La Biblia hoy - La Biblia de las Américas
Un plan de lectura bíblica diaria para leer toda la Biblia en un año
Al leer la Biblia cada día, permita que las Escrituras le hablen. Aquí tiene algunos consejos:
Antes de comenzar su lectura ore a Dios pidiéndole que él le hable por su Palabra.
Busque un lugar tranquilo y lea el texto con atención.
Hágase ciertas preguntas: ¿Por qué escribió Dios esto? ¿Qué me quiere enseñar? ¿Cómo lo puedo aplicar a mi vida?
Ore al Señor pidiéndole que le dé el poder para poner en práctica lo aprendido.
Capítulo 12
Natán amonesta a David
1Entonces el SEÑOR envió a Natán a David. Y vino a él y le dijo: Había dos hombres en una ciudad, el uno rico, y el otro pobre. 2El rico tenía muchas ovejas y vacas. 3Pero el pobre no tenía más que una corderita que él había comprado y criado, la cual había crecido junto con él y con sus hijos. Comía de su pan, bebía de su copa y dormía en su seno, y era como una hija para él. 4Vino un viajero al hombre rico y éste no quiso tomar de sus ovejas ni de sus vacas para preparar comida para el caminante que había venido a él, sino que tomó la corderita de aquel hombre pobre y la preparó para el hombre que había venido a él. 5Y se encendió la ira de David en gran manera contra aquel hombre, y dijo a Natán: Vive el SEÑOR, que ciertamente el hombre que hizo esto merece morir; 6y debe pagar cuatro veces por la cordera, porque hizo esto y no tuvo compasión. 7Entonces Natán dijo a David: Tú eres aquel hombre. Así dice el SEÑOR, Dios de Israel: "Yo te ungí rey sobre Israel y te libré de la mano de Saúl. 8"Yo también entregué a tu cuidado la casa de tu señor y las mujeres de tu señor, y te di la casa de Israel y de Judá; y si eso hubiera sido poco, te hubiera añadido muchas cosas como éstas. 9"¿Por qué has despreciado la palabra del SEÑOR haciendo lo malo a sus ojos? Has matado a espada a Urías hitita, y has tomado a su mujer para que sea mujer tuya, y lo has matado con la espada de los hijos de Amón. 10"Ahora pues, la espada nunca se apartará de tu casa, porque me has despreciado y has tomado la mujer de Urías hitita para que sea tu mujer." 11Así dice el SEÑOR: "He aquí, de tu misma casa levantaré el mal contra ti; y aun tomaré tus mujeres delante de tus ojos y las daré a tu compañero, y éste se acostará con tus mujeres a plena luz del día. 12"En verdad, tú lo hiciste en secreto, pero yo haré esto delante de todo Israel, y a plena luz del sol." 13Entonces David dijo a Natán: He pecado contra el SEÑOR. Y Natán dijo a David: El SEÑOR ha quitado tu pecado; no morirás. 14Sin embargo, por cuanto con este hecho has dado ocasión de blasfemar a los enemigos del SEÑOR, ciertamente morirá el niño que te ha nacido. 15Y Natán regresó a su casa. Y el SEÑOR hirió al niño que la viuda de Urías dio a David, y se puso muy enfermo. 16David rogó a Dios por el niño; y ayunó, y fue y pasó la noche acostado en el suelo. 17Y los ancianos de su casa se pusieron a su lado para levantarlo del suelo, mas él no quiso, y no comió pan con ellos. 18Sucedió que al séptimo día el niño murió; y los siervos de David temían informarle que el niño había muerto, pues se decían: He aquí, cuando el niño estaba todavía vivo, le hablábamos y no nos escuchaba. ¿Cómo, pues, vamos a decirle que el niño ha muerto? Puede hacerse daño. 19Pero viendo David que sus siervos susurraban entre sí, comprendió que el niño había muerto, y dijo a sus siervos: ¿Ha muerto el niño? Y ellos respondieron: Ha muerto. 20Entonces David se levantó del suelo, se lavó, se ungió y se cambió de ropa; entró en la casa del SEÑOR y adoró. Después vino a su casa y cuando pidió, le pusieron comida delante y comió. 21Y sus siervos le dijeron: ¿Qué es esto que has hecho? Mientras el niño vivía, ayunabas y llorabas, pero cuando el niño murió, te levantaste y comiste pan. 22Y él respondió: Mientras el niño aún vivía, yo ayunaba y lloraba, pues me decía: "¿Quién sabe si el SEÑOR tendrá compasión de mí y el niño viva?" 23Pero ahora que ha muerto, ¿por qué he de ayunar? ¿Podré hacer que vuelva? Yo iré a él, pero él no volverá a mí. 24Y David consoló a Betsabé su mujer, y vino a ella y se acostó con ella; y ella dio a luz un hijo; y él le puso por nombre Salomón. Y el SEÑOR lo amó, 25y envió un mensaje por medio del profeta Natán, y le puso el nombre de Jedidías, por causa del SEÑOR.David captura Rabá
26Joab combatió contra Rabá de los hijos de Amón, y conquistó la ciudad real. 27Entonces Joab envió mensajeros a David que le dijeran: He combatido contra Rabá, y también he tomado la ciudad de las aguas. 28Ahora pues, reúne el resto del pueblo y acampa contra la ciudad y tómala, no sea que tome yo la ciudad y sea llamada por mi nombre. 29Reunió David a todo el pueblo y fue a Rabá, y peleó contra ella y la tomó. 30Quitó la corona de la cabeza de su rey, la cual pesaba un talento de oro y tenía una piedra preciosa, y fue puesta sobre la cabeza de David. Y él sacó botín de la ciudad en grandes cantidades. 31Y la gente que había en ella, la sacó y la puso a trabajar con sierras, con trillos de hierro y con hachas de hierro, también la puso a trabajar en los hornos de ladrillos. Así hizo a todas las ciudades de los hijos de Amón. Entonces regresó David con todo el pueblo a Jerusalén.Capítulo 13
Amnón y Tamar
1Después de esto aconteció que teniendo Absalón, hijo de David, una hermana muy hermosa que se llamaba Tamar, se enamoró de ella Amnón, hijo de David. 2Y Amnón estaba tan atormentado a causa de su hermana Tamar que se enfermó, porque ella era virgen, y le parecía difícil a Amnón hacerle cosa alguna. 3Pero Amnón tenía un amigo que se llamaba Jonadab, hijo de Simea, hermano de David; y Jonadab era un hombre muy astuto. 4Y éste le dijo: Hijo del rey, ¿por qué estás tan deprimido día tras día? ¿No me lo contarás? Y Amnón le dijo: Estoy enamorado de Tamar, hermana de mi hermano Absalón. 5Entonces Jonadab le dijo: Acuéstate en tu cama, y finge que estás enfermo; y cuando tu padre venga a verte, dile: "Te ruego que dejes que mi hermana Tamar venga y me dé algún alimento para comer, y que prepare la comida delante de mí para que yo la vea y la coma de su mano." 6Amnón se acostó y se fingió enfermo. Cuando el rey vino a verlo, Amnón dijo al rey: Te ruego que venga mi hermana Tamar y haga dos tortas delante de mí para que yo coma de su mano. 7Y David envió mensaje a Tamar, a su casa, diciendo: Ve ahora a la casa de tu hermano Amnón, y prepárale la comida. 8Fue, pues, Tamar a la casa de su hermano Amnón, y él estaba acostado. Y ella tomó masa, la amasó, hizo tortas delante de él y las coció. 9Y tomando la sartén, las sirvió delante de él, pero él rehusó comer. Y Amnón dijo: Que salgan todos de aquí. Y todos salieron de allí. 10Entonces Amnón dijo a Tamar: Trae la comida a la alcoba para que yo coma de tu mano. Y Tamar tomó las tortas que había hecho y las llevó a su hermano Amnón a la alcoba. 11Cuando ella se las llevó para que comiera, él le echó mano, y le dijo: Ven, acuéstate conmigo, hermana mía. 12Pero ella le respondió: No, hermano mío, no abuses de mí, porque tal cosa no se hace en Israel; no cometas esta infamia. 13Pues, ¿adónde iría yo con mi deshonra? Y tú serías como uno de los insensatos de Israel. Ahora pues, te ruego que hables al rey, que él no me negará a ti. 14Pero él no quiso escucharla; como era más fuerte que ella, la forzó, y se acostó con ella. 15Entonces Amnón la aborreció con un odio muy grande; porque el odio con que la aborreció fue mayor que el amor con que la había amado. Y Amnón le dijo: Levántate, vete. 16Pero ella le respondió: No, porque esta injusticia que me haces, echándome fuera, es mayor que la otra que me has hecho. Mas él no quiso oírla. 17Llamó, pues, a su criado que le servía y le dijo: Echa a esta mujer fuera de aquí, y cierra la puerta tras ella. 18(Llevaba ella un vestido de manga larga, porque así se vestían con túnicas las hijas vírgenes del rey.) Su criado la echó fuera, y cerró la puerta tras ella. 19Entonces Tamar se puso ceniza sobre la cabeza, rasgó el vestido de manga larga que llevaba puesto, y se fue gritando con las manos sobre la cabeza.Venganza y huida de Absalón
20Su hermano Absalón le dijo: ¿Ha estado contigo tu hermano Amnón? Guarda silencio ahora, hermana mía; tu hermano es; no se angustie tu corazón por este asunto. Tamar, pues, se quedó desconsolada en casa de su hermano Absalón. 21Cuando el rey David se enteró de todas estas cosas, se enojó mucho. 22Pero Absalón no le habló a Amnón ni bien ni mal; pues Absalón odiaba a Amnón, porque había violado a su hermana Tamar. 23Después de dos años, aconteció que teniendo Absalón esquiladores de ovejas en Baal-hazor, que está junto a Efraín, Absalón invitó a todos los hijos del rey. 24Y vino Absalón al rey y dijo: He aquí, ahora tu siervo tiene esquiladores de ovejas; ruego que venga el rey y sus siervos con tu siervo. 25Mas el rey respondió a Absalón: No, hijo mío, no debemos ir todos, para no ser carga para ti. Y aunque le insistió, no quiso ir, mas lo bendijo. 26Entonces Absalón dijo: Pues si no, te ruego que dejes ir a mi hermano Amnón con nosotros. Y el rey le respondió: ¿Por qué ha de ir contigo? 27Mas cuando Absalón le insistió, dejó ir con él a Amnón y a todos los hijos del rey. 28Absalón ordenó a sus siervos, diciendo: Mirad, cuando el corazón de Amnón esté alegre por el vino, y cuando yo os diga: "Herid a Amnón", entonces matadle. No temáis; ¿no os lo he mandado yo? Tened ánimo y sed valientes. 29Y los siervos de Absalón hicieron a Amnón tal como Absalón les había mandado. Entonces todos los hijos del rey se levantaron, y montándose cada uno en su mulo, huyeron. 30Estando aún ellos en el camino, llegó a David el rumor que decía: Absalón ha dado muerte a todos los hijos del rey, y no ha quedado ni uno de ellos. 31Entonces el rey se levantó, rasgó sus vestidos y se echó en tierra; y todos sus siervos estaban a su lado con los vestidos rasgados. 32Y Jonadab, hijo de Simea, hermano de David, dijo: No crea mi señor que han dado muerte a todos los jóvenes, hijos del rey, pues sólo ha muerto Amnón; porque esto había sido determinado por decisión de Absalón desde el día en que Amnón violó a su hermana Tamar. 33Ahora pues, no tome en serio mi señor el rey el rumor que dice: "todos los hijos del rey murieron", porque sólo Amnón ha muerto. 34Entre tanto Absalón había huido. Y el joven que estaba de atalaya alzó los ojos y miró, y he aquí, mucha gente que venía por el camino que estaba a sus espaldas del lado del monte. 35Y Jonadab dijo al rey: He aquí, son los hijos del rey que vienen; conforme a la palabra de tu siervo, así ha sucedido. 36Y aconteció que apenas había acabado de hablar, he aquí, los hijos del rey llegaron, alzaron su voz y lloraron; y también el rey y todos sus siervos lloraron muy amargamente. 37Huyó Absalón y fue a Talmai, hijo de Amiud, rey de Gesur. Y David lloraba por su hijo todos los días. 38Así fue que Absalón huyó a Gesur, y estuvo allí tres años. 39Y el rey David ansiaba ir adonde estaba Absalón, pues con respecto a Amnón que había muerto, ya se había consolado.Capítulo 14
Joab procura el regreso de Absalón
1Joab, hijo de Sarvia, comprendió que el corazón del rey se inclinaba hacia Absalón. 2Y Joab envió a Tecoa a traer a una mujer sabia de allí, y le dijo: Te ruego que finjas estar de duelo, te pongas ahora ropas de luto y no te unjas con óleo, sino pórtate como una mujer que por muchos días ha estado de duelo por un muerto; 3después ve al rey y háblale de esta manera. Y Joab puso las palabras en su boca. 4Cuando la mujer de Tecoa habló al rey, cayó sobre su rostro en tierra, y postrándose, dijo: ¡Socorro, oh rey! 5Y el rey le dijo: ¿Qué te sucede? Y ella respondió: Ciertamente soy viuda, pues mi marido ha muerto. 6Tu sierva tenía dos hijos; lucharon entre sí en el campo, y no habiendo quien los apartara, uno hirió al otro y lo mató. 7Y he aquí que toda la familia se ha levantado contra tu sierva, y dicen: "Entrega al que hirió a su hermano, para que le demos muerte por la vida de su hermano a quien mató, y destruyamos al heredero también." Así extinguirán el ascua que me queda, no dejando a mi marido nombre ni remanente sobre la faz de la tierra. 8Respondió el rey a la mujer: Ve a tu casa, y daré órdenes respecto a ti. 9Y la mujer de Tecoa dijo al rey: Oh rey mi señor, la iniquidad sea sobre mí y sobre la casa de mi padre, pero el rey y su trono sean sin culpa. 10Entonces el rey dijo: Cualquiera que te hable, tráemelo, y no te molestará más. 11Y ella dijo: Te ruego, oh rey, que te acuerdes del SEÑOR tu Dios, para que el vengador de sangre no aumente el daño, no sea que destruya a mi hijo. Y él dijo: Vive el SEÑOR, ni un pelo de tu hijo caerá a tierra. 12Dijo entonces la mujer: Permite que tu sierva diga una palabra a mi señor el rey. Y él dijo: Habla. 13Y la mujer dijo: ¿Por qué, pues, has pensado tal cosa contra el pueblo de Dios? Porque al decir esta palabra, el rey se hace como uno que es culpable, ya que el rey no hace volver a su desterrado. 14Pues ciertamente moriremos; somos como el agua derramada en tierra que no se vuelve a recoger. Pero Dios no quita la vida, sino designa medios para que el desterrado no sea alejado de él. 15Ahora, la razón por la cual he venido a decir esta palabra a mi señor el rey, es porque el pueblo me ha atemorizado; por eso tu sierva se dijo: "Hablaré ahora al rey, tal vez el rey cumpla la petición de su sierva. 16"Pues el rey oirá y librará a su sierva de mano del hombre que destruiría a ambos, a mí y a mi hijo, de la heredad de Dios." 17Se dijo además tu sierva: "Sea consuelo la palabra de mi señor el rey, pues como el ángel de Dios, así es mi señor el rey para discernir el bien y el mal. ¡Que el SEÑOR tu Dios sea contigo!" 18Respondió el rey y dijo a la mujer: Te ruego que no me ocultes nada de lo que voy a preguntarte. Y la mujer dijo: Hable mi señor el rey. 19Y el rey dijo: ¿Está contigo la mano de Joab en todo esto? Y la mujer respondió y dijo: Vive tu alma, mi señor el rey, nadie puede desviarse ni a la derecha ni a la izquierda de todo lo que mi señor el rey ha hablado. En verdad fue tu siervo Joab quien me mandó, y fue él quien puso todas estas palabras en boca de tu sierva; 20tu siervo Joab ha hecho esto con el fin de cambiar el aspecto de las cosas. Pero mi señor es sabio, como con la sabiduría del ángel de Dios, para saber todo lo que hay en la tierra. 21Entonces el rey dijo a Joab: He aquí, ciertamente ahora haré esto; ve y trae al joven Absalón. 22Joab cayó rostro en tierra, y postrándose, bendijo al rey; entonces Joab dijo: Oh rey mi señor, hoy tu siervo sabe que he hallado gracia ante tus ojos, puesto que el rey ha concedido la petición de su siervo. 23Joab se levantó, fue a Gesur y trajo a Absalón a Jerusalén. 24Pero el rey dijo: Que vuelva a su casa y no vea mi rostro. Y Absalón volvió a su casa, y no vio el rostro del rey. 25En todo Israel no había nadie tan bien parecido ni tan celebrado como Absalón; desde la planta de su pie hasta su coronilla no había defecto en él. 26Cuando se cortaba el cabello (y era al final de cada año que se lo cortaba, pues le pesaba mucho y por eso se lo cortaba), el cabello pesaba doscientos siclos según el peso real. 27Y a Absalón le nacieron tres hijos y una hija que se llamaba Tamar; era ella una mujer de hermosa apariencia. 28Absalón residió dos años completos en Jerusalén sin ver el rostro del rey. 29Entonces Absalón mandó a buscar a Joab para enviarlo al rey, pero él no quiso venir. Y por segunda vez envió por él, pero no quiso venir. 30Dijo, pues, a sus siervos: Mirad, el campo de Joab está junto al mío, y allí tiene cebada; id y prendedle fuego. Y los siervos de Absalón prendieron fuego al campo. 31Entonces Joab se levantó, vino a la casa de Absalón y le dijo: ¿Por qué tus siervos han prendido fuego a mi campo? 32Y Absalón respondió a Joab: He aquí, envié por ti, diciendo: "Ven acá, para enviarte al rey a decirle: '¿Para qué vine de Gesur? Mejor me hubiera sido estar aún allá.'" Ahora pues, vea yo el rostro del rey; y si hay iniquidad en mí, que me dé muerte. 33Cuando Joab vino al rey y se lo hizo saber, éste llamó a Absalón, y éste vino ante el rey y se postró sobre su rostro en tierra delante del rey. Y el rey besó a Absalón.Copyright © 1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation (http://www.lockman.org)