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La Biblia hoy - La Biblia de las Américas

Un plan de lectura bíblica diaria para leer toda la Biblia en un año

Al leer la Biblia cada día, permita que las Escrituras le hablen. Aquí tiene algunos consejos:

  • Antes de comenzar su lectura ore a Dios pidiéndole que él le hable por su Palabra.

  • Busque un lugar tranquilo y lea el texto con atención.

  • Hágase ciertas preguntas: ¿Por qué escribió Dios esto? ¿Qué me quiere enseñar? ¿Cómo lo puedo aplicar a mi vida?

  • Ore al Señor pidiéndole que le dé el poder para poner en práctica lo aprendido.

Fecha seleccionada
13/04/2025

2 Samuel 20-22

Capítulo 20

Sublevación de Seba

 1Y se encontraba allí un hombre indigno que se llamaba Seba, hijo de Bicri, benjamita; y éste tocó la trompeta y dijo: No tenemos parte en David, ni tenemos heredad en el hijo de Isaí; ¡Israel, cada uno a sus tiendas! 2Y todos los hombres de Israel dejaron de seguir a David, y siguieron a Seba, hijo de Bicri; pero los hombres de Judá permanecieron fieles a su rey, desde el Jordán hasta Jerusalén. 3Cuando David llegó a su casa en Jerusalén, el rey tomó las diez mujeres, las concubinas que había dejado para guardar la casa, las puso bajo custodia y les dio alimento, pero no se llegó a ellas; y estuvieron encerradas hasta el día de su muerte, viviendo como viudas. 4Y el rey dijo a Amasa: Convócame a los hombres de Judá dentro de tres días, y tú también preséntate aquí. 5Amasa fue para convocar a los hombres de Judá, pero tardó más que el tiempo que él le había señalado. 6Y David dijo a Abisai: Ahora Seba, hijo de Bicri, nos hará más daño que Absalón; toma a los siervos de tu señor y persíguelo, no sea que halle para sí ciudades fortificadas y se nos escape. 7Entonces los hombres de Joab salieron tras él, junto con los cereteos, los peleteos y todos los hombres valientes; salieron de Jerusalén para perseguir a Seba, hijo de Bicri. 8Estaban junto a la piedra grande que está en Gabaón, cuando Amasa vino a su encuentro. Y Joab estaba vestido con su ropa militar, y sobre ella llevaba un cinturón atado a la cintura con espada en la vaina y mientras avanzaba, se le cayó la espada. 9Y Joab dijo a Amasa: ¿Te va bien, hermano mío? Y Joab tomó a Amasa por la barba con su mano derecha para besarlo. 10Pero Amasa no se protegió de la espada que estaba en la mano de Joab y éste le dio en el vientre con ella y derramó sus entrañas por tierra, sin herir lo de nuevo, y murió. Entonces Joab y Abisai su hermano siguieron tras Seba, hijo de Bicri. 11Y junto a él estaba uno de los jóvenes de Joab, y dijo: Quien esté por Joab y quien esté por David, que siga a Joab. 12Y Amasa yacía revolcándose en su sangre en medio del camino. Al ver el hombre que todo el pueblo se detenía, trasladó a Amasa del camino al campo, y echó sobre él una vestidura porque vio que todo el que pasaba junto a él se detenía. 13Cuando Amasa fue apartado del camino, todos los hombres pasaron tras Joab para perseguir a Seba, hijo de Bicri. 14Y pasó Seba por todas las tribus de Israel hasta Abel-bet-maaca y todo Barim, que se reunieron y fueron también tras él. 15Y llegaron los de Joab y lo sitiaron en Abel-bet-maaca, y levantaron un terraplén contra la ciudad, y éste estaba junto al baluarte; y todo el pueblo que iba con Joab se puso a socavar el muro para derribarlo. 16Entonces una mujer sabia gritó desde la ciudad: Oíd, oíd; ruego que digáis a Joab: "Ven acá para que hable contigo." 17Y él se acercó a ella, y la mujer dijo: ¿Eres tú Joab? Y él respondió: Yo soy. Entonces ella le dijo: Escucha las palabras de tu sierva. Y él respondió: Escucho. 18Habló ella, diciendo: Antes acostumbraban decir: "Ellos ciertamente pedirán consejo en Abel", y así terminaban la querella. 19Yo soy de las pacíficas y fieles en Israel. Tú procuras destruir una ciudad madre en Israel. ¿Por qué has de destruir la heredad del SEÑOR? 20Y Joab respondió, y dijo: Lejos, lejos esté de mí que yo destruya o extermine. 21Este no es el caso, sino que un hombre de la región montañosa de Efraín, llamado Seba, hijo de Bicri, ha levantado su mano contra el rey David. Solamente entregadlo, y yo me iré de la ciudad. Y la mujer dijo a Joab: He aquí, su cabeza te será arrojada por encima del muro. 22Entonces la mujer, con su sabiduría, fue a hablar a todo el pueblo; y ellos le cortaron la cabeza a Seba, hijo de Bicri, y se la arrojaron a Joab. El, pues, tocó la trompeta y se retiraron de la ciudad, cada uno a su tienda. Joab también regresó al rey en Jerusalén.

Oficiales de David

 23Joab era jefe sobre todo el ejército de Israel, y Benaía, hijo de Joiada, era jefe sobre los cereteos y peleteos; 24Adoram estaba a cargo de los trabajos forzados, y Josafat, hijo de Ahilud, era cronista; 25Seva era escriba, y Sadoc y Abiatar eran sacerdotes; 26Ira el jaireo era también un sacerdote de David.

Capítulo 21

Venganza de los gabaonitas

 1En los días de David hubo hambre por tres años consecutivos, y David buscó la presencia del SEÑOR. Y el SEÑOR dijo: Es por causa de Saúl y de su casa sangrienta, porque él dio muerte a los gabaonitas. 2Y llamó el rey a los gabaonitas y les habló. (Los gabaonitas no eran de los hijos de Israel, sino del remanente de los amorreos, y los hijos de Israel habían hecho un pacto con ellos, pero Saúl había procurado matarlos en su celo por los hijos de Israel y de Judá.) 3Dijo, pues, David a los gabaonitas: ¿Qué debo hacer por vosotros? ¿Y cómo haré restitución para que bendigáis la heredad del SEÑOR? 4Los gabaonitas le respondieron: No nos importa la plata ni el oro de Saúl o de su casa, ni nos corresponde dar muerte a ningún hombre en Israel. Y él dijo: Haré por vosotros lo que digáis. 5Y ellos dijeron al rey: Del hombre que nos consumió y que trató de exterminarnos para que no quedáramos dentro del territorio de Israel, 6que nos entreguen siete hombres de entre sus hijos, y los ahorcaremos delante del SEÑOR en Guibeá de Saúl, el elegido del SEÑOR. Y el rey dijo: Los entregaré. 7Pero el rey perdonó a Mefiboset, hijo de Jonatán, hijo de Saúl, a causa del pacto del SEÑOR que había entre ellos, entre David y Jonatán, hijo de Saúl. 8El rey tomó a los dos hijos de Rizpa, hija de Aja, Armoni y Mefiboset, que ella había dado a Saúl, y a los cinco hijos de Merab, hija de Saúl, que ella había dado a Adriel, hijo de Barzilai meholatita, 9y los entregó en manos de los gabaonitas, que los ahorcaron en el monte delante del SEÑOR, de modo que los siete cayeron a la vez; les dieron muerte en los primeros días de la cosecha, al comienzo de la cosecha de la cebada. 10Y Rizpa, hija de Aja, tomó tela de cilicio y lo tendió para sí sobre la roca, desde el comienzo de la cosecha hasta que llovió del cielo sobre ellos; y no permitió que las aves del cielo se posaran sobre ellos de día ni las fieras del campo de noche. 11Cuando le fue contado a David lo que Rizpa, hija de Aja, concubina de Saúl, había hecho, 12David fue y recogió los huesos de Saúl y los huesos de Jonatán su hijo en posesión de los hombres de Jabes de Galaad, quienes los habían robado de la plaza de Bet-sán, donde los filisteos los habían colgado el día que los filisteos mataron a Saúl en Gilboa, 13y trajo de allí los huesos de Saúl y los huesos de su hijo Jonatán, y recogieron los huesos de los ahorcados. 14Y sepultaron los huesos de Saúl y de su hijo Jonatán en tierra de Benjamín, en Zela, en el sepulcro de su padre Cis, e hicieron todo lo que el rey había ordenado; después de esto Dios fue movido a misericordia para con la tierra.

Abisai libra a David del gigante

 15Hubo de nuevo guerra de los filisteos contra Israel. Descendió David con sus siervos, y mientras peleaban contra los filisteos, David se cansó. 16Entonces Isbi-benob, que era de los descendientes del gigante, y cuya lanza pesaba trescientos siclos de bronce, y que estaba ceñido con una espada nueva, trató de matar a David; 17pero Abisai, hijo de Sarvia, vino en su ayuda, e hirió al filisteo y lo mató. Entonces los hombres de David le juraron, diciendo: Nunca más saldrás a la batalla con nosotros, para que no apagues la lámpara de Israel.

Los hombres de David matan a los gigantes

 18Sucedió después de esto que hubo otra vez guerra en Gob contra los filisteos; entonces Sibecai husatita mató a Saf, que era de los descendientes del gigante. 19De nuevo hubo guerra contra los filisteos en Gob, y Elhanán, hijo de Jaare-oregim, de Belén, mató a Goliat geteo; el asta de su lanza era como un rodillo de tejedor. 20Y hubo guerra otra vez en Gat, donde había un hombre de gran estatura que tenía seis dedos en cada mano y seis dedos en cada pie, veinticuatro en total; él también descendía del gigante. 21Cuando desafió a Israel, lo mató Jonatán, hijo de Simea, hermano de David. 22Estos cuatro descendían del gigante en Gat y cayeron por mano de David y por mano de sus siervos.

Capítulo 22

Cántico de liberación de David

 1Habló David las palabras de este cántico al SEÑOR el día que el SEÑOR lo libró de la mano de todos sus enemigos y de la mano de Saúl. 2Y dijo: El SEÑOR es mi roca, mi baluarte y mi libertador; 3mi Dios, mi roca en quien me refugio; mi escudo y el cuerno de mi salvación, mi altura inexpugnable y mi refugio; salvador mío, tú me salvas de la violencia. 4Invoco al SEÑOR, que es digno de ser alabado, y soy salvo de mis enemigos. 5Las ondas de la muerte me cercaron, los torrentes de iniquidad me atemorizaron; 6los lazos del Seol me rodearon, las redes de la muerte surgieron ante mí. 7En mi angustia invoqué al SEÑOR, sí, clamé a mi Dios; desde su templo oyó mi voz, y mi clamor llegó a sus oídos. 8Entonces la tierra se estremeció y tembló, los cimientos de los cielos temblaron y fueron sacudidos, porque El se indignó. 9Humo subió de su nariz, y el fuego de su boca consumía; carbones fueron por él encendidos. 10Inclinó también los cielos, y descendió con densas tinieblas debajo de sus pies. 11Cabalgó sobre un querubín, y voló; y apareció sobre las alas del viento. 12De tinieblas hizo pabellones a su alrededor, abundantes aguas, densos nubarrones. 13Del fulgor de su presencia ascuas de fuego se encendieron. 14Tronó el SEÑOR desde los cielos, y el Altísimo dio su voz. 15Y envió saetas, y los dispersó, relámpagos, y los confundió. 16Entonces los abismos del mar aparecieron, los cimientos del mundo quedaron al descubierto, por la reprensión del SEÑOR, por el soplo del aliento de su nariz. 17Extendió la mano desde lo alto y me tomó; me sacó de las muchas aguas. 18Me libró de mi poderoso enemigo, de los que me aborrecían, pues eran más fuertes que yo. 19Se enfrentaron a mí el día de mi infortunio, mas el SEÑOR fue mi sostén. 20También me sacó a un lugar espacioso; me rescató, porque se complació en mí. 21El SEÑOR me ha premiado conforme a mi justicia; conforme a la pureza de mis manos me ha recompensado. 22Porque he guardado los caminos del SEÑOR, y no me he apartado impíamente de mi Dios. 23Pues todas sus ordenanzas estaban delante de mí, y en cuanto a sus estatutos, no me aparté de ellos. 24También fui íntegro para con El, y me guardé de mi iniquidad. 25Por tanto el SEÑOR me ha recompensado conforme a mi justicia, conforme a mi pureza delante de sus ojos. 26Con el benigno te muestras benigno, con el hombre íntegro te muestras íntegro; 27con el puro eres puro, y con el perverso eres sagaz. 28Salvas al pueblo afligido, pero tus ojos están sobre los altivos a quienes tú humillas. 29Porque tú eres mi lámpara, oh SEÑOR; el SEÑOR alumbra mis tinieblas. 30Pues contigo aplastaré ejércitos, con mi Dios escalaré murallas. 31En cuanto a Dios, su camino es perfecto; acrisolada es la palabra del SEÑOR; El es escudo a todos los que a El se acogen. 32Pues ¿quién es Dios, fuera del SEÑOR? ¿Y quién es roca, sino sólo nuestro Dios? 33Dios es mi fortaleza poderosa, y el que pone al íntegro en su camino. 34El hace mis pies como de ciervas, y me afirma en mis alturas. 35El adiestra mis manos para la batalla, y mis brazos para tensar el arco de bronce. 36Tú me has dado también el escudo de tu salvación, y tu ayuda me engrandece. 37Ensanchas mis pasos debajo de mí, y mis pies no han resbalado. 38Perseguí a mis enemigos y los destruí, y no me volví hasta acabarlos. 39Los he consumido y los he destrozado, y no pudieron levantarse; cayeron debajo de mis pies. 40Pues tú me has ceñido con fuerza para la batalla; has subyugado debajo de mí a los que contra mí se levantaron. 41También has hecho que mis enemigos me vuelvan las espaldas, y destruí a los que me odiaban. 42Clamaron, mas no hubo quién los salvara; aun al SEÑOR clamaron, mas no les respondió. 43Entonces los pulvericé, como polvo de la tierra, como lodo de las calles los trituré y los pisé. 44Tú me has librado también de las contiendas de mi pueblo; me has guardado para ser cabeza de naciones; pueblo que yo no conocía me sirve. 45Los extranjeros me fingen obediencia, al oírme, me obedecen. 46Los extranjeros desfallecen, y salen temblando de sus fortalezas. 47El SEÑOR vive, bendita sea mi roca, y ensalzado sea Dios, roca de mi salvación, 48el Dios que por mí hace venganza, y hace caer pueblos debajo de mí; 49el que me libra de mis enemigos. Tú me exaltas sobre los que se levantan contra mí; me rescatas del hombre violento. 50Por tanto, te alabaré, oh SEÑOR, entre las naciones, y cantaré alabanzas a tu nombre. 51El es torre de salvación a su rey, y muestra misericordia a su ungido, a David y a su descendencia para siempre.

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