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La Biblia hoy - Reina Valera 1995

Un plan de lectura bíblica diaria para leer toda la Biblia en un año

Al leer la Biblia cada día, permita que las Escrituras le hablen. Aquí tiene algunos consejos:

  • Antes de comenzar su lectura ore a Dios pidiéndole que él le hable por su Palabra.

  • Busque un lugar tranquilo y lea el texto con atención.

  • Hágase ciertas preguntas: ¿Por qué escribió Dios esto? ¿Qué me quiere enseñar? ¿Cómo lo puedo aplicar a mi vida?

  • Ore al Señor pidiéndole que le dé el poder para poner en práctica lo aprendido.

Fecha seleccionada
11/03/2025

Josué 1-4

Capítulo 1

Preparativos para la conquista

 1Aconteció después de la muerte de Moisés, siervo de Jehová, que Jehová habló a Josué hijo de Nun, servidor de Moisés, y le dijo: 2Mi siervo Moisés ha muerto. Ahora, pues, levántate y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, hacia la tierra que yo les doy a los hijos de Israel. 3Yo os he entregado, tal como lo dije a Moisés, todos los lugares que pisen las plantas de vuestros pies. 4Desde el desierto y el Líbano hasta el gran río Éufrates, toda la tierra de los heteos hasta el Mar Grande donde se pone el sol, será vuestro territorio. 5Nadie podrá hacerte frente en todos los días de tu vida: como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré ni te desampararé. 6Esfuérzate y sé valiente, porque tú repartirás a este pueblo como heredad la tierra que juré dar a sus padres. 7Solamente esfuérzate y sé muy valiente, cuidando de obrar conforme a toda la Ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a la derecha ni a la izquierda, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas. 8Nunca se apartará de tu boca este libro de la Ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que está escrito en él, porque entonces harás prosperar tu camino y todo te saldrá bien. 9Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová, tu Dios, estará contigo dondequiera que vayas. 10Entonces Josué dio esta orden a los oficiales del pueblo: 11Id por el campamento y dad esta orden al pueblo: Preparaos comida, porque dentro de tres días pasaréis el Jordán para entrar a poseer la tierra que Jehová, vuestro Dios, os da en posesión. 12También habló Josué a los rubenitas y gaditas y a la media tribu de Manasés, y les dijo: 13—Acordaos de lo que os mandó Moisés, siervo de Jehová, cuando dijo: Jehová, vuestro Dios, os ha dado reposo, y os ha dado esta tierra. 14Vuestras mujeres, vuestros niños y vuestros ganados quedarán en la tierra que Moisés os ha dado a este lado del Jordán; pero vosotros, todos los valientes y fuertes, pasaréis armados delante de vuestros hermanos, y los ayudaréis 15hasta tanto Jehová les haya dado reposo igual que a vosotros, y ellos también posean la tierra que Jehová, vuestro Dios, les da. Después volveréis a la tierra de vuestra herencia, la cual Moisés, siervo de Jehová, os ha dado a este lado del Jordán, hacia donde nace el sol, y entraréis en posesión de ella. 16Entonces ellos respondieron a Josué:
—Nosotros haremos todas las cosas que nos has mandado, e iremos adondequiera que nos mandes.
 17De la manera que obedecimos a Moisés en todas las cosas, así te obedeceremos a ti; solamente que Jehová, tu Dios, esté contigo, como estuvo con Moisés. 18Cualquiera que sea rebelde a tu mandamiento y no obedezca tus órdenes en todas las cosas que le mandes, que muera. Tú, solamente esfuérzate y sé valiente.

Capítulo 2

Josué envía espías a Jericó

 1Josué hijo de Nun envió desde Sitim dos espías secretamente, y les dijo: Id a explorar la tierra y a Jericó. Ellos fueron, entraron en casa de una ramera que se llamaba Rahab y se hospedaron allí. 2Entonces le fue dado este aviso al rey de Jericó:
—Unos hombres de los hijos de Israel han venido aquí esta noche para espiar la tierra.
 3El rey de Jericó mandó a decir a Rahab:
—Saca a los hombres que han venido a verte y han entrado a tu casa, porque han venido para espiar toda la tierra.
 4Pero la mujer había tomado a los dos hombres y los había escondido. Luego dijo:
—Es verdad que unos hombres vinieron a mi casa, pero no supe de dónde eran.
 5Cuando se iba a cerrar la puerta, siendo ya oscuro, esos hombres salieron y no sé a dónde han ido. Seguidlos aprisa y los alcanzaréis. 6Pero ella los había hecho subir al terrado, y los había escondido entre los manojos de lino que tenía puestos en el terrado. 7Los hombres salieron tras ellos por el camino del Jordán, hasta los vados, y la puerta fue cerrada después que salieron los perseguidores. 8Antes que ellos se durmieran, ella subió al terrado y les dijo: 9—Sé que Jehová os ha dado esta tierra, porque el temor de vosotros ha caído sobre nosotros, y todos los habitantes del país ya han temblado por vuestra causa. 10Porque hemos oído que Jehová hizo secar las aguas del Mar Rojo delante de vosotros cuando salisteis de Egipto, y también lo que habéis hecho con los dos reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán, con Sehón y Og, a los cuales habéis destruido. 11Al oir esto ha desfallecido nuestro corazón, y no ha quedado hombre alguno con ánimo para resistiros, porque Jehová, vuestro Dios, es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra. 12Os ruego pues, ahora, que me juréis por Jehová, que como he tenido misericordia de vosotros, así la tendréis vosotros de la casa de mi padre, de lo cual me daréis una señal segura; 13que salvaréis la vida a mi padre y a mi madre, a mis hermanos y hermanas, y a todo cuanto les pertenece, y que libraréis nuestras vidas de la muerte. 14Ellos le respondieron:
—Nuestra vida responderá por la vuestra, si no denuncias este asunto nuestro; y cuando Jehová nos haya dado la tierra, te trataremos con bondad y lealtad.
 15Entonces ella los hizo descender con una cuerda por la ventana, pues su casa estaba en el muro de la ciudad y ella vivía en el muro. 16Les dijo:
—Marchaos al monte, para que los que fueron tras vosotros no os encuentren. Estad escondidos allí tres días, hasta que vuelvan los que os siguen; después os iréis por vuestro camino.
 17Ellos le dijeron:
—Nosotros quedaremos libres de este juramento que te hemos hecho.
 18Cuando nosotros entremos en la tierra, tú atarás este cordón de grana a la ventana por la cual nos descolgaste, y reunirás en tu casa a tu padre y a tu madre, a tus hermanos y a toda la familia de tu padre. 19Cualquiera que salga fuera de las puertas de tu casa, su sangre caerá sobre su cabeza y nosotros seremos sin culpa. Pero cualquiera que esté en la casa contigo, su sangre caerá sobre nuestra cabeza, si alguna mano lo toca. 20Y si tú denuncias este nuestro asunto, nosotros quedaremos libres de este juramento que te hemos hecho. 21—Sea así como habéis dicho —respondió ella.
Luego los despidió; ellos se fueron y ella ató el cordón de grana a la ventana.
 22Marcharon ellos, llegaron al monte y se quedaron allí tres días, hasta que volvieron los que los perseguían, quienes los habían buscado por todo el camino, sin hallarlos. 23Entonces volvieron los dos hombres a descender del monte, pasaron, y cuando llegaron adonde estaba Josué hijo de Nun, le contaron todas las cosas que les habían acontecido. 24Dijeron a Josué: Jehová ha entregado toda la tierra en nuestras manos; todos los habitantes del país tiemblan ante nosotros.

Capítulo 3

El paso del Jordán

 1Josué se levantó de mañana, partió de Sitim con todos los hijos de Israel y llegaron hasta el Jordán y reposaron allí antes de pasarlo. 2Después de tres días, los oficiales recorrieron el campamento 3y ordenaron al pueblo: Cuando veáis el Arca del pacto de Jehová, vuestro Dios, y a los levitas sacerdotes que la llevan, saldréis del lugar donde estáis y marcharéis detrás de ella, 4a fin de que sepáis el camino por donde habéis de ir, por cuanto vosotros no habéis pasado nunca antes por este camino. Pero que haya entre vosotros y el Arca una distancia como de dos mil codos; no os acercaréis a ella. 5Josué dijo al pueblo: Santificaos, porque Jehová hará mañana maravillas entre vosotros. 6Después dijo a los sacerdotes: Tomad el Arca del pacto y pasad delante del pueblo. Ellos tomaron el Arca del pacto y fueron delante del pueblo. 7Entonces Jehová dijo a Josué: Desde este día comenzaré a engrandecerte ante los ojos de todo Israel, para que entiendan que como estuve con Moisés, así estaré contigo. 8Tú, pues, mandarás esto a los sacerdotes que llevan el Arca del pacto: Cuando hayáis llegado a la orilla del agua del Jordán, os detendréis en el Jordán. 9Josué dijo a los hijos de Israel: Acercaos y escuchad las palabras de Jehová, vuestro Dios. 10Y añadió Josué: En esto conoceréis que el Dios viviente está en medio de vosotros, y que él echará de delante de vosotros al cananeo, al heteo, al heveo, al ferezeo, al gergeseo, al amorreo y al jebuseo: 11El Arca del pacto del Señor de toda la tierra pasará delante de vosotros en medio del Jordán. 12Tomad, pues, ahora doce hombres de las tribus de Israel, uno de cada tribu. 13Y cuando las plantas de los pies de los sacerdotes que llevan el Arca de Jehová, Señor de toda la tierra, se mojen en las aguas del Jordán, las aguas del Jordán se dividirán, porque las aguas que vienen de arriba se detendrán formando un muro. 14Aconteció que cuando el pueblo partió de sus tiendas para pasar el Jordán, con los sacerdotes delante del pueblo llevando el Arca del pacto, 15y cuando los que llevaban el Arca entraron en el Jordán y los pies de los sacerdotes que llevaban el Arca se mojaron a la orilla del agua (porque el Jordán suele desbordarse por todas sus orillas todo el tiempo de la siega), 16las aguas que venían de arriba se amontonaron bien lejos de la ciudad de Adam, que está al lado de Saretán, y las que descendían al mar del Arabá, al Mar Salado, quedaron separadas por completo, mientras el pueblo pasaba en dirección a Jericó. 17Pero los sacerdotes que llevaban el Arca del pacto de Jehová, permanecieron firmes sobre suelo seco en medio del Jordán, hasta que todo el pueblo acabó de pasar el Jordán. Y todo Israel pasó por el cauce seco.

Capítulo 4

Las doce piedras tomadas del Jordán

 1Cuando toda la gente acabó de pasar el Jordán, Jehová habló a Josué y le dijo: 2Tomad del pueblo doce hombres, uno por cada tribu, 3y dadles esta orden: Tomad de aquí, de en medio del Jordán, del lugar donde han puesto sus pies los sacerdotes, doce piedras, las cuales llevaréis con vosotros, y las depositaréis en el lugar donde habéis de pasar la noche. 4Entonces Josué llamó a los doce hombres que él había designado entre los hijos de Israel, uno por cada tribu. 5Y les dijo Josué: Pasad ante el Arca de Jehová, vuestro Dios, hasta el medio del Jordán, y cada uno de vosotros tome una piedra sobre su hombro, conforme al número de las tribus de los hijos de Israel, 6para que esto quede como una señal entre vosotros. Y cuando vuestros hijos pregunten a sus padres mañana: ¿Qué significan estas piedras?, 7les responderéis: Las aguas del Jordán fueron divididas delante del Arca del pacto de Jehová; cuando ella pasó el Jordán, las aguas del Jordán se dividieron, y estas piedras servirán de monumento conmemorativo a los hijos de Israel para siempre. 8Los hijos de Israel hicieron tal como Josué les mandó: tomaron doce piedras de en medio del Jordán, como Jehová lo había dicho a Josué, conforme al número de las tribus de los hijos de Israel, las llevaron al lugar donde acamparon y las depositaron allí. 9Josué también levantó doce piedras en medio del Jordán, en el lugar donde estuvieron los pies de los sacerdotes que llevaban el Arca del pacto, y allí han estado hasta hoy. 10Los sacerdotes que llevaban el Arca se pararon en medio del Jordán hasta que se hizo todo lo que Jehová había mandado a Josué que dijera al pueblo —conforme a todas las cosas que Moisés había mandado a Josué—, y el pueblo se dio prisa y pasó. 11Cuando todo el pueblo acabó de pasar, también pasó el Arca de Jehová, y los sacerdotes iban a la cabeza del pueblo. 12También los hijos de Rubén y los hijos de Gad y la media tribu de Manasés pasaron armados delante de los hijos de Israel, según Moisés les había dicho; 13como cuarenta mil hombres armados, listos para la guerra, pasaron hacia la llanura de Jericó delante de Jehová. 14En aquel día Jehová engrandeció a Josué a los ojos de todo Israel. Y lo temieron como habían temido a Moisés durante toda su vida. 15Luego Jehová habló a Josué y le dijo: 16Manda a los sacerdotes que llevan el Arca del testimonio que salgan del Jordán. 17Entonces Josué ordenó a los sacerdotes: Salid del Jordán. 18Y aconteció que cuando los sacerdotes que llevaban el Arca del pacto de Jehová salieron de en medio del Jordán, y las plantas de los pies de los sacerdotes estuvieron en lugar seco, las aguas del Jordán volvieron a su lugar y corrieron como antes, sobre todos sus bordes. 19El pueblo partió del Jordán el día diez del primer mes y acamparon en Gilgal, al oriente de Jericó. 20Josué erigió en Gilgal las doce piedras que habían traído del Jordán. 21Y dijo a los hijos de Israel: Cuando el día de mañana os pregunten vuestros hijos: ¿Qué significan estas piedras?, 22diréis a vuestros hijos: Israel pasó en seco por este Jordán, 23porque Jehová, vuestro Dios, secó las aguas del Jordán delante de vosotros, hasta que pasasteis, de la misma manera que Jehová, vuestro Dios, había hecho en el Mar Rojo, el cual secó delante de nosotros hasta que pasamos, 24para que todos los pueblos de la tierra conozcan que la mano de Jehová es poderosa, y para que temáis a Jehová, vuestro Dios, todos los días.

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