuando se le acercó para darle de comer, él la agarró por la fuerza y le dijo: ¡Ven, hermanita; acuéstate conmigo! 12Pero ella exclamó: ¡No, hermano mío! No me humilles, que esto no se hace en Israel. ¡No cometas esta infamia! 13¿A dónde iría yo con mi vergüenza? ¿Y qué sería de ti? ¡Serías visto en Israel como un depravado! Yo te ruego que hables con el rey; con toda seguridad, no se opondrá a que yo sea tu esposa. 14Pero Amnón no le hizo caso sino que, aprovechándose de su fuerza, se acostó con ella y la violó. 15Pero el odio que sintió por ella después de violarla fue mayor que el amor que antes le había tenido. Así que le dijo: ¡Levántate y vete! 16¡No me eches de aquí! replicó ella. Después de lo que has hecho conmigo, ¡echarme de aquí sería una maldad aun más terrible! Pero él no le hizo caso, 17sino que llamó a su criado y le ordenó: ¡Echa de aquí a esta mujer! Y luego que la hayas echado, cierra bien la puerta. 18Así que el criado la echó de la casa, y luego cerró bien la puerta. Tamar llevaba puesta una túnica especial de mangas largas, pues así se vestían las princesas solteras. 19Al salir, se echó ceniza en la cabeza, se rasgó la túnica y, llevándose las manos a la cabeza, se fue por el camino llorando a gritos.

Venganza y huida de Absalón

 20Entonces su hermano Absalón le dijo: ¡Así que tu hermano Amnón ha estado contigo! Pues bien, hermana mía, cálmate y no digas nada. Al fin de cuentas, es tu hermano. Desolada, Tamar se quedó a vivir en casa de su hermano Absalón. 21El rey David, al enterarse de todo lo que había pasado, se enfureció. 22Absalón, por su parte, no le dirigía la palabra a Amnón, pues lo odiaba por haber violado a su hermana Tamar. 23Pasados dos años, Absalón convidó a todos los hijos del rey a un banquete en Baal Jazor, cerca de la frontera de Efraín, donde sus hombres estaban esquilando ovejas. 24Además, se presentó ante el rey y le dijo: Su Majestad, este siervo suyo tiene esquiladores trabajando. Le ruego venir con su corte. 25No, hijo mío le respondió el rey. No debemos ir todos, pues te seríamos una carga. Absalón insistió, pero el rey no quiso ir; sin embargo, le dio su bendición. 26Entonces Absalón le dijo: Ya que Su Majestad no viene, ¿por qué no permite que nos acompañe mi hermano Amnón? ¿Y para qué va a ir contigo? le preguntó el rey. 27Pero tanto insistió Absalón que el rey dejó que Amnón y sus otros hijos fueran con Absalón. 28Éste, por su parte, les había dado instrucciones a sus criados: "No pierdan de vista a Amnón. Y cuando se le haya subido el vino, yo les daré la señal de ataque, y ustedes lo matarán. No tengan miedo, pues soy yo quien les da la orden. Ánimo; sean valientes." 29Los criados hicieron con Amnón tal como Absalón les había ordenado. Entonces los otros hijos del rey se levantaron y, montando cada uno su mula, salieron huyendo. 30Todavía estaban en camino cuando llegó este rumor a oídos de David: "¡Absalón ha matado a todos los hijos del rey! ¡Ninguno de ellos ha quedado con vida!" 31El rey se levantó y, rasgándose las vestiduras en señal de duelo, se arrojó al suelo. También todos los oficiales que estaban con él se rasgaron las vestiduras. 32Pero Jonadab, el hijo de Simá y sobrino de David, intervino: No piense Su Majestad que todos los príncipes han sido asesinados, sino sólo Amnón. Absalón ya lo tenía decidido desde el día en que Amnón violó a su hermana Tamar. 33Su Majestad no debe dejarse llevar por el rumor de que han muerto todos sus hijos, pues el único que ha muerto es Amnón. 34El centinela de la ciudad alzó la vista y vio que del oeste, por la ladera del monte, venía bajando una gran multitud. Entonces fue a decirle al rey: "Veo venir gente por el camino de Joronayin, por la ladera del monte." Mientras tanto, Absalón había huido. 35Jonadab le comentó al rey: ¿Ya ve Su Majestad? Aquí llegan sus hijos, tal como yo se lo había dicho. 36Apenas había terminado de hablar cuando entraron los hijos del rey, todos ellos llorando a voz en cuello, y también el rey y sus oficiales se pusieron a llorar desconsoladamente. 37Absalón, en su huida, fue a refugiarse con Talmay hijo de Amiud, rey de Guesur, y allí se quedó tres años. David, por su parte, lloraba todos los días por su hijo Amnón, 38(OMITTED TEXT) 39y cuando se consoló por su muerte, comenzó a sentir grandes deseos de ver a Absalón.

Capítulo 14

Joab procura el regreso de Absalón

 1Joab hijo de Sarvia se dio cuenta de que el rey extrañaba mucho a Absalón. 2Por eso mandó traer a una mujer muy astuta, la cual vivía en Tecoa, y le dijo: Quiero que te vistas de luto, y que no te eches perfume, sino que finjas estar de duelo, como si llevaras mucho tiempo llorando la muerte de alguien. 3Luego Joab le ordenó presentarse ante el rey, explicándole antes lo que tenía que decirle. 4Cuando aquella mujer de Tecoa se presentó ante el rey, le hizo una reverencia y se postró rostro en tierra. ¡Ayúdeme, Su Majestad! exclamó. 5¿Qué te pasa? le preguntó el rey. Soy una pobre viuda respondió ella; mi esposo ha muerto. 6Esta servidora de Su Majestad tenía dos hijos, los cuales se pusieron a pelear en el campo. Como no había nadie que los separara, uno de ellos le asestó un golpe al otro y lo mató. 7Pero ahora resulta que toda la familia se ha puesto en contra de esta servidora de Su Majestad. Me exigen que entregue al asesino para que lo maten, y así vengar la muerte de su hermano, aunque al hacerlo eliminen al heredero. La verdad es que de esa manera apagarían la última luz de esperanza que me queda, y dejarían a mi esposo sin nombre ni descendencia sobre la tierra. 8Regresa a tu casa, que yo me encargaré de este asunto respondió el rey. 9Pero la mujer de Tecoa replicó: Su Majestad, que la culpa caiga sobre mí y sobre mi familia, y no sobre el rey ni su trono. 10Si alguien te amenaza insistió el rey, tráemelo para que no vuelva a molestarte. 11Entonces ella le suplicó: ¡Ruego a Su Majestad invocar al Señor su Dios, para que quien deba vengar la muerte de mi hijo no aumente mi desgracia matando a mi otro hijo! ¡Tan cierto como que el Señor vive respondió el rey, juro que tu hijo no perderá ni un solo cabello! 12Pero la mujer siguió diciendo: Permita Su Majestad a esta servidora suya decir algo más. Habla. 13¿Cómo es que Su Majestad intenta hacer lo mismo contra el pueblo de Dios? Al prometerme usted estas cosas, se declara culpable, pues no deja regresar a su hijo desterrado. 14Así como el agua que se derrama en tierra no se puede recoger, así también todos tenemos que morir. Pero Dios no nos arrebata la vida, sino que provee los medios para que el desterrado no siga separado de él para siempre. 15"Yo he venido a hablar con Su Majestad porque hay gente que me ha infundido temor. He pensado: Voy a hablarle al rey; tal vez me conceda lo que le pida, 16librándonos a mí y a mi hijo de quien quiere eliminarnos, para quedarse con la heredad que Dios nos ha dado. 17"Pensé, además, que su palabra me traería alivio, pues Su Majestad es como un ángel de Dios, que sabe distinguir entre lo bueno y lo malo. ¡Que el Señor su Dios lo bendiga! 18Al llegar a este punto, el rey le dijo a la mujer: Voy a hacerte una pregunta, y te pido que no me ocultes nada. Dígame usted. 19¿Acaso no está Joab detrás de todo esto? La mujer respondió: Juro por la vida de Su Majestad que su pregunta ha dado en el blanco. En efecto, fue su siervo Joab quien me instruyó y puso en mis labios todo lo que he dicho. 20Lo hizo para disimular el asunto, pero Su Majestad tiene la sabiduría de un ángel de Dios, y sabe todo lo que sucede en el país. 21Entonces el rey llamó a Joab y le dijo: Estoy de acuerdo. Anda, haz que regrese el joven Absalón. 22Postrándose rostro en tierra, Joab le hizo una reverencia al rey y le dio las gracias, añadiendo: Hoy sé que cuento con el favor de mi señor y rey, pues usted ha accedido a mi petición. 23Dicho esto, Joab emprendió la marcha a Guesur, y regresó a Jerusalén con Absalón. 24Pero el rey dio esta orden: "Que se retire a su casa, y que nunca me visite." Por tanto, Absalón tuvo que irse a su casa sin presentarse ante el rey. 25En todo Israel no había ningún hombre tan admirado como Absalón por su hermosura; era perfecto de pies a cabeza. 26Tenía una cabellera tan pesada que una vez al año tenía que cortársela; y según la medida oficial, el pelo cortado pesaba dos kilos. 27Además, tuvo tres hijos y una hija. Su hija, que se llamaba Tamar, llegó a ser una mujer muy hermosa. 28Absalón vivió en Jerusalén durante dos años sin presentarse ante el rey. 29Un día, le pidió a Joab que fuera a ver al rey, pero Joab no quiso ir. Se lo volvió a pedir, pero Joab se negó a hacerlo. 30Así que Absalón dio esta orden a sus criados: "Miren, Joab ha sembrado cebada en el campo que tiene junto al mío. ¡Vayan y préndanle fuego!" Los criados fueron e incendiaron el campo de Joab. 31Entonces éste fue en seguida a casa de Absalón y le reclamó: ¿Por qué tus criados le han prendido fuego a mi campo? 32Y Absalón le respondió: Te pedí que fueras a ver al rey y le preguntaras para qué he vuelto de Guesur. ¡Más me habría valido quedarme allá! Voy a presentarme ante el rey, y si soy culpable de algo, ¡que me mate! 33Joab fue a comunicárselo al rey; éste, por su parte, mandó llamar a Absalón, el cual se presentó ante el rey y, postrándose rostro en tierra, le hizo una reverencia. A su vez, el rey recibió a Absalón con un beso.

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