Biblia online - 1 Reyes 20
Reina Valera 1995
1 Reyes 20
Acab derrota a los sirios
1Entonces Ben-adad, rey de Siria, reunió a todo su ejército. Llevaba consigo a treinta y dos reyes con caballos y carros. Subió contra Samaria, le puso sitio y la atacó.2Luego envió mensajeros a esta ciudad, a decirle a Acab, rey de Israel:3"Así ha dicho Ben-adad: "Tu plata y tu oro son míos, y tus mujeres y tus hermosos hijos son míos"".4El rey de Israel respondió: "Como tú dices, rey y señor mío, yo soy tuyo, así como todo lo que tengo".5Volvieron otra vez los mensajeros y le dijeron: "Así dijo Ben-adad: "Yo te envié a decir: Me darás tu plata y tu oro, tus mujeres y tus hijos.6Además, mañana a estas horas te enviaré a mis siervos, los cuales registrarán tu casa y las casas de tus siervos; tomarán todo lo precioso que tengas y se lo llevarán"".7Entonces el rey de Israel llamó a todos los ancianos del país y les dijo: --Fijaos y ved ahora cómo este no busca sino el mal; pues me ha mandado pedir mis mujeres y mis hijos, mi plata y mi oro, y yo no se lo he negado.8Todos los ancianos y todo el pueblo le respondieron: --No lo obedezcas ni hagas lo que te pide.9Él respondió entonces a los embajadores de Ben-adad: "Decid al rey, mi señor: "Haré todo lo que mandaste la primera vez a tu siervo; pero esto no lo puedo hacer"". Los embajadores fueron y le dieron la respuesta.10Nuevamente Ben-adad le envió a decir: "Traigan los dioses sobre mí el peor de los castigos, si queda polvo suficiente en Samaria para darle un puñado a cada uno de los que me siguen".11El rey de Israel respondió y dijo: "Decidle que no se alabe tanto el que se ciñe las armas, como el que las desciñe".12Cuando él oyó estas palabras, mientras bebía con los reyes en las tiendas, dijo a sus siervos: "Preparaos". Y ellos se prepararon para atacar a la ciudad.13Mientras, un profeta se presentó ante Acab, rey de Israel, y le dijo: --Así ha dicho Jehová: "¿Has visto esta gran multitud? Pues yo la entregaré hoy en tus manos, para que conozcas que yo soy Jehová".14--¿Por medio de quién? --respondió Acab. Él dijo: --Así ha dicho Jehová: "Por medio de los siervos de los príncipes de las provincias". --¿Quién comenzará la batalla? --preguntó Acab. --Tú --respondió él.15Acab pasó revista a los siervos de los príncipes de las provincias, que eran doscientos treinta y dos. Luego pasó revista a todo el pueblo, a todos los hijos de Israel, que eran siete mil.16Hicieron una salida al mediodía, mientras Ben-adad bebía y se embriagaba en las tiendas, junto a los treinta y dos reyes que habían venido en su ayuda.17Los siervos de los príncipes de las provincias salieron en primer lugar. Ben-adad había mandado a uno y este le trajo la siguiente noticia: "Han salido hombres de Samaria".18Él entonces dijo: "Si han salido en son de paz, capturadlos vivos, y si han salido para pelear, también capturadlos vivos".19Salieron, pues, de la ciudad los siervos de los príncipes de las provincias, y detrás de ellos el ejército.20Mató cada uno al que venía contra él; huyeron los sirios, seguidos por los de Israel. El rey de Siria, Ben-adad, se escapó en un caballo con alguna gente de caballería.21Entonces salió el rey de Israel, hirió la gente de a caballo, se apoderó de los carros y deshizo a los sirios causándoles grandes estragos.22Se presentó luego el profeta ante el rey de Israel y le dijo: --Anda, fortalécete, considera y mira lo que has de hacer, porque dentro de un año el rey de Siria te atacará.23Los siervos del rey de Siria le dijeron: --Sus dioses son dioses de los montes, por eso nos han vencido, pero si peleamos con ellos en la llanura, de seguro los venceremos.24Haz, pues, así: Saca a cada uno de los reyes de su puesto, y pon capitanes en su lugar.25Forma otro ejército como el ejército que perdiste, caballo por caballo y carro por carro; luego pelearemos con ellos en campo raso; ya veremos si no los vencemos. Les prestó oído el rey y así lo hizo.26Un año más tarde, Ben-adad pasó revista al ejército de los sirios y marchó a Afec para pelear contra Israel.27También pasaron revista a los hijos de Israel, y tomaron provisiones y le salieron al encuentro. Acamparon los hijos de Israel frente a ellos como dos rebañuelos de cabras, mientras los sirios llenaban la tierra.28Se presentó entonces el varón de Dios ante el rey de Israel, y le dijo: "Así ha hablado Jehová: "Por cuanto los sirios han dicho: Jehová es Dios de los montes, y no Dios de los valles, yo entregaré toda esta gran multitud en tus manos, para que sepáis que yo soy Jehová"".29Siete días estuvieron acampados los unos frente a los otros, y al séptimo día se dio la batalla. Los hijos de Israel mataron de los sirios en un solo día a cien mil hombres de a pie.30Los demás huyeron a la ciudad de Afec, pero el muro cayó sobre los veintisiete mil hombres que habían quedado. También Ben-adad llegó huyendo a la ciudad y se escondía de aposento en aposento.31Entonces sus siervos le dijeron: "Hemos oído que los reyes de la casa de Israel son reyes clementes. Pongámonos, pues, ropas ásperas encima, y sogas en nuestros cuellos, y vayamos ante el rey de Israel, a ver si por ventura te salva la vida".32Se vistieron, pues, con ropas ásperas y se pusieron sogas al cuello. Luego se presentaron ante el rey de Israel y le dijeron: --Tu siervo Ben-adad dice: "Te ruego que me perdones la vida". --Si él vive aún, mi hermano es --respondió el rey.33Esto lo tomaron aquellos hombres como un buen augurio, por lo que se apresuraron a tomarle la palabra y le dijeron: --Tu hermano Ben-adad vive. --Id y traedlo --dijo el rey. Ben-adad entonces se presentó ante Acab, y él lo hizo subir en un carro.34Ben-adad le dijo: --Las ciudades que mi padre tomó al tuyo, yo las restituiré. Hazte mercados en Damasco, como mi padre los hizo en Samaria. --Por mi parte, yo --dijo Acab-- te dejaré partir con este pacto. Hizo, pues, un pacto con él, y lo dejó ir.35Entonces un varón de los hijos de los profetas dijo a su compañero, por orden de Dios: --Hiéreme ahora. Pero el otro no quiso herirlo.36Él le dijo: --Por cuanto no has obedecido a la palabra de Jehová, te atacará un león cuando te apartes de mí. Y cuando se apartó de él, le salió al encuentro un león y lo mató.37Luego se encontró con otro hombre, y le dijo: --Hiéreme ahora. El hombre le dio un golpe y le hizo una herida.38Entonces el profeta se fue y se puso a esperar al rey en el camino. Se había disfrazado poniéndose una venda sobre los ojos.39Cuando el rey pasaba, el profeta le dijo en alta voz: --Tu siervo salió de en medio de la batalla cuando se me acercó un soldado que me trajo un hombre, y me dijo: "Guarda a este hombre, y si llega a huir, pagarás con tu vida por la suya o pagarás un talento de plata".40Y mientras tu siervo estaba ocupado en una y en otra cosa, el hombre desapareció. Entonces el rey de Israel le dijo: --Esa será tu sentencia; tú la has pronunciado.41Pero él se quitó de pronto la venda de los ojos, y el rey de Israel reconoció que era uno de los profetas.42Dijo entonces al rey: --Así ha dicho Jehová: "Por cuanto dejaste escapar de tus manos al hombre que yo había condenado, pagarás con tu vida por la suya, y con tu pueblo por el suyo".43El rey de Israel se fue a su casa triste y enojado, y llegó a Samaria.
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