La Biblia hoy - La Biblia de las Américas
Un plan de lectura bíblica diaria para leer toda la Biblia en un año
Al leer la Biblia cada día, permita que las Escrituras le hablen. Aquí tiene algunos consejos:
Antes de comenzar su lectura ore a Dios pidiéndole que él le hable por su Palabra.
Busque un lugar tranquilo y lea el texto con atención.
Hágase ciertas preguntas: ¿Por qué escribió Dios esto? ¿Qué me quiere enseñar? ¿Cómo lo puedo aplicar a mi vida?
Ore al Señor pidiéndole que le dé el poder para poner en práctica lo aprendido.
Capítulo 8
David extiende sus dominios
1Después de esto, sucedió que David derrotó a los filisteos y los sometió, y David tomó el mando de la ciudad principal de mano de los filisteos. 2Y derrotó a Moab, y los midió con cordel, haciéndolos tenderse en tierra; y midió dos cordeles para darles muerte, y un cordel entero para dejarlos vivos. Y los moabitas fueron siervos de David, trayéndole tributo. 3David derrotó también a Hadad-ezer, hijo de Rehob, rey de Soba, cuando éste iba a restaurar su dominio en el Río. 4David le tomó mil setecientos hombres de a caballo y veinte mil soldados de a pie; David desjarretó los caballos de los carros, pero dejó suficientes de ellos para cien carros. 5Cuando vinieron los arameos de Damasco en ayuda de Hadad-ezer, rey de Soba, David mató a veintidós mil hombres de los arameos. 6Entonces David puso guarniciones entre los arameos de Damasco, y los arameos fueron siervos de David, trayéndole tributo. Y el SEÑOR ayudaba a David dondequiera que iba. 7Tomó David los escudos de oro que llevaban los siervos de Hadad-ezer, y los trajo a Jerusalén. 8Y de Beta y de Berotai, ciudades de Hadad-ezer, el rey David tomó una gran cantidad de bronce. 9Cuando Toi, rey de Hamat, oyó que David había derrotado a todo el ejército de Hadad-ezer, 10Toi envió a su hijo Joram al rey David, para saludarlo y bendecirlo, porque había peleado contra Hadad-ezer y lo había derrotado; pues Hadad-ezer había estado en guerra con Toi. Y Joram trajo consigo objetos de plata, de oro y de bronce, 11que el rey David dedicó también al SEÑOR, junto con la plata y el oro que había dedicado de todas las naciones que él había sometido: 12de Aram y Moab, de los hijos de Amón, de los filisteos y de Amalec, y del botín de Hadad-ezer, hijo de Rehob, rey de Soba. 13Y se hizo David de renombre cuando regresó de derrotar a dieciocho mil arameos en el valle de la Sal. 14Puso guarniciones en Edom; por todo Edom puso guarniciones, y todos los edomitas fueron siervos de David. Y el SEÑOR daba la victoria a David dondequiera que iba.Oficiales de David
15David reinó sobre todo Israel, y administraba justicia y derecho a todo su pueblo. 16Joab, hijo de Sarvia, era jefe del ejército, y Josafat, hijo de Ahilud, era cronista; 17Sadoc, hijo de Ahitob, y Ahimelec, hijo de Abiatar, eran sacerdotes, y Seraías era secretario; 18Benaía, hijo de Joiada, era jefe de los cereteos y peleteos; y los hijos de David eran ministros principales.Capítulo 9
Bondad de David hacia Mefi-boset
1Dijo David: ¿Hay todavía alguno que haya quedado de la casa de Saúl, para que yo le muestre bondad por amor a Jonatán? 2Y había un siervo de la casa de Saúl que se llamaba Siba, y lo llamaron ante David. Y el rey le dijo: ¿Eres tú Siba? Y él respondió: Tu servidor. 3Y dijo el rey: ¿No queda aún alguien de la casa de Saúl a quien yo pueda mostrar la bondad de Dios? Y Siba respondió al rey: Aún queda un hijo de Jonatán lisiado de ambos pies. 4El rey le dijo: ¿Dónde está? Y Siba respondió al rey: He aquí, está en casa de Maquir, hijo de Amiel, en Lodebar. 5Entonces el rey David mandó traerlo de la casa de Maquir, hijo de Amiel, de Lodebar. 6Y Mefiboset, hijo de Jonatán, hijo de Saúl, vino a David, y cayendo sobre su rostro, se postró. Y David dijo: Mefiboset. Y éste respondió: He aquí tu siervo. 7David le dijo: No temas, porque ciertamente te mostraré bondad por amor a tu padre Jonatán, y te devolveré toda la tierra de tu abuelo Saúl; y tú comerás siempre a mi mesa. 8Se postró él de nuevo, y dijo: ¿Quién es tu siervo, para que tomes en cuenta a un perro muerto como yo? 9Entonces el rey llamó a Siba, siervo de Saúl, y le dijo: Todo lo que pertenecía a Saúl y a su casa, lo he dado al nieto de tu señor. 10Y tú, tus hijos y tus siervos cultivaréis la tierra para él, y le llevarás los frutos para que el nieto de tu señor tenga alimento; sin embargo, Mefiboset, nieto de tu señor, comerá siempre a mi mesa. Siba tenía quince hijos y veinte siervos. 11Respondió Siba al rey: Conforme a todo lo que mi señor el rey mande a su siervo, así hará tu siervo. Y Mefiboset comió a la mesa de David como uno de los hijos del rey. 12Mefiboset tenía un hijo pequeño que se llamaba Micaía. Todos los que moraban en la casa de Siba eran siervos de Mefiboset; 13pero Mefiboset moraba en Jerusalén, porque siempre comía a la mesa del rey. Estaba lisiado de ambos pies.Capítulo 10
Derrotas de amonitas y sirios
1Sucedió después de esto que murió el rey de los hijos de Amón, y su hijo Hanún reinó en su lugar. 2Y David dijo: Seré bondadoso con Hanún, hijo de Nahas, tal como su padre fue bondadoso conmigo. Envió, pues, David algunos de sus siervos para consolarlo por la muerte de su padre. Pero cuando los siervos de David llegaron a la tierra de los amonitas, 3los príncipes de los amonitas dijeron a Hanún su señor: ¿Crees tú que David está honrando a tu padre porque te ha enviado consoladores? ¿No te ha enviado David sus siervos para reconocer la ciudad, para espiarla y conquistarla? 4Entonces Hanún tomó a los siervos de David, les rasuró la mitad de la barba, les cortó los vestidos por la mitad hasta las caderas, y los despidió. 5Cuando le avisaron a David, envió a encontrarlos, porque los hombres estaban sumamente avergonzados. Y el rey les dijo: Quedaos en Jericó hasta que os crezca la barba, y después volved. 6Al ver los hijos de Amón que se habían hecho odiosos a David, los hijos de Amón mandaron a tomar a sueldo a los arameos de Bet-rehob y a los arameos de Soba, veinte mil soldados de a pie, y del rey de Maaca mil hombres, y de Is-tob doce mil hombres. 7Cuando David se enteró, envió a Joab y a todo el ejército de los valientes. 8Y los hijos de Amón salieron y se pusieron en orden de batalla a la entrada de la ciudad, mientras que los arameos de Soba y de Rehob y los hombres de Is-tob y de Maaca estaban aparte en el campo. 9Viendo Joab que se le presentaba batalla por el frente y por la retaguardia, escogió de entre todos los mejores hombres de Israel, y los puso en orden de batalla contra los arameos. 10Al resto del pueblo lo colocó al mando de su hermano Abisai y lo puso en orden de batalla contra los hijos de Amón. 11Y dijo: Si los arameos son demasiado fuertes para mí, entonces tú me ayudarás, y si los hijos de Amón son demasiado fuertes para ti, entonces vendré en tu ayuda. 12Esfuérzate, y mostrémonos valientes por amor a nuestro pueblo y por amor a las ciudades de nuestro Dios; y que el SEÑOR haga lo que le parezca bien. 13Entonces se acercó Joab con el pueblo que estaba con él para pelear contra los arameos, y éstos huyeron delante de él. 14Cuando los hijos de Amón vieron que los arameos huían, ellos también huyeron delante de Abisai y entraron en la ciudad. Entonces Joab se volvió de pelear contra los hijos de Amón y vino a Jerusalén. 15Al ver los arameos que habían sido derrotados por Israel, volvieron a concentrarse. 16Hadad-ezer mandó sacar a los arameos que estaban al otro lado del río y fueron a Helam; y Sobac, comandante del ejército de Hadad-ezer, iba al frente de ellos. 17Cuando se dio aviso a David, éste reunió a todo Israel, cruzó el Jordán y llegó a Helam. Los arameos se pusieron en orden de batalla para enfrentarse a David, y pelearon contra él. 18Pero los arameos huyeron delante de Israel, y David mató a setecientos hombres de los carros de los arameos, y a cuarenta mil hombres de a caballo, e hirió a Sobac, comandante de su ejército, el cual murió allí. 19Cuando todos los reyes, siervos de Hadad-ezer, vieron que habían sido derrotados por Israel, hicieron la paz con Israel y le sirvieron. Y los arameos tuvieron temor de ayudar más a los hijos de Amón.Capítulo 11
David y Betsabé
1Aconteció que en la primavera, en el tiempo cuando los reyes salen a la batalla, David envió a Joab y con él a sus siervos y a todo Israel, y destruyeron a los hijos de Amón y sitiaron a Rabá. Pero David permaneció en Jerusalén. 2Y al atardecer David se levantó de su lecho y se paseaba por el terrado de la casa del rey, y desde el terrado vio a una mujer que se estaba bañando; y la mujer era de aspecto muy hermoso. 3David mandó a preguntar acerca de aquella mujer. Y alguien dijo: ¿No es ésta Betsabé, hija de Eliam, mujer de Urías hitita? 4David envió mensajeros y la tomó; y cuando ella vino a él, él durmió con ella. Después que ella se purificó de su inmundicia, regresó a su casa. 5Y la mujer concibió; y envió aviso a David, diciendo: Estoy encinta. 6Entonces David envió a decir a Joab: Envíame a Urías hitita. Y Joab envió a Urías a David. 7Cuando Urías vino a él, David le preguntó por Joab, por el pueblo y por el estado de la guerra. 8Después dijo David a Urías: Desciende a tu casa, y lava tus pies. Salió Urías de la casa del rey, y tras él fue enviado un obsequio del rey. 9Pero Urías durmió a la entrada de la casa del rey con todos los siervos de su señor, y no bajó a su casa. 10Cuando se lo contaron a David, diciendo: Urías no bajó a su casa, David dijo a Urías: ¿No has venido de hacer un viaje? ¿Por qué no bajaste a tu casa? 11Y Urías respondió a David: El arca, Israel y Judá están bajo tiendas, y mi señor Joab y los siervos de mi señor acampan a campo abierto. ¿He de ir yo a mi casa para comer, beber y acostarme con mi mujer? Por tu vida y la vida de tu alma, que no haré tal cosa. 12Entonces David dijo a Urías: Quédate aquí hoy también, y mañana te dejaré ir. Y se quedó Urías en Jerusalén aquel día y el siguiente. 13Y David lo convidó a comer y a beber con él, y lo embriagó. Al anochecer Urías salió a acostarse en su cama con los siervos de su señor, pero no descendió a su casa. 14Y aconteció a la mañana siguiente que David escribió una carta a Joab, y la envió por mano de Urías. 15En la carta había escrito: Poned a Urías al frente de la batalla más reñida y retiraos de él, para que sea herido y muera. 16Así que cuando Joab asediaba la ciudad, puso a Urías en el lugar donde sabía que había hombres valientes. 17Y los hombres de la ciudad salieron y pelearon contra Joab, y algunos de los siervos de David cayeron, y murió también Urías hitita. 18Joab envió a informar a David de todos los sucesos de la guerra, 19y dio orden al mensajero, diciendo: Cuando hayas acabado de contar al rey todos los sucesos de la guerra, 20si sucede que el furor del rey se enciende y te dice: "¿Por qué os acercasteis tanto a la ciudad para pelear? ¿No sabíais que dispararían desde el muro? 21"¿Quién mató a Abimelec, hijo de Jerobaal? ¿No arrojó una mujer sobre él una muela de molino desde lo alto del muro de manera que murió en Tebes? ¿Por qué os acercasteis tanto al muro?" Entonces le dirás: "También tu siervo Urías hitita ha muerto." 22Partió, pues, el mensajero, y llegó e informó a David todo lo que Joab le había enviado a decir. 23Y el mensajero dijo a David: Los hombres prevalecieron contra nosotros y salieron al campo contra nosotros, pero los rechazamos hasta la entrada de la puerta. 24Pero los arqueros tiraron contra tus siervos desde la muralla; y algunos de los siervos del rey han muerto, y también tu siervo Urías hitita ha muerto. 25Entonces David dijo al mensajero: Así dirás a Joab: "No tengas pesar por esto, porque la espada devora tanto a uno como al otro; haz más fuerte tu combate contra la ciudad y destrúyela"; y tú aliéntalo. 26Al oír la mujer de Urías que su marido Urías había muerto, hizo duelo por su marido. 27Cuando pasó el luto, David mandó traerla a su casa, y ella fue su mujer; y le dio a luz un hijo. Pero lo que David había hecho fue malo a los ojos del SEÑOR.Copyright © 1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation (http://www.lockman.org)